viernes, 31 de julio de 2015

novela inédita

--He leído el blog --me escribe Carlos Alarcón. Autor de la novela que he venido hablando estos días. Novela inédita. Más de 400 páginas. Construcción casi impecable, con mucho trabajo detrás, con un ochenta por ciento bien aprovechado.
G21 recién publicó otra novela gorda, la de Damián H. Estévez, que no sé si Juan Royo habrá pasado de la pág. 150 o está aún detenido en esa frontera.

--¿Por qué después de la página 50 seguiste leyendo? --me preguntó Carlos, ayer en las mesitas de La Rambla, zona La Paz, lugar bello más por lo que fue que por lo que es.
La pregunta es sencilla. La respuesta también. Por amor, seguí leyéndola por amor (JRamallo sabe de lo que hablo). 
--Está bien escrita y está bien construida --dije, la verdad, no toda la verdad, pero sí la verdad.
No sé si por la proximidad en el tiempo, la novela de Damián se me presenta como la cruz y la de Carlos la cara de una misma moneda. Moneda literaria en este caso. El lado oscuro de la realidad y el lado luminoso de la misma realidad. 
Aunque la hogiografía que escribió Carlos Alarcón, peque de ingenua en algunos detalles. La filosofía política de la izquierda, estilo IU o Podemos, incluso la izquierda de Zapatero, con sus damas miembras de honor, dañan un poco la vista. Oír hablar a la izquierda me produce taquicardia. Pero como está ahí, tiene derecho a expresarse. No se nos olvide que don Limpio es también el patrón de Pedro Sánchez ("yo soy un político limpio"). Junto a esta filosofía política, unida a un antifranquismo sospechoso, existen oasis místicos que elevan la historia sobre las estampas mundanas. 
Y hay momentos en que se me encogió el corazón. No porque leyese en la novela de Carlos desgracias ajenas, sino porque esas desgracias eran las mías. Desgracias del alma, del corazón y del cuerpo.
La visión de Cataluña es importante, más en estos tiempos en que Mas y la alcalde de Barcelona pasean de la mano en un romance independentista que ya da miedo.Como estos putos catalanes se independicen, ¿qué hacemos nosotros, españoles de segunda, menos Las Palmas que está en primera? El caso catalán se comprende mejor con la lectura de esta novela. Espero que el editor lo sepa. 
Que sea un muy digno trabajo es importante. Que la obra se va a vender, más importante.

jueves, 30 de julio de 2015

¿existes?

Breve o marcado por la provisionalidad no es lo mismo

Camina el mundo, oyendo a la gente que dice y dice

Aparecen y desaparecen los rencores, la vida hablada
las posibles historias que divierten y convierten todo en algo posiblemente mejor

Eso veo, eso cuento, dice el decidor
¿será que otro habla por mí?

Y entonces ves lo frágil que es la escritura

Y camina el mundo otra vez, oyendo a los demás decir:
¡repite lo del jardín, los tajinastes, las flores de Venezuela!
la enumeración que da el toque elegante
¡gasta palabras!

Y luego te cansas o te aburres y no acabas el poema

Todo como parte de un libro
que ya estaba más que escrito, dicho y contado


Esto es un poema de Alberto Linares, que lo acabo de copiar aquí valiente como una mujer. Berto me preguntó por las novias. Le dije que de una huí y a la otra no me acerco. Imprevistos de la movilidad reducida. No me acercó por qué pa qué. Y como tiene temor a los pequeños felinos, tampoco le digo que se acerque. A quién sí vi el otro día fue a Brisa en el Trigal. ¿Te acuerdas, Berto? Me dio el teléfono para que la llamara, pero no la llamo, pa qué. Cuando al principio de nuestro reencuentro me preguntó si estaba con ella porque quería follar con ella, le dije que sí. Entonces me dijo que ella no, por supuesto. Otro era su tipo de hombre para esos menesteres. Y ahora tengo temor de que diga sí. Si dice sí ¿dónde la llevo? Mi dormitorio lo aguanta Lucas, pero ya sabes que la mujer canaria es limpia, tan limpia que el maromo perfecto es don Limpio. Aquí, ya sabes, el piropo a una casa, y al ama de casa, es "se puede comer hasta en el bidet". Sería cuestión de probar. A lo mejor se puede. Meter la cabeza en el bidet. Si veo que es posible...
Y ahora vete al blog Zoo Punto Cero, vecino de este blog, y me verás actuar. A mí, a los realistas punto cero, y al publico en general. RessurreAcción o como hay que tocar el Arte. Todo el mundo convertido en tribu una noche de boda. Dos cámaras historiando el acto. Y un montaje, lo que puedes ver, que ya me dirás. Espero que me digas con más claror que en el poema. Que dices tú que no merece escribir, si no entiendo mal, porque ya todo está escrito. Hombre, ya sabes que papá es la primera palabra que dice un niño chico. Y no porque infinitos renacuajos antes hayan dicho esa palabra inicial, pierde sabor en el nuevo que la dice. La escritura es igual. No por mucho que ya Kafka lo haya dejado firmado todo, y Chéjov rubricado, no por eso nos vamos a quedar mudos.
y ¿de novias? ¿Cómo vas?

posdata. Si aprendes a meter comentarios me ahorras el tabajo de copista, por otra parte noble trabajo: cuando copias piensas, y cuando piensas existes, ¿no?
Yo existo ahora porque he vuelto a pintar. Pienso en mi maestra Nguyen, en las clases que me dio, y no voy a ciegas como antes. El cuadro también me habla. Creo que soy un genio de la pintura. Más que poeta, más que narrador y más que pollas en vinagre. Lo malo es que mi filosofía no la entiende mi cuñado. Y aquí en esta isla si tu cuñado no te entiende, emigra. Eso es lo que pienso. Emigrar. ¿A dónde?
Tenemos que hablar. Tú también pintas, no eres un genio como yo pero también pintas. Podemos ir juntos, como en el libro de la selva...



martes, 28 de julio de 2015

temple

El diplomático no da señales de vida; puede que tema que lo del arroz es una broma, o que la preparación de los cursos lo tengan embaucado en la ciencia antropológica; espero que no sea por nada malo. Malo estoy yo y no me quejo. El Partido me expulsó, pero me mantiene en nómina por mis servicios, cada vez menos, con el militante Lucas.
El marino en tierra sí da señales. Acaba de llamar. Propone un par de rones. 
Berto también sigue en contacto. (Antonioantonio lo llama Berlín, apropiado nombre en un hombre con maneras germanas).
--Ya está como Cansinos Assens. En la gimnasia narrativa. Es poco pero mantiene. Acuérdate del caldo de gallina.
El poeta ve las cosas fáciles. ¿Dónde pillo yo caldo de gallina?

Pollo potencial en el barrio. A, un tipo angelical pero coñazo coñazo, un coñazo cojonudo, de apartarse cuando lo ves, pero generalmente pacífico. Ayer me enseñó una tijera oxidada. Dijo que había estado a punto de metérsela por el cuello a B. 
--Aparta la mano --el gesto amenazador no me gustó.
Más tarde B era el que hablaba. Yo iba a comentar algo. El jefe me señaló silencio. Cuestiones legales. Callado está uno más guapo, callado ante la Ley.
Dicen que van a hacer una peli en el barrio, con motos a toda velocidad. ¡Que emoción!

lunes, 27 de julio de 2015

cobardía

--Yo no dije zorro. Dije diplomático. Salvaje sí soy --me rectifica Berto.
Rectificado. Ramón es diplomático. Podría argüir que zorro y diplomático son sinónimos. Berto y yo no somos filólogos pero sólo por ti será. Estudiamos Filología. El profesor Ramón Trujillo nos dijo que ni en la Lengua, ni en el Sistema, existen los sinónimos. No hay sinónimos. Una cosa ez zorro y otra diplomático. 
Ahora estoy dándole a la mantraquilla lingüística. La novela del amigo catalán no carece de lingüismos. A las putas dice que no hay que llamarlas putas sino trabajadoras de agradable compañía. Sirve también pa la señoras, digo. "Señora, ¿me permite su agradable compañía?". No está mal como estrategia de entrada en conversación. Lo malo es que luego no sepas qué decir. Con las putas... bueno, con las trabajadoras de compañía sexual --generalmente-- no hay ese problema. No hace falta hablar. Pero yo necesito lo contrario. Necesito hablar. Y nunca hablé tan hasta el fondo como con una puta.
--Si dejas a tu mujer por una de la vida te corto el pescuezo --dijo mi madre.
Ay, qué cobarde fui. Con esa mujer, de la vida y de la gloria, conocí los puentes de esta ciudad, y los jardines, y los salones a media luz. Me mandaba cartas a Asturias. Maravillosas cartas. Hoy serían un libro. El libro de mi amiga. Dios la guarde esté donde esté. Carmina se puso celosa. Tuve que cortar el intercambio espitolar. 
--¡Cobarde!
Sí, sí, vale. Pero no lo repitas. No sea que diga yo tu apellido.

*

La sociedad secreta Punto Cero no contamos con arquitecto, pero contamos con nadadores, arquitectos del mar. De Bajamar a la Punta Hidalgo media hora larga nadó Gabriel Shim, ganando metros al monstruo que le habla por dentro. 

Proyecto: 

1. Reconstruir tal como eran --con materiales distintos si no es posible lo original-- Plaza Toros, Balneario y Calle Miraflores. 

2. Actuar sobre Auditorio, Tea y Castillo de San Andrés.

Los detalles no los publico aquí. Podría habérselos dicho a Columnas de Damasco y Frescor del Bosque ayer en la sede actual del Equipo Para, pero no pude parar por allí. Por puta cobardía. 

domingo, 26 de julio de 2015

la vida, la vida, la vida

El mal de amor no se cura ni con datura... Si no me acordara de Quevedo: ¿de qué te sirve enamorarte tú, belillo?...  Ni tengo riqueza para raptar a nadie a un viaje lejos de aquí, ni ya tengo empatía sexual y estoy más flojo que un católico desengañado... Comprendo, de vez en cuando, a los ykhadistas por dentro. Y a Obama. Es la esperanza negra, pero pasará de largo. La América blanca se ha permitido ese lujo, pero no volverá a suceder. Los negros con las negras y los rostros pálidos al timón, como manda la ley...
--La Ley hay que cumplirla --dice Soraya de Santamaría.
Si lo dice Soraya, razón con derecho. Hay que cumplir la Ley, sobre todo la del embudo. ¿Estás enterado, Mas?
Cataluña en la novela inédita con la que paso estas noches, la novela y el gato; la novela corrobora lo que decía Secretos de Cuba: si todos los españoles fueran como los catalanes, España estaría en la cumbre del mundo. 
Lo dejo aquí, el tema político.
*

--¿Quién es el arcano III?
--Es una diablesa de carácter templado y sabedora de teología.
--¿Cómo podré encontrarla?
--La conocerás de noche. Se entenderán ustedes dos. Tal para cual. 
--En qué lugar?
--En un lugar sagrado, actualmente en ruinas, al que hay que hacer justicia.

Pensé en el Balneario, un emblema de Santa Pus.

Dejo una conversación y viene otra. Vía móvil. Con Alberto Linares. El hombre echa chispas. Dice que vio a Ramón, zorro como es costumbre, dice él. Y no sé si decirlo yo. Guarden las gallinas. 
Dice que en La Laguna, alguien está diciendo que él, Berto, es un salvajito.
Me acuerdo cuando metíamos ruido, más ruido que nueces, en la Universidad de San Fernando, con profesores de talla en aquel tiempo...
--Y ahora le mando un beso a las mujeres pájaro que tienen un volar extraordinario. Hoy es sábado. Mañana domingo. Viva yo --se relaja el poeta.

Yo también relajado. Me recoge mi sobrina Famara y viajamos a María Jímenez. Misa por el descanso del marido de mi tía María. Años en el extranjero me hicieron perder contacto. Procuro recuperarlo. Mi tía María siempre me cayó muy bien. Me alimentó, cuando me veía flaco, y su ver la vida fue un ejemplo para mí. Está ahora más vieja y ha desaparecido la belleza explosiva de otros tiempos, pero la dentadura es envidiable. En la plaza de la Iglesia veo también a mi prima Ovidia. Mi tía y mi prima, de la misma edad, se criaron juntas en casa de mi tía Olga, que cuando niño supo defenderme de una injusticia de mi madre: mandarme a pedir perdón a Salvadorito, un cacique, por haberme metido en la huerta (San Andrés era lugar de exuberantes huertas en aquel tiempo) del potentado y salir con dos naranjas, una para mí y otra para una muchacha que lamento no acordarme de su nombre. Subimos barranco arriba y pelamos las naranjas...
Pero eso es historia antigua. 
--Estuve en la muerte --cuenta Ovidia su caso de reciente enfermedad, artrosis, que la obliga ahora a llevar parche de morfina en la espalda. 
Termina la misa y veo a mi prima Beli. Hija de mi tía María. Nunca tuvimos la intimidad normal entre primos, pero sé que ella me mira con buenos ojos y yo a ella. Una vez estuvimos a punto de entamblar mejor conocimiento el uno del otro, pero mi padre jodió el invento.
--Chito está con una goda que viene a verlo dos veces al año --informó entonces mi padre.

Yo no maté a mi padre. Lo mató la vida.
Beli me pregunta por mi estado, mientras cruzamos el barranco por un puente, y esta vez la pregunta
no sólo no me molesta, al contrario. Me da pie para entablar conversación.
--Tú si que estás lozana, lozana y bella --le digo, genio y figura.
Dice que pasa por su casa y luego se acerca a la de su madre. Adonde voy, con mi tía, mi primo David y mi hermana. Mi tía vívía en un casa que ahora está semisepultada por un pedrusco de la montaña. El Ayuntamiento --no sé si Juan intervino-- le facilitó un piso --agradable de estar, con terraza, y a la vera del barranco. 
Sé qué Beli está arreglándose --fue a la misa sin arreglar como es debido--, para que la vea yo aún más guapa. Me quedo con las ganas. Mi hermana y mi primo toman el piscolabis y ya comí ya me marcho. Nos marchamos.
Con el sonido de mi nombre, pronunciado por Beli, en mis adentros: ella me dijo Xito, pero no con el sonido actual del fonema X, sino el sonido medieval español. Cautivante sonido. 

La iglesia de San Andrés, desorejada de campanario. Primero se llevaron las campanas y nadie dijo nada; ahora se llevan el campanario y nadie dice nada...
--Las campanas no servían para nada, y el campanario se estaba cayendo --informa mi cuñado Raimundo, que lo sabe todo, y si no lo sabe se lo inventa.
Veo a Andrea en la calle Belza. Me alegra. Con Andrea conocí la babosa negra...
--Es una uva dulce, pegagosa --informa mi cuñado, esta vez con el sonido de la verdad. También, qué extraño, tiene verdad este hombre.
--¿Llamaste al cura? --pregunto a mi hermana.
--¿Para qué quiere llamar al cura? --pregunta Raimundo.
--¿Para acostarme con él --dice mi hermana. 
Es una santa. Merece el cielo sólo por estar con tal hombre tantos años, sin ponerle todavía arsénico en el café.




viernes, 24 de julio de 2015

La Emperatriz

Sí, hace calor, y Juan se va a un locus amenus cerca de playa y... no me lleva. Lo llevan a él. ¿Quién?
Vendo la información por una cena romántica mercantil. Lo siento pero tengo que engordar. No sólo de calor voy a vivir este invierno. Potr lo pronto como hormigas. Tienen aminoacidos. Dicen los misticos modernos que no sólo te comes la carne del animal sino el espíritu, el alma. No es lo mismo un pollo prisionero toda la vida, sadicamente desalmado, que un conejo de monte. Me pregunto si el gato Lucas tendrá sabor de conejo, llegado el caso. Avisaría a Ramón, que en preparar conejo y otros platos tiene arte. Por lo pronto está pendiente, cuando Juan vuelva de lugar ameno, un ameno arroz caldoso. Lo demás es metafísica.
Leo la novela de un reciente amigo. Cabra en el zodiaco. Como mi hija Sibi, que viaja a La India. Buen viaje le dé Dios. 
Las cosas que da Dios hay que tomarlas al vuelo, sin pensarlas. Las cosas que ofrece el Diablo, hay que pensarlas diez veces. Y sobre lo que dan los humanos, es poco aprender la Cábala para saber de qué va la movida. En fin, que me ntretengo de noche con la novela. Así descanso de El País. Últimamente había decaído. Lo último que leí y me interesó fue un reportaje entrevista a Francisco Rico. Daba ejemplo de dos frases que había que cambiar en El Quijote. El cambio las dejaba peor que como estaban. Estos sabios eruditos son peligrosos. Se creen que los libros son granjas de pollos. Les falta salir de cacería. Mal vista cosa por el novelista amigo: el oficio de cazar. La verdad es que estoy en las antípodas de su pensamiento. Pregúntale a él lo que piensa de esto y lo otro, y sabrás que yo pienso lo contrario. Sin embargo su novela está por encima de párbulo --él se declaraba novelista de párbulo-- varios centímetros; está en primero de Universad, departamento de Novelas. Construcción un diez, historia un diez, y por cabezonería del autor o aún falta de destreza, defectos de estilo, un séis, con opción de subir nota en septiembre. Si la novela la acepta la editorial, supongo que el parto será en septiembre. 

Pienso en la Cena Romántica Mercantil. No soy yo el sujeto. El sujeto es un amigo. Ahora falta saber quién es la sujeta. ¿Me lo dirán las cartas?

Sí, me lo acaba de decir.

El arcano III

La Emperatriz.

Investigo quién es la Emperatriz, en el mundo real. Permanece atento a la pantalla.

Hace que calor. Qué bien.

jueves, 23 de julio de 2015

normalidad

Nada, ni rastro, de quien llamó "puta poemita" a no sé quién. Si aparece en alguna página de contacto "puta podemita, 60 euros una hora", no sé si el autor del retrato pedirá derechos de autor. La destinataria no creo que denuncie suplantación de personalidad. En fin,. yo también soy puto, ¿pasa algo? Podemita no, casi prefiero a Rajoy, ahora nervioso porque Mas, no sé cómo, ha puesto en alza otra vez la Independencia. En fin, por la cuenta que nos tiene, que siga Cataluña en España. Mientras aquí estemos también en España. Si no, prepárate a buscar un escondrijo en el campo alejado. 

¿Qué se puede hacer ahora? Una cena romántica, te dije, viejo. Lo primero que se me ocurrió es que lo que hay que hacer es rezar.
A la Virgen del Condumio, y de la fortaleza. 
Y acercarse a los niños, si nos dejan.
A mí el otro día una niña en la guagua, la 910, rumbo al pueblo amado con melancolía, me llamó para que me sentara a su lado.
--Es que me aburro.
--Pos se acabó el aburrimiento. Estás con el hombre ideal --dije, lo que es mentira, porque soy de natural tedioso, pero mentir funciona.
La madre de la niña, sentada enfrente, puso atención. Si le caigo bien a la niña, me invitará a comer?, pensé. Me acordé que estaba invitado a comer en casa mi hermana. 
--¿Te gusta el auditorio?
--Si, no está mal... 
Obvié informarla de mi teoría de los tres barrenos. Tres barrenos en el Auditorio, explosión controlada, arte del azar, etc.
--Pero me gusta más el Guimerá.
Menos mal. 
--Y ¿sabes leer y escribir?
--Sí. Pero me gusta más pintar.
Esta niña empieza a ser de las mías.
Cuando llegamos a Valleseco --es de Velleseco-- me pregunta cómo me llamo, y me dice su nombre y sonríe...
En la novela del Greal decir el nombre es entrar en la otra persona. Esta persona sé que volverá a mi vida. 

Una cena romántica.
--¿Con quién?
Esa es la pregunta. Se trata de una cena romántica mercantil. Hay que pensarlo. 

domingo, 19 de julio de 2015

tópicos del vivir

Préstame un beso de tus labios,
y mañana te lo devuelvo.

Cuando no eres rentable
se acaba la amistad y hueles mal.
No te extrañe,
cuando la tierra muere
y la flor se seca
la abeja busca la miel
en otra parte.

Fue un desengaño
saber que el sacerdote
grababa de principio a fin
cada una de tus confesiones.
Tiene aficiones de novelista.

No te sientas cobarde
por no haber matado al cura.
Aún falta el último capítulo,
la última confesión,
el último lavado de todos los pecados;
el cura, a cambio, te promete
hacerte el funeral sin pagar un euro.

Si la bondad no existe
o es un caramelo envenenado,
o una banalidad que ya no puede
esconder su hipocresía,
la solución es sencilla.
No seas bueno, ni malo.
También la maldad ha bajado
en la bolsa de valores. 

Préstame un beso de tus labios
y mañana de lo devuelvo.
Hoy me alimentas tú,
mañana yo te alimento. 



viernes, 17 de julio de 2015

versos prosaicos y prosa con olor de azahar

Marcelino está triste,
qué tendrá Marcelino.
Su Marlou Diésel
está en olvido,
su libro poemas
en túnel oscuro
sin salida, qué tendrá
Marcelino, sus ojos derraman
secas retamas,
su labios no beben
con ardor el vino.
Tal vez lo cure
un viento de Arure,
o en un cielo de nubes
tal vez se cure
su melancolía,
su soñar marino.
Y dé en su reloj
la hora de la suerte,
y lo vea yo
y lo celebre
con vino bueno,
con fresco cherne
de Puerto Santo,
y con carne cochino
para seguir sintiendo
mi corazón de guarro.
Feliz Marcelino,
al oír el canto
suelta un silbo
que da espanto,
por eso lo quiero
tanto.

*


Anoche, como me suele ocurrir con Alma del Paraíso, subí tres himalayas. Y conocí a un escultor y a un escritor inédito. Diez años trabajando su novela. Ahora en el criterio, en juicio, del editor. 400 páginas. ¿Habrá continuado Juan la novela de Damián, habrá llegado al momento en que descubrimos que Montelongol no es ningún ángel vengador sino un pobre diablo? ¿Habrá descubierto Marcelino quién es el cobijón intelectual de la novela francesa?
Alma del Paraíso regresa más isleña. Lo más hermoso del mundo. Una belleza que alimenta. En la cena dos idiomas. Como las ramas que se entrelazan en el romance del Conde Olino.

Dime, madre, de quién
es ese cantar...

jueves, 16 de julio de 2015

emisiones

Tres cuentos escribí estos días. En uno soy un tipo muy guarro. En otro un artista con modelo y con cuadro que se va a exponer en cinco ciudades de Europa. Y el tercer cuento es una plegaria a Dios Alá Jehová. Un cuento entre el condumio y la belleza. En fin, si bajo un día los cuentos, los copio también. Desde que estudiaba me gustaba copiar. No estudiaba, porque era un niño malo, para sabía hacer chuletas y copiar. Ahora hago cuadros y me llamo pintor. O escribo esto porque me creo escritor. Y lo que soy es un guarro. Hoy más que ayer y menos que mañana.
Ayer por la noche, visita con Marcelino y Juan a la casa del marqués, más conocida como casa del vino. El marinero, yo no soy capitán, quería probar La Isleta. Le metí esa gana en estas páginas. No sí si ofrecerme de propagandista. 
Propagandista de la elevada literatura, ayer Víctor Alamo en el periódico. Observancia estricta a la gramatica y exhaustiva corrección. Escritores como yo que escribimos cuatro relatos de 90 páginas al año, somos sospechosos porque escribimos mucho. Él escribe una novela de cuatrocientas páginas al año. Escribe concienzudo. En fin, la gramática, estúdiala, no seas memo, y luego mándala al carajo, y las novelas de 400 páginas, tan literarias, tan altas como seguoias... se les resiten a los colegas que no acaban de publicar una novela de éxito como acaba de hacer Juan (Royo) y ya tiene dos más en el paridero. No paran estos escritores. Marcelino es más despacioso. Prueba el vino. Aprueba la calidad. Respiro tranquilo...
En la terraza afuera, un Sol rojo se precipita, como un prepucio circuncidado, en un coño de nubes. Porto de vuelta, devolución, la novela que me prestó Juan. Una dellas. La de la francesa. Una semana de vacaciones. La del padre que le da lecciones sexuales a la hija. Juan está empeñado en que no es el padre.
--Si es el padre, entonces es vomitivo. No es el padre, es sólo un cabroncete --insiste Juan.
En mi estrafalaria opinión, el incesto es lo que le da categoría mítica a la novela. No hay mitos sin incestos. Y cuando Zeus le corta los huevos a Cronos, su padre, el hecho es contado sin mayores dramatismos. El Olimpo está tocado por la épica. El drama, la tragedia, es humana. Lo más sobrehumano que hay son efigies que se entretienen planteando enigmas. Bueno, tendré que consultar. Ya he olvidado lo que copiaba para aprobar los exámenes de literatura griega. Y aprendí antes el griego, muy bien, que el griego, elemental, para aprobar y olvidarlo. El latín también lo olvidé. No del todo. El nominativo es sujeto, el ablativo complemento circunstancial, el acusativo complemento de objeto directo, etc. Y faciunt consilium se traduce hacen consilio. Tres faciunt consilium. De la terraza con el Sol encendido metiéndose entre nubes de asgodón, volvimos a la ciudad del solemne balneario y fuimos al japonés de la avenida Madrid. Por donde vive Sole. 
Una amiga pintora. Empiezo a sentir que una hechicería me está tocando, que todas las amigas, pintoras y no pintoras, se alejan. Me entra complejo de guarro.
Y en esto me llama la diosa divina de... mi alma pequeña y mi corazón grande. Me afeito, me baño y me retoco la fealdad. El barro en los pies, me lo puse el otro día, me sentó bien.
Flores de las orillas del río...  

martes, 14 de julio de 2015

copia de un cuaderno de una mujer... (1)

13.XI.83.  PUSILÁNIME es una palabra que encontré por primera vez en un libro de "política", en el bachillerato. No me gustó. La encontré muy ajena. Y sin embargo ahora está cobrando todo el significado. Esa especie de temor reverencial hacia todo el que tiene un status se me agudiza de día en día, pasando de una situación de bastante seguridad en mí misma a la más absoluta inseguridad y desamparo. Nada parece haber sido superado y hasta estoy tentada de pensar que los genes no son a-genos a semejante "conducta" ya que mi progenitor da muestras de haber sido así toda su vida, rozando a veces la cobardía, y a mi madre en cuanto puede, esa desconfianza del terreno que piso y esa subordinación a intereses.

28.XII.83.  Miedo de empezar una libreta para que todo siga igual. El ciclo del amor se cierra con el ciclo de la muerte. Lo más opuesto al amor es la complicidad, aunque sea lo que más se parezca. Cuando el amor se acaba empieza la muerte y la complicidad no es más que un sucedáneo. Si hay fondo en los posos de la copa, ese es el fondo de los trozos de mi ser. Ellos van saliendo dolorosamente recortados por bisturíes extranjeros y negándose a abandonar el contacto de mi carne y cuando salga el último, si sale, la muerte habrá triunfado sobre el amor definitivamente y la soledad de este desierto calcinado sólo se alegrará con las risas infantiles, de los retoños que escaparon de milagro a la esterilidad de unos amores sin sentido.
En adelante, si nos dejan, habrá que seguir viviendo. Nada más.


INFANCIA
Pocos estímulos "culturales"; veo la diferencia con mis hijas a pesar de que la educación que reciben no es ninguna maravilla.
Vengo notando desde hace muchos años una especie de tara para el trabajo intelectual, una falta de base (no saber por dónde empezar). Quizá esa fue una de las causas de que me centrara demasiado en mi cuarto (uñas y...).
Lo bello y deseable era siempre lo otro, lo que no estaba al alcance y, quizá por una especie de sublimación, los sentimientos, el amor, que pueden sentir todos sin ser ricos por ejemplo o poderosos. Así se creaba la idea de que uno podía ser igual que los demás o incluso mejor, o por lo menos alcanzar tanta felicidad como el más afortunado. Eso estaba en los libros de cuentos, en las enseñanzas "oficiales", en el ambiente aparente. Pero nadie creía en ello, todo el mundo procuraba subir de categoría, hacerse rico, pensando que en el fondo eso era lo que podía dar la feclicidad.
Mientras tanto, no sé por qué mecanismos (quizá por una incapacidad para la lucha o competencia) yo iba creyendo en las grandes palabras, en las novelas rosas, verdes y amarillas, e incluso cuando comprobaba que los hechos no correspondía con ellos, seguía aferrándome desesperada y tontamente a las palabras. Una vez fui a llamar a una amiga mía (tendríamos 7 años o así) a casa de otra y me cansé de llamarla por su nombre, sabiendo que estaba allí, sin que me contestara o por lo menos sin que saliera a hablarme. Yo seguía llamándola porque no podía concebir que sin habernos enfadado ni nada, ella no respondiera a su nombre y a mi voz. 
Yo creo que me mandaban matricularme y resolver yo casi todas mis cosas con el pretexto de que aprendiera a valerme por mí misma, cuando en realidad era porque ellos no podían o no se sentían capaces de hacer aquello por mí. Pero el cálculo resultó también fallido y no adquirí más que una falsa seguridad en mí misma (en los asuntos de tratos con el mundo) que enmascaraba una tremenda inseguridad y hasta temor a todo lo de la calle. Tenía muchas inhibiciones y pienso que la "vagancia" aparente era nada más que eso.
(Vamos a dejar a un lado de momento a Saturno y a todos los demás, esta es una descripción mundana).
El sexo empezó a ser importante. Creo que por algún motivo, socialmente esto era fomentado en todos los ambientes como escape de la realidad y tenía más éxito cuanto más pobre de motivaciones fuese el medio.
Me alimentaba de mí misma. Sólo él me habría horizontes fuera y por eso quería tenerlo siempre cerca de mí, pero eso no era posible y solo fue mi maestro de una manera arbitraria, esporádica, en las vacaciones, cuando no tenía nada mejor que hacer. Así y todo fue mucho lo que aprendí de él pero no de la mejor de las maneras. Él también añadía fantasías de lujo y opulencia a sus enseñanzas. Estaba en cierto modo atrapado por lo social y no podía evitarlo.
Con mi madre hubo una época (10 - 13 años?) de enfrentamientos; a mí me parecía que ella no jugbna limpio, y en cierto modo así era, pero se preocupaba por mí como sabía. Mi padre en muchas cosas era cortante, injusto, no había posibilidad de diálogo, de explicar nada. Estas mentes absurdas se decidieron "tarde mal y nunca" a tener otro hijo (todavía no comprendo bien sus motivos) y una familia que se ahogaba económicamente, con un cierto prurito de pertenecer a otra clase, se hundió cada vez más en la miseria.
Es verdad que con ese panorama, no tenía por qué haberme puesto a estudiar. ¿Se los tengo que agradecer? Quizá sí, pero muy mal, echándome siempre en cara (ya veremos qué hago yo con mis hijos) y convirtiendo los estudios en un calvario para mí y para ellos. 
Ya sé que esta versión es muy parcial pero necesito darla en estos momentos. 

sigue

lunes, 13 de julio de 2015

Anghel y M y Jose

¿Por qué se que Anghel me estima? Porque habla mal de mí, y porque me deja recitar en sus organizados recitales. No hablé dél en el capítulo anterior porque tenía prisa por llegar a M. Por supuesto, Filipinas despertó mi interés, y M nos ilustró. Su proyecto es sencillo y se parece al anterior de fin de carrera. Sólo se parece. En esencia es totalmente distinto, el polo opuesto. Ha estado cinco años viviendo en cinco ciudades insignificantes del mundo. Santa Pus es su punto y final. Del proyecto. En cada ciudad ha buscado a un pintor y un amante. El pintor sustituye al fotógrafo. La diferencia es la que hay entre la pintura y la fotografía. En esta ciudad, el amante escogido es JRamallo. M conoce su obra publicada. Lo admira como escritor. No comprende que un escritor así esté encajonado en esta ciudad de mierda. Yo sí. Pero me callo la boca. Porque me colma el ánimus la elección de M. Sabe que Jose está embocado de cabeza al mundo del arte. Pero como pintor aquí, me ha escogido a mí. A Jose lo escogió de amante. Esa ha sido su tónica en las cinco ciudades. En la Universidad escogió a sus novios al azar, sin tener en cuenta lo que querían ser en la vida. Pero en este proyecto todos sus amantes han sido escritores. 
No opongo ninguna resistencia. Jose tampoco. Me extraña en el Tigre. Se mete con ella en la cama. El modelo masculino con la modelo mujer, actriz principal. Me asombra el lienzo. Es trasparente y enorme. Nunca había visto un lienzo así. Dice que los construye exclusivamente para ella un hermano. Los cuatro cuadros anteriores están pintados en lienzos del mismo tipo. Me entra curiosidad por ver esos cuadros. Jose los ha visto. En la cena habló mucho de los cuatro cuadros. Yo, sin embargo, quedo sometido a prohibición. No me deja. Mala mujer.
En una mesita tubos de Rembrant y una trementina que huele a colonia. Misterios filipinos, me digo, y les digo a la y el modelo que se olviden de mí. Ellos a lo suyo...
En fin, que todavía estoy en la onda de M. Tenemos fecha para cenar y trabajar dentro de unos cuantos días. (M me permite escribir sobre lo que hacemos, si no pierdo de vista mi brutal elengancia --rectifica.) 
Lo dejo aquí. Porque iba a hablar de Anghel. El recital fue celebración de su cumpleaños. Anghel es hombre con mirada de maldad y mirada de bondad. Mezcla lo malo y lo bueno. Dice que eso es lo cotidiano, lo que ocupa el mayor tiempo de nuestra vida. Y es mi editor. Me llama vago porque no le doy todavía la novela. Mi madre, no sé si dejarla ya como está --me está jodiendo esa novela-- y ya dársela. Podría estar mejor, pero defectuosa y todo es una maravilla de novela. No lo dudo.
Pienso en la continaución del cuadro. La transparencia del lienzo ha quedado reducida a un tercio.
Jose habló de la antigua pedrera en la alta linde entre Las Gaviotas y Las Teresitas. Un artista americano, dice, está ahora accionando aquello. No se nos olvida que fuimos pioneros. En el mundo del arte no hay que ser sólo un iluminado inspirado, sino estar atento a los detalles. Es así. Cariño. 

domingo, 12 de julio de 2015

Poesía

Camino a la parada. Molestia en los pies. Espero la 904. En la parada, frente al colegio que admite alumnos con movilidad reducida, una acostumbrada anciana con movilidad reducida, y un matrimonio. El hombre, desde que lo echaron de presidente de una Asociación, prefiere ir a misa con su mujer. Yo voy al recital de Librería de Mujeres. Sé que la mayoría de poetas sufren, de la Poesía, orden de alejamiento. No me incluyo. Tengo a la Poesía de mi lado, como barragana pero la tengo. Es un oficio de pobres y bobos. Los listos no son poetas, pero se hacen, lo aparentan, y escriben su librito de poemas (que no son poemas, sino podrida cagada) y luego se meten en el ejercicio de la política. Ellos pueden. Yo no. No me da de comer la poesía. Me trata como una mala puta a un cliente fijo. Encoñado. En fin, presuntos poetas de verano. Otros cometen peores crímenes. 
La 904, según quien maneja, es una atracción de feria. Su deslizarse al corazón de la ciudad, tiene su entretinimiento. La plaza Weyler sin novedad. Pronto es el recital. ¿Irá María Teresa?. Irá Evelia? Evelia tiene una voz profunda.
Camino por Callao de Lima. Al final de la calle, en la que baja a la plaza Ireneo, una mesita con dos jarras de cerveza. Que sean tres. Me siento con Pepe Marrero y Alejandro Suárez. Pepe es hombre que habla en prosa y escribe en versos. Sus prosa es de agricultor que abre surcos; su poesía, recolección de flores que al menos no son de plástico. Alejandro también. Prosa hablada, verso escrito. Parece continuamente prisionero en un huevo, metido dentro, intentando continuamente romper su dura cáscara. 
Paga Pepe las birras y juntos vamos al lugar del acto. Me alegra ver a Cecilia Domínguez. Aún no conozco su obra a fondo. Sólo su forma por fuera, de ánfora romana. No he probado el licor que contiene. 
El recital empieza, yo también recito, y acaba. Afuera está Jose. En la última fila veo a Sergio Barreto cambiado de look. Nada de levitas y abundantes mechas. Está más flaco. Yo también. Jose me lo recuerda. 
Una elegante dama, en el banco de la calle, a la puerta del negocio, rompe una copa. Es hora de irse. 
Nos vamos porque Jose quedó con una amiga filipina que quiere conocerme. Artista filipina. Su piso en la isla es espacioso y agradable. La mesa del salón ya preparada. Qué bella mujer, qué acogedora. Sus dientes son masculinos en una boca de mujer. Un detalle encantador. Su piel es tersa y vibra con la mano al tocarla. 
Baudelaire se equivocó cuando aconsejaba al poeta aprendiz a elegir entre una cocinera y una bailarina. El condumio o la belleza. 
M*** no es bailarina profesional. Su especialidad es el body art. Su trabajo de fin de carrera --nos enseña el libro-- es una sucesión de fotos, cada una con un hombre diferente. Todos los novios que tuvo a lo largo de los estudios universitarios. La imagen del hombre en la foto es tenue, los ha reducido a sombras. Ella, en cambio, se muestra en todo su esplendor. Es Poesía en palabras, formas y movimientos. Quiere que trabajemos juntos los tres. Brindamos.
Aún el reloj de una torre cercana no ha marcado las doce de la noche. Comenzamos a trabajar. 
Grata es la noche sin dormir. Y el amanecer.   

jueves, 9 de julio de 2015

improvisación en el cíber

Mi amada de Tacoronte
va de viaje al Sur
pero no me lleva.
Mañana Librería
de Mujeres, Recital
de verano, poetas
del comandante
Anghel Morales,
¿Estará Evelia,
poeta de voz sonora,
como la mía?,
lástima que nunca,
nunca es tarde,
recitamos juntos,
largas estrofas
de desnudos versos. 

No irá Juan, ni Jose,
Marcelino depende,
Ramón en el Sur
ausente, qué hago yo
en un sótano 
hiriente, modelos
en un sótano
clautrofóbico?

Si puedo iré,
y sin Dios me da valor,
le preguntaré a la dueña
si puedo exponer.
Exponer en la sala sótano
es pasar la prueba,
la prueba del diablo
con una polla en la cabeza.

martes, 7 de julio de 2015

modelos

--No creo que sea el padre --dice Juan.

--Mira la contraportada: "La escritora explora a fondo  la perversidad de su padre. Y mira lo que dice aquí: Él le dice que le diga te quiero, papá...

--Lo que diga la contraportada no es parte de la novela. Es verdad que él le dice que lo llame papá, pero eso no me parece concluyente. --Me lo imagino en un juicio: señor juez, eso no me parece concluyente--. En su primera novela sí que describió un incesto, pero esta no quiso hacerla vomitiva.

La novela comienza con el tío, sentado en el water, empalmado, poniéndose una loncha de jamón en la polla, y llamándola para que desayune. Me recuerda el comienzo de Agosta escribe, sólo que uno escribió ya esta novela hace un siglo. Ahora viene una francesa y me copia. Nada puedo hacer. 

--Creo yo --suspira Juan--. Para mí que el hombre deja de ser un monstruo y se vuelve un cabroncete.

Sí, un puto cabrón. Deja a la niña, no sé si desvirgada por fin o no, creo que sí, sola en una estación, sin dinero para comer, solo con el billete para que regrese a casa por sí misma. No es un cabrón. Es un maestro. La lección pitagórica. No te fíes ni de tu padre.

--Lo que me gusta de la novela es que construye dos personajes a través del sexo --dice Juan.

--La niña apenas habla, y la autora exagera. Una antoñita la fantástica --digo yo.

--La niña apenas tiene rostro. Y la literatura, para mí, siempre es una exageración. Incluso con el gordo --salta Juan a la otra novela, la de la belga-- todo me parece muy exagerado. La literatura es una mentira, te lo juro --concluye Juan.

La cerveza se apaga y tiene que volver al despacho. No me dice de invitarme pronto otra vez a la casa de las japonesas. Ganas de volver me dejó la que me tocó a mí. Esas ganas las alivié anoche con una joven de Marruecos, que la conocí sentada --la conocimos, conducía Marcelino-- frente al edificio de la Once. De cara a la calle. Con una amiga. Ésta del país. Invitó Marcelino. Estos piadosos amigos deben de verme muy mal y quieren que me dé gusto antes de que sea tarde. Les agradezco el gusto que me doy. Elegí a la marroquí. No me equivoqué. Entramos en una habitación pequeña con bidet y cama de un cuerpo.
La mujer dejó de ser persona y se convirtió en un objeto. Los objetos son útiles. Las personas, depende.
--Desnúdate y échate en la cama, y háblame.
--¿Qué haces?
--Dibujar.
--¿Me estás dibujando?
--No, a ti no. Intento dibujar tu voz. ¿Sabes algún cuento de tu país?
--Sí.
--¿Lo sabes en árabe?
Lo sabía. Fue delicioso hasta que tocaron a la puerta, media hora cumplida.
--¡Me parezco! --se asombró.
Yo también.

Marcelino, en mi casa, juntó el cuadro de la modelo martinica y el de la modelo alemana. Acertó.
--Regálamelo... Mañana te invito al Petón.
Mañana fue hoy. Vimos a Beba, a la hermana de Beba, y uno del pueblo... historias de San Andrés. Mar de otros tiempos. Márcel y yo guardamos memoria.


   

domingo, 5 de julio de 2015

Dedicado, secretamente

Violeta suda azul,
amarillo suda verde,
Madrid sea tierra prometida,
sus pasos acertados.
Mi existencia, aparte
de cuentos de ficción
es violeta, amarillo,
azul, un extraño
sortilegio gris.
Madrid sea tierra prometida.
Si te pierdes, dímelo.
Te iré a buscar
sobre una hoja de laurel.
Vuelve y cuéntame.
Entonces seré fuerte.
Ahora hago vida monacal.
No por agrado, pero rezo
y por la noches
oigo salmos en una emisora
de radio religiosa,
y puntos cubanos
que me recuerdan
tiempos mejores.

sábado, 4 de julio de 2015

novelitas inodoras

Leo dos novelitas, editadas por Anagrama, que me prestó Juan la noche de las japonesas. La que me tocó a mí es dulce y risueña, con sabor a ciruela, tacto delicado. No le importó ejercer de modelo y me dejó tomar apuntes al carboncillo.
--No se parece conmigo --dijo.
Las otras dos (pinturas) que tengo en casa, una de Martinica, color chocolate, y otra alemana, pelirroja, tampoco se parecen con los originales. Con estas entré en relación a través de la página de contactos en el periódico. Tampoco se parecen con la originales. Jose me dijo que Picasso defendía que una cosa era la modelo y otra la figura en el cuadro, no tienen por qué parecerse. Díjolo Picasso, y se lo agradezco. Me justifica. Pero de la cintura para abajo no es que no se pareciera, es que parecía (la pintura) un adefesio. La cubrí desde el ombligo hasta los pies, sin ocultarle las nalgas, con una cortina azul. Es un decir, simplemente azul. Puede evocar una cortina como cualquier otra cosa, azul.
El cuadro, sin ser una maravilla del mundo, quedó más aceptable.

Lo que no sé si son aceptables son las novelitas. De una belga residente en París y de una francesa residente en Francia. La de esta segunda mujer (y la de la primera) hace bueno el dicho de que el papel (hoy la pantalla) aguanta todo lo que le pongan. Las dos pintan un estado de locura, pero están más locas que el estado que describen. La belga, en honor a la verdad novela más entretenida que la otra, relata la historia de un gordo (máximamente gordo) en la guerra de Irak en la transición entre Bush y Obama. Allí, según la novela, hubo soldados americanos que comían como bestias, engordaban como monstruos, para matar el remordimiento provocado por la guerra. Matar niños y mujeres inocentes no es grato a un ser con corazón. Luego resulta que el americano era un impostor. La única verdad era su gordura. No estaba en Irak sino en Baltimore. La autora lo perdona y decide ir a verlo. En el viaje en avión se da cuenta de que no quiere ver al gordo, estar con un gordo explosivo en Baltimore es lo menos que le apetece. Entonces rellena el cuestionario para poder acceder a EE UU. Donde pregunta si el firmante pertenece a un grupo terrorista, ella pone que sí. Etc. Sí, y yo me lo creo. Menos me creo a la francesa francesa. Su novela la leí hasta la página 50 --tiene poco más de cien--, luego me limité a leer una frase o media de cada página siguiente, y las diez últimas las leí enteras.
Un padre, burgués e intelectual, adiestra a su hija en un repertorio sexual que la primera acción vale, la segunda (cuando le desvirga el culo), bueno, puede pasar, pero a partir de la mamada a la polla del padre en el coche, con la cabeza de la niña entre el volante y los huevos, ya la cosa empieza a repetirse. Incluso los tic para darle variedad al relato. Compara a la niña con la madre y otras amantes que tiene, las tetas, los muslos, las nalgas, etc. La niña no quiere ser desvirgada por el coño. Le dice al padre que espere a que lo haga otro hombre, y luego se la puede meter. Al final, por un enfado que no sé qué lo causa, el padre deja a la niña en la estación de un tren.
En fin, publicadas en Anagrama. Me pongo a buscar por los archivos algo que yo haya escrito igual o más retorcido. Lo encuentro. Lo leo. Tampoco me gusta. Anagrama puede esperar.
*

Ya tengo los dos inodoros nuevos. Gracias a Ramón que fuimos a buscarlo, el segundo, al Baño Barato, ayer, y el hombre, como un jabato, lo cargó al hombro hasta mi casa. Esta mañana Hilario, el albañil, estuvo tocando. Le di la llave por si viene mañana a las nueve.
La pena me corroe. Las tazas viejas, y algo sucias pero se pueden limpiar, son parte de la herencia. Y funcionan. Me arrepiento. Tarde me arrepiento. La suerte está echada.  

jueves, 2 de julio de 2015

La Isleta

El caso Duchamp sigue su curso. Esta mañana fui con mi hermana al Baño Barato. Me agradó el espacio, los objetos tienen importancia, y el trato, aristocrático, efectivo sin ser empalagoso. Llevamos la taza y la cisterna, y la tapa de la taza, a Ibrahim. Trabajar con una mujer, si uno ya es menos que mujer, es hacer las cosas a medias. Me refiero a trabajos de fuerza bruta y que la mujer usa tacones. Mi hermana en la calle usa tacones. Y ahora la taza el water en los salones del Mercado. Esperando un transportista.
--Yo luego la paso pa dentro --dijo Ibrahim--. Hay que cuidarse de los perdigueros. 
El próximo viaje a Baño Barato necesito un hombre. Fabrico un anuncio, imitando el de un inglés:

Contrato amigo piadoso.
Misión: Transportar y cargar al hombro una taza y una cisterna, y la tapa de la taza la puedo llevar yo.
Imagen social: Nula. Puedes quedar como un don nadie, un tipo nada sabio, y pringao cargador.
Consecuencias: puedes quedar deslomado, herniarte.
Pago: ninguno.

Bueno, ya está. Mis amigos piadosos sin embargo no leen esta página. Están ocupados. Y Christian en alta mar. Cuando lo vea tengo que decirle que ya tengo a la ideal modelo. La volví a ver anoche cuando iba con Juan Royo a las japonesas de verano. Christian puede estar conmigo de ayudante, y Jose de discípulo. Yo soy el maestro. Eso que quede claro. Enseño a un hombre lo que me enseñó una mujer y a esta mujer lo que me enseñó ese hombre. Soy el maestro de mis maestros. 
En pintura sólo existe el dos y el cero. El cero es el blanco transparente. El dos la intensidad y la evaporación, la lejanía y la cercanía, la luz y la sombra, el color y su opuesto... El hombre que digo fabricó un semen primordial. La mujer le enseñará a dispersarlo. Lo demás es lo que ocurre entre un agujero negro --lo leí hace poco-- y una estrella cercana. El agujero da mordicos a la estrella, se come pedazos de estrella, y luego vomita y la estrella se alimenta de este vómito. Es la principal lección. Lo demás son técnicas. La mìa es deficiente. No sé cómo lograr que la imagen del gato Lucas salte del lienzo. Nada. Sigue pegada al lienzo. Pero alrededor todo se aclara. El blanco transparente es milagroso. La pintura niega el blanco. Este blanco lo sabe. Está pero es invisible.

*
El otro día con una amiga pintora. Ella dice que no. Que sólo es una copista. Una copista de cuadros que son una marivailla. De un pintor de Las Palmas sobre todo. Un pintor de la plena luz. Un artista del baile del color y de las líneas. Muy cercano al pintor de Italia que vivió en Francia y dicen las malas lenguas que Picasso se quedó con sus mejores cuadros. Picasso que se acuerde que en la zona de La Recova tiene una copia que no pudo hacer en la tierra. Me la dictó desde el cielo. Yo la copié. Yo la firmé.

Y en el Almanaque de Nguyen la playa de las Teresitas. Nace Julio. El otro día fui. Dan ganas de volver.

Imagino a Cervantes visitando a Francisco Rico. Imagino un entremés. Rico acaba llamando al bedel para echar a Cervantes, un pringao que entró de la calle y se atreve a corregir sus correcciones. Faltaría más. La autoridad en El Quijote es él.
--Vale, sabio resabiado, me vuelvo a donde están mis huesos --dice Miguel mientras el bedel lo arrastra por los sobacos a la puerta de la calle.
--¿Cómo? Eh, eh, espera, ¿sabes tú dónde están tus huesos?
--¿No lo voy a saber?
--Suéltalo, Fermín, y baja a la bodega, y trae ese vino que probaron anoche Juan Royo y Jesús Castellano.
--Sí señor, La Isleta. De Tacoronte. 
Etc.