lunes, 30 de septiembre de 2019

Lo voy a llamar Sísifo. Es una lagartija. Todo el día ha estado junto a la puerta de entrada, haciendo el mismo trabajo. Llega hasta donde termina el hormigón, y se cae otra vez al suelo, y vuelve a subir y vuelve a caer, y vuelve a subir... así ha estado todo el día, y sigue.

Ir de viaje con un amigo a casa de una amiga teniendo el cuerpo flojo y el alma derrumbada es abusar. Abusé. Ramóm me recogió en el barrio, con su bólido Ford. Rojo. Entre brillante y opaco. Fueron dos baños de mar. Uno entero y otro medio. El añorado mar. Se ha vengado de que un día lo llamé monótono. Monótona resultó la obra de teatro que vimos en una sala no muy apropiada para expandir la voz de los actores, de las actoras, todas mujeres, representando mujeres y hombres. Mujeres que esperan un barco que no llega y hombres en el barco sin rumbo, sin que nadie sepa aún qué fue lo que ocurrió con el Fausto, el barco desaparecido entre el Hierro y la Palma. La obra se hizo larga. Menos largo y más ameno la charla con Berto y Sonia en un lugar donde yo pedí la hamburguesa que pidió Ramón. Alberto Linares es quien mejor conoce la relación profunda entre el autor y su obra (hablaba de Ignacio Gaspar). Los recuerdos acuden a Berto en Carrusel. La vida es una tómbola, y el mago sabe dónde está el número premiado y la escopeta que no tiene el cañón torcido. Berto es una narrador oral aparte de narrador a secas, el que se dedica a escribir sobre un papel, o una pantalla. "Hablar es sembrar y oír es cosechar."

A veces los acontecimientos adversos hay que verlos como estiércol de frutales. Dos hermanos a punto de matarse en un primer piso. El gato menudo, como un soplo, que Sita rescató del sacrificio. El sacrificador, un hombre cuyas aventuras no me corresponde a mí narrarlas. Tendría que ponerles la voz de Sita o de Ramón, y mi memoria también anda delicada. Del enjambre líquido vertido sobre el asiento trasero de un automóvil, de esto no hablo tampoco. Ni de Chocolate y la otra y el gatito soplo asomados al balcón, ay. Déjalos ahí. Nosotros, en el día del gran apagón, subimos a Arona. Exposición con cuadro de Argelia  Bello Hernández, entre obras de otros pintores aronero, en el salón del ayuntamiento. Afuera la plaza engalanada para un festival cómico, con Vieira de humor principal. Me gustó a pesar de todo, o quizá por esa chabacanería que es la madre de todas las literaturas.

Regreso de noche, con Ramón. Devuelta la luz a la isla.

martes, 24 de septiembre de 2019

--A ver el retrasado este, le doy una patada en la cabeza...

--Caminando, porque si no, no llegamos.

--Yo lo que no es mío, no lo quiero.

Son frases del día. La primera de un albañil en los andamios, uno que entretiene el trabajo de los otros contándoles sus aventuras. Las cuenta bien. Muy bien. Es agradable oírlo. Es el menos que trabaja pero el que más ayuda a que el trabajo sea llevadero.

La segunda es de Esteban el cazador, caminando hacia la escalinata de Ibrahim. Parece una frase del montón, de perogrullo. No sé. Nunca se llega. Ni aquél personaje de Kafka llegó al castillo ni Juan Matus llegó a Ixtlan.  La diferencia entre uno y otro es el camino. Un camino desalmado o un camino animado. El del brujo yaqui es un camino que tiene vida, que te da el gozo de vivir, y el otro lo que tiene es muerte, te quita las ganas de vivir.

La tercera es del fontanero, que vino hoy. En moto. Es la más inquietante. Quien es honrado no lo anda proclamando. Quien no lo es, lo proclama para parecerlo.

--Si hace el trabajo, el dinero es suyo. Si se lo queda, que dios lo bendiga --le dije. (No sé cómo cuadrar esta contestación). 

domingo, 22 de septiembre de 2019

--Jesús, dame un plato.

El vecino entra, le doy el plato. Es el segundo que me pide en menos de una semana. Me lo pide para traérmelo con comida. Comida real, no fotos virtuales. La cocinera es la madre de su mujer. Es su mujer quien lo obliga a traerme un plato de comida exquisita. El segundo que me trae,  hoy. Como haya un tercero...

Ñoc, me recompuso de un mal sueño. Soñaba que estaba trabajando, con las furgonetas en el periódico, y todo era un lío, y mi furgoneta no estaba, y yo no sabía si estaba despedido o no, y fui a hablar con el jefe --en la realidad fue no santo de mi devoción-- que en el sueño era tratable, y era mujer. Cuando fui a hablar con él era mujer. Y hablamos poco. Estuvimos en otro plan, Y si estaba despedido, cuando terminó la entrevista ya me había contratado de nuevo. Desperté con terror porque que aquel hombre apestoso se hubiese en el sueño convertido en mujer placentera, no lo comprendí.

Lo que sí comprendí es que tengo cosas manga por hombros. O me espabilo, o esto va a ir mal.

1. devolver al club el relato de Capote.
2. llamar al fontanero.
3. pagar la contribución.
4. cambiar residencia legal (Ayuntamiento y Hacienda)
...

Vino el vecino Nicolás y un pan. Bueno el pan. Y el bacalao. Papas dijo que no me trajo porque las que había eran para él. Menos mal que la mujer no lo obligó también a traerme papas.

martes, 17 de septiembre de 2019

23.46
--No me contestes por aquí. Me he ido --me dice. Y yo me iba a acostar, en el sillón, pero la frase me despertó. La tercera para Horizontal jazz, cuando el fulano se niega  a ir con Sandra a Madrid. Si fuese un bicho, la imagen podría ser la de una mantis religiosa. Amor monacal que te va matando, matando, mientras muere la tarde moliendo café.
Dice que todo me lo tomo como una bala que apunta a mi cabeza. Si no es un bala de plata, no importa a donde apunte.

Ya con el vecino Nicolás --ahora está en la etapa de no dejar el segundo cuadro en la calle-- de maestro de obra con el segundo cuadro.
--Ese sí que se lo pueden llevar.
Hoy tre vecinas me abordaron bajo la bombilla de la entrada de una de las casas --las farolas aquí están fundidas-- a requerirme secretos de pintor. Me cohibieron. Escapé. A ver el segundo cuadro.
--Me apena que mutilen un poema.

Si el otro día la frase de mujer que encontré fue "yo todo lo que publico lo tengo registrado", ayer fue esta.

En Horizontal jazz quedan como anillo al dedo en un personaje que se llama Sandra. Hablo mucho de su voz y su hablar pero a ella se la oye hablar poco en el episodio donde la cuento, una noche de jarana en Gijón. ¿Qué se le puede decir a alguien que confunde a un buen podador de manzanos --en Asturias son muy cotizados--  con un despiadado mutilador del pobre arbusto? Sí, mujer, hay plantas o poemas que hay que dejarlos como están, pero otros necesitan un afeite. En mi caso, el de Gabriela Mistral, no porque necesite el poema poda, hasta ahí no llegué, pero sí puedo hacer mío algunos versos, por literatura o porque en realidad los estoy sintiendo. En fin, los romances medievales dicen unos que son ramas cortadas de obras mayores (otros dicen lo contrario).

Y lo que digo yo es que ya doy por concluida la obra inédita. Ahora toca llevarla al mundo. Sin prisas. Lo demás quede en este diario, mientras dure la voluntad. Escribir como quien suda, como quien caga o como quien folla. Escribir como si nadie estuviera mirando.

¿Tú que piensas, Pepe? Ya sé que hay que restar y seguir y que la prisa mata y aceptarlo todo y no creer en nada, pero todo tiene su sí y su no. Si no, todo son frases, palabras nada más.

lunes, 16 de septiembre de 2019

de un poema de Gabriela Mistral que publica en su muro Pamela Alvarez, escojo unos cuantos versos:

Dejaron un pan en la mesa,
mitad quemado, mitad blanco

Huele a mi madre cuando dio su leche,
huele a tres valles por donde he pasado

Y no hay nadie hoy tampoco en la casa
sino este pan abierto en un plato

Sobre esta mesa sin carne y fruta
los dos en este silencio

(aparte de signos de puntuación alterados, añadí "hoy" en un verso, y el último mostrado, completo es "los dos en este silencio humano". El recitador, o el lector, tiene todo el derecho del mundo (derecho moral; el legal es otra cosa) a apropiarse de un texto ajeno si ese texto está diciendo lo que él quiere decir. A esta soledad de hoy se le puede añadir el personaje de Carol en la película de Polanski "Repulsión". Otra amiga virtual la ha puesto en su muro y la estoy viendo. Polanski no es Hitchcock. No resuelve el mal sino que lo lleva hasta el fondo.)

Hoy almuerzo en casa de Siao-Ling y Wang. Iba con la guardia puesta pero no hizo falta. Wang en el polo opuesto de su común naturaleza. Los cuadros que está haciendo por lo menos uno tiene una segunda e incluso tercera lectura. Los otros son vacíos y con una destreza mal aprovechada, sin vida y sin zona áurea. Bueno, es su manera. Le digo los fallos que tiene. Se quiere justificar. Pues que se justifique. Decirle a un torpe engreído dónde está errando, no sé si merece la pena. Lo que veo es lo que digo. Y mejor no verme a mí mismo: Hablar del pueblo. En la plazoleta, donde antes jugaban los niños a la pelota, han puestos cachibaches horribles para los más pequeños. Pueblo que en su día dejó que se destruyera la escalinata de la iglesia, de 1927, es para no tenerle fé. Hace tiempo que perdí la fé.
Distinto a anoche, recitando a Candelaria Villavicencio con Marcelino Marichal. Sus versos llenaron de vida el rincón del pueblo donde estuvimos. Marcelino aprecia que la voz de esta poeta no es corriente. Iluminaba como el fuego interior de la luna y rodeaba el espacio con las formas animales en los laureles de India, la Montaña y el pez descendiendo al fondo.

Hoy sin embargo, tranquilo almuerzo, buen puchero pero qué tristeza sombría, a la luz del sol, en todo el pueblo, incluso en los chistes malogrados del hombre del kiosco de la plazoleta:

--Está decretado que cuando las cucarachas hagan el amor no aleteen las alas.

Y el barrio igual.

--A este tiempo Sur le tengo yo más miedo que al tiempo Norte --en la escalinata de Ibrahim. 

domingo, 15 de septiembre de 2019

Hoy salió el texto sobre idolos de bruma en Diario de Avisos. Tenía que haberle dedicado un poco más de tiempo, tal como está no está bien ligado.

El día comienza con un comentario de Wang sobre un cuadro que vio en mi casa, y tuvo la gentileza de enviarme un mensaje con su parecer.

--... y vete a una academia de pintura.

Sí, y cuando me dé por tirar piedras voy a una academia militar.

Y para seguir animando el día el vecino Nicolás me explica que voy a tener que picar toda la pared por fuera y luego mirar como está la cosa por dentro.

Lo que sí tengo que hacer es llamar mañana al fontanero que el otro día vino en moto con Hilario.

Mitad de mes y se acerca el otoño. Ya el barranco escupe ráfagas frías. Mañana Ibrahim estará contento. Ganó el Tenerife y perdió Las Palmas.

--En la calle de abajo vivía un pintor que hacía buenos cuadros y era viejo como tú y con el pelo blanco como tú y un día lo encontraron muerto en la casa, vivía solo, como tú... --cambia de tema el vecino Nicolás.

Hoy no es mi día.

viernes, 13 de septiembre de 2019

--Hoy es viernes y el cuerpo lo nota --uno de los obreros que están en los andamios del edificio de enfrente, el mismo que más tarde, al final de la jornada, me pregunta desde arriba cuánto vale el cuadro.
--No sé, no soy vendedor --le digo.
--Cuando terminemos la obra, te pido un autógrafo por si te haces famoso.
--Los famosos hoy son plagas, están por todos lados. No es un mérito hacerse famoso.
--¿Y esos qué son? ¿gente en una playa?
--No sé, lo que tú veas. Yo sólo veo líneas y colores, eso es lo que me preocupa, ¿cómo ves tú los colores?
E me llama no sé por qué y tengo que entrar en casa y me quedo sin saber la respuesta. Hoy le puse el rojo que María había visto como parte del cuadro, y era la silla. Hice lo que aconsejaba don Juan a Castaneda. Calculé hasta la extenuación cómo incorporar la silla al cuadro y una vez todo calculado al carajo los cálculos y con el primer tubo de rojo que encontré y unas elementales señales de referencias, a pesar del solajero, me puse y puse la silla en el cuadro, y a la real le di la vuelta.
Hablando de María, no pongo ahora aquí lo que ella escribió en fb porque a lo mejor bajo a la ciudad a oír música de Senegal en el lugar donde nací.

Otra María, esta no real, es María Iribarne, la de la novela de Sábato El túnel. Recordarás que el interés de Pablo Castell por ella comenzó cuando la vio mirando con suma atención uno de sus cuadros, en una exposición pública. Las escena la recordé con intensidad antier, viendo desde la penumbra de dentro de casa, a una mujer desconocida pararse delante y mirarlo con un interés que me sobrecogió. Tengo que buscar lo que María Iribarne vio en aquel cuadrito de Castell. El pensamiento de la mujer de antier, pelo de esparto, con mil ondulaciones y teñido de rojo encendido, mi imaginación quiere verlo con las palabras de María, mujer real, amiga, de Charco del Pino.

Y hasta aquí el cuadro.

Me hizo gracia una poeta que publica en fb su poema (no estaba mal, a mi gusto) y en un comentario le pregunta alguien si puede compartirlo y ella le contesta.
--Claro que sí. Yo todo lo que publico lo tengo registrado.
El poema no me interesó para nada apropiármelo, pero esta frase sí. Como anillo al dedo en un diálogo de Barrio Chino:
--Yo todo lo que publico lo tengo registrado.

¿Lo tendrá registrado?

Otro tema literario es la corrupción en la república de las letras. Ejemplos hay varios. Pero el de un poeta el otro día en fb da muestras de que las palabras tienen el significado que le da don Huevón a Alicia en el País de las Maravillas, Para él la corrupción está en los que hacen crítica destructiva. ¿Qué quiere decir esto? Bueno, lo dejo aquí por hoy. Tengo que... cosas mías.


miércoles, 11 de septiembre de 2019

por la mañana le pedí un aquarius a ibrahim. naranja. me hizo gracia que matías, hombre fornido tipo gorila y en plena forma, pidiera un nestí. bebida de mujeres, oí decir una vez a un camarero. matías de mujer lo que tiene es las ganas de encontrar una que no le dé al resoplido blanco. no es de esa vena, es recién jubilado y hombre entero. ya me gustaría a mí estar la mitad de bien que él. Yo estoy pal arrastre, y ahora más. Segundo aviso serio.

El primero fue cuando la disputa con berto por wasap. No hubo mala literatura ahí. Dos pollos bravos dándose picotazos. Dos gallináceos baldados disfrazados de gallos de pelea. Tiempos aquellos. A lo mejor si escribo sobre 485 años me apoyo en algunas cuestiones que él planteó en la crítica-estudio que hizo a Baile de tapados.

¿cuadro de afuera? ,,, hoy se me ofreció una mujer de modelo. No es de esta calle pero tiene familia aquí. Lo comentan algunos vecinos, y más o menos al final no deja de ser una acción. Una obra expuesta al transeúnte, que bien puede intervenir en ella, comentarla o llevársela con nocturnidad. Por lo pronto ahí está. Hoy tuve ánimo de ponerle blanco antiguo a una figura humana y líneas azul fuerte a las olas del mar, pero todavía se ve plano, no como los cuerpos que están fuera del agua, gracias a Modigliani. Con el Greco no me atrevo, a menos que le ponga óleo.

La hortelana, con las obras del edificio de enfrente, hasta que no llueva están llenas de polvo. Maldito polvo ha soltado esa obra. A Conchita, vecina de más abajo, le dañó los bronquios.

martes, 10 de septiembre de 2019

voy a tener que seguir esto con el título de diario de un hombre enfermo. las palabras las oye el diablo, escribí que lo peor de estar solo es comer solo. leche machanga. las lentejas que E hizo el viernes olvidé ponerlas en la nevera. el domingo a mediodía me entró el hambre y comí dos platos, carne incluida. por la noche me vi morir y no se cómo pude limpiar el vómito al lado del sillón. hoy me duelen las articulaciones y los huesos. avisos de dios. y sin arreglar mis asuntos en este mundo, mi madre.

lunes, 9 de septiembre de 2019

La dama del Sur, las mujer de los girasoles, ya se ha convertido en un arquetipo. Es inevitable, es la naturaleza del arte. Una naturaleza que ha logrado Ignacio Gaspar. Destrezas de arquitectura literaria aparte, abrir un mundo, mostrar otra realidad, no lo hace cualquiera. Tiene que ser alguien poseído por el don. El don de convocar mitos poderosos, donde ya no es el hombre el que decide, sino que llevado por las pulsiones de la tierra... Anoche empecé a leer 485 años después del año de la nana. En la lectura de juventud sólo pude apreciar el rasjeo de cuerda, el toque de tambor y la flauta mágica en el estilo de Ignacio. Hoy comienzo a apreciar la sólida estructura de su creación. Le he criticado, en Baile de tapados, la necesidad de haber podado un poco más con certero arte, frío, en contraposición al fuego que mueve la narración, pero hasta en esto es posible que yo, torpe lector, esté desacertado. Como los lectores de la editorial a la que Malcolm Lowry envió la copia mecanografiada de Bajo el volcán. La novela, si Lowry hubiese transigido a los cambios propuestos por lo lectores de la editorial, seguro que hubiese salido más ligera, más fluida, más destacado el baile de salón y novela-del-oeste que hace aromático --entre tanta hiel-- Bajo el volcán. 


domingo, 8 de septiembre de 2019

Hoy pasé de viejo-verde-infantil a buen hombre. Supongo que la diferencia entre "buen hombre" y "hombre bueno" es que el primero es alguien que pasa por la vida sin molestar a los demás, ni a sí mismo, y el segundo es alguien dedicado a hacer el bien, más productivo que el otro. Buen hombre tiene connotación --tendría que consultar-- de "pobre hombre". "Buen pobre hombre" es una descripción apropiada. Me la quedo.

Por lo demás, como aquella inolvidable canción; aquí sigo, en la misma calle, con la misma gente...

sábado, 7 de septiembre de 2019

Hoy Ignacio me trajo 485 años después del año de la nana. Si hay suerte, escribiré sobre esta remota obra, como ya hice con Idolos de bruma, de Roberto Cabrera. Dos pequeñas obras que, a pesar de sus defectos, si los hay, marcan un giro importante en la narrativa canaria. Subimos a comer al norte. Es una suerte tener amigos que de vez en cuando me saquen de aquí. Le pregunté por la vecina escritora de Charco del Pino. Por el nombre, no la conoce. A ver si me he estado entreteniendo con una mujer que me ha dado un nombre falso. No se debe caminar con nadie del que no sepas su nombre, aunque acierte a decir algunas verdades, como que soy un viejo verde con la mente infantil. Qué bien. En fin, no saldré del celibato con la desconocida.
Por la tarde estuve con Belén. De esta mujer sí sé el nombre y el color de sus ojos y la forma de sus labios y el modo de mover las manos para señalar las comillas. El retrato que le hice ya está en el salón de su casa.
--¿Qué te dijo tu hijo del cuadro?
--Ay mi madre --dijo cuando lo vio.
Por lo menos no es como otra mujer, una que hace tiempo me sacó del celibato, hasta que me cansé de que me vacilara. En cuanto le surgía una aventura más alegre, me daba disculpas para no verme. Pero se interesó por varios cuadros, Se los di. El destino fue el sótano. Pensaría que, como el mundo es raro y da muchas vueltas, a lo mejor esos cuadros tienen valor el día de mañana. El día de mañana nada tendrá valor. Pobrecita. Terminará tirándolos al contenedor, o si es piadosa, aportando material a una hoguera de San Juan.
A Belén le llevé la copia de Barrio Chino que leyó Eduardo. Ella es autora del epílogo. Si el autor en algún momento quiso salvar al narrador, el epílogo de Belén destroza esa buena intención. Gracias al epílogo logré distanciarme de los personajes y hasta el que, en un principio, era un objetivo a machacar, al final ha salido mejor parado que el principal, el narrador.
Bueno, está bien así. Los que quieren ponerse bien puestos, o demasiado mal puestos, azufre, como a los perros meones.
Y la vida sigue, no igual.

jueves, 5 de septiembre de 2019

"Hazte imposible para que siempre te recuerden", esto forma parte de dos versos inolvidables de Desangre libelular anónimo, de Roberto Cabrera. Lo acabo de recordar dando un paseo y oyendo en un balcón de edificio de barrio dos perros ladrando a otro, de una mujer que suele sentarse en la parada de la guagua a coger el fresco. Reclamé la atención de los dos perros y me puse a hacerle el contrapunto. Me enseñó Roberto. El contrapunto musical y el contrapunto dialéctico. Los perros me ladraban "hay que saber cuándo tienes que irte" y yo les replicaba "y cuándo tienes que quedarte". Nos pusimos de acuerdo y callamos. Dejaron tranquilo al pobre perro de la mujer sentada. Pero el dicho "hazte imposible" me lo hizo recordar un antiguo editor que hoy nos cruzamos en la rambla, frente al kiosco donde hay libros a un euro. Compré una vieja edición con el título Isadora. Desde que vi la película, hace más de 40 años en el cine Greco, esta bailarina --o la actriz que la interpretó-- me enseñó a danzar. La danza, la poesía y la pintura son tres cabezas de un Dragón.

El antiguo editor me saludó por compromiso. Hace más de cuarenta años me editó un cuento en una antología de narrativa canaria. Una vez, hace mucho tiempo, tuve en esa misma rambla una conversación con él  sobre el mundo literario y la puse en este blog, y el hombre, porque nunca falta un roto para un descosido, se enteró y en lo sucesivos encuentros fuimos más serios conversando y no memorables criticonas de pueblo. Hoy fue como si hubiera visto en mí a Mefistófeles, y saliera huyendo y exclamando vade retro, perro maldito. Me dejó tocado. La mala danza no me agrada ni cuando soy yo el que mal danza ni cuando danzan mal conmigo. En fin. Sobre el motivo del desdén hago conjeturas en el aire. ¿Me la tiene guardada y cualquier chismorreo lo reafirma? no sé. Me hizo recordar el cuento aquel que él publicó. No matarás.

Es un cuento rural. Mientras en la plaza la orquesta toca corridos canarios, un hombre baja por un camino de tierra a matar a otro. Cuando llega, el otro está dormido y decide no matarlo. No sé si hizo bien o no. El cuento es ese. Y está relacionado con Barrio Chino, por el lugar en que ocurre y por la naturaleza del conflicto. De todas maneras no es en esta obra donde podría ponerlo hoy. Sería recargarla. Está más adecuado en Agosta escribe. Agosta, mente febril, como aquel de La naranja mecánica, lee cuentos tristes como podría ser El artista del hambre. En la novela se muestra entero uno de los cuentos que lee. Si hay ocasión de revisar esa obra, lo principal es sustituir el cuento que está ahora por No matarás.  Es contrapunto del resto de la novela.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

--La montaña la hizo famosa y la montaña la mató --Ibrahim.
--Déjame cinco euros hasta después, Ibra.
Juego a la máquina y recupero y gano algo. Le devuelvo los cinco euros.
--Por pronta devolución, no me cobrarás intereses.
--Yo siempre que presto quiero que me devuelvan el dinero exacto, sin intereses.
--Los prestamistas judíos se hicieron ricos cobrando intereses.
Me cuenta un préstamo que pidió su padre en La Gomera y lo que le costó pagarlo.

En la mesa uno están sentados el Puñalada y su novia, hombre recio y de pocas bromas, pero afable si te llevas bien con él. Los negocios honestos marcan una buena amistad, superficial pero sólida. Y a veces jugamos juntos y siempre que jugamos juntos hemos ganado. Más amistad.
*
Hago unos spaguetti. Lo peor de vivir solo es que comes solo. Bueno, tampoco importa demasiado. Tuve que visitar al mexicano pero la compra ha sido fructífera. Prácticamente concluí Barrio Chino. Tengo que pasarle la copia a Belén. Ha habido cambios importantes y tal vez quiera ampliar el epílogo. Eduardo ya la leyó. Me dijo que tenía que publicarla sin más cambios, y aunque el final es algo brusco --tengo que revisarlo-- está en sintonía con el resto de la novela. La comparó con El viaje al fin de la noche. Esto es mucho decir. Con que sea la mitad de buena, me doy con un canto en el pecho. Los poemas que he ido trabajando en el ordenador sin internet, también les estoy dándoles los penúltimos toques. A mí que no me digan, pero me engaña el narcisismo o esos textos van a ser importantes, si llegan a puerto, si se publican. Son tres obras. Una inspirada en mis gracias y desgracias con una cantante que mejor no digo el nombre. Otra es las coplas de Juan Cabrón. Es poesía narrativa, con argumento. No tiene nada que ver conmigo. Las composiciones tienen una agilidad rítmica y una filosofía nada despreciable.
Hoy acabé un escrito sobre Idolos de bruma. Me salió un texto volandero, y con afirmaciones un tanto arriesgadas. Relacionar la novela de Roberto con Schopenhauer seguramente provocaría la bronca de los conocedores de la Filosofía, pero como no van a leer la novela, por ahí me libro de críticas justas. La relación con 485 años después del año de la nana está más firme, el tiempo las relaciona.

Mañana me espera trabajo. Me voy a acostar con la imagen de una mujer quitándose las medias. Mi amiga con la que ahora guardo un silencio de reflexión, yo quiero su cuerpo y ella quiere mi alma, tiene otra manera de hablarme. Encantadora mujer. 

martes, 3 de septiembre de 2019

--... calatayud, zaragoza, después pasé por soria y ahí me llama un compañero cuando vuelvo tenía dos meses para incorporarme y me dice la empresa tiene dos meses porque no me dejaron ir a francia me negaron el pasaporte porque tú no sabes las historias que tengo yo en tan poco tiempo tengo un montón en capitanía estuve de escribiente y en la legión me apunté porque me tomé ocho optalidones y luego otros cuatro supermán y me apunté y como yo era el tío que sabía escribir a maquina terminé en el servicio de inteligencia del ejercito mira tú las cosas que pasan en la puta vida y  mi padre franco hijo puta porque yo estaba amargado y el viejo echando leche con franco y llamó a mi tío que no se llevaban muy bien pero bueno y fue Arencibia el que estaba en el cómo se llama servicio de inteligencia ahora no me acuerdo...
y no calla. ahí al lado en la mesa. me dijo que no creía en el tarot porque un brujo que hacía vudú no sé qué y hay por ahí unas cuantas cartas del tarot y le hago el juego de las tres cartas, en plan compadre, y sale que es un hombre templado beneficiado por el oro, la paga que tiene, y perjudicado por las copas de más y me está viendo enfrascado escribiendo y no para, ni lo miro pero él habla y habla
--... y llega el teniente y dice ese qué hace ahí...
la historia de la mili.
intento pensar en el soldadito de plomo, a ver si puedo seguir oyendo a este plomo que estuvo en la legión. El caso es que me acuerdo de la historia de su vida militar que me contó mi padre una noche. Otra noche me hice con un cuaderno y un boli para copiar el cuento, que me lo contara otra vez. No pudo ser. En fin, a ver si este se calla. Este es un barrio de locos. Uno soy yo, otro es la mujer gomera que sabe cantar y otro este hombre que no para de hablar, no sé si cobrarle. Si voy ahora y le dijo
--Media hora escuchándote, 20 euros. Otra media hora, 60 euros.
No le digo nada. Soy el único cobarde en esta tierra de valientes.
--Después ya no podías cambiarte de nombre en la legión. Yo llenaba la ficha y la mandaba al jefe de la policía del servicio de inteligencia, y anotaba si tenía familiares de izquierda o delincuente azul, delincuente de poca monta... y había un cabo que parecía un angelito, el cabrón estafaba a la gente, a los legionarios nuevos, cuando veo la ficha digo, vaya, el cabo gallego, y me enteraba de la vida dél enteramente... los oficiales trabajaban hasta las dos de la tarde... a mi me gustaba abrir los expedientes, ideológicos y políticos, yo ya tenía idea de izquierda, y un tio por ignorante casi mete la pata, él estaba el cartografía y había un capitán chusquero que no oyó porque si llega a oór, y el tío me dice hola comunista, y tuve que decirle lo que estaba en el expediente. Vamos los dos pal castillo y pal consejo de guerra y nos van a meter, tu y yo no nos conocemos, era bastante ignorante...

Le digo que el capitán chusquero a lo mejor lo oyó y se hizo el sueco y ya empieza con la biografía del capitán. Le digo y es verdad que me tengo que bañar para ponerme la inyección y bajar a hacer una copia de Barrio Chino. Tal vez recuerde lo que me contó mi padre una vez.

domingo, 1 de septiembre de 2019

un comienzo y dos finales

"El alguacil se alzó sobre sus estribos. Estaba tan airado contra el fraile, que temblaba de ira como la hoja del álamo."

Así comienza el del alguacil en los Cuentos de Canterbury. Así vi yo a uno de los poetas de este cuento, ya muy largo, escribiéndome en privado y bloqueando cualquier posible respuesta:

"Mira, Jesús, lo que es evidente es que no se te puede contradecir y llegado a un punto no utilizas argumentos sino insultos y es que además mezclas cosas que no tienen nada que ver contigo, porque no eres el centro de lo que ocurre. He respetado tu muro a pesar de esa estrategia del ruido y los insultos. Pero ya está bien de aguantarte. Por cierto, no me has hecho ningún daño. Adiós. Y es que te acercas o te internas incluso en la difamación."

Así debe acabar el cuento de los poetas. Fundido en negro. Aclaración en la oscuridad. El del fraile del libro, que contó su cuento antes que el alguacil, así terminó:

"--Hermano --dijo el diablo--, no te enojes, pero tu cuerpo y esta sartén me pertenecen de derecho. Tú vendrás conmigo al infierno hoy de noche, y allí te enterarás de nuestros secretos mejor que un doctor en teología.
Y con estas palabras, el horroroso demonio cargó con el ministril, que fue a dar en cuerpo y alma adonde los alguaciles tienen su legítima morada. Dios, que creó a su imagen al género humano, salve y guíe a todos nosotros y permita que este alguacil se vuelva bueno".