miércoles, 30 de diciembre de 2020

Vertical blues. El primer capítulo tiene consistencia, el segundo también, pero el tercero parece una sucesión de historietas facilonas. Como la que iba pensando mientras caminaba hacia Ibrahím. Una versión de Otelo. Desdémona se enamora de verdad del amigo que la acompaña a leer poemas en los jardines del palacio. Como es mujer fiel, su amor se reduce a lo platónico. Sin embargo se muere de celos porque su amigo comienza a fijarse más en otra que en ella. El engaño de Yago, la triquiñuela del pañuelo, es una mentira que esconde una verdad. Un cuento simple. No vale la pena escribirlo. Más auténtico es la pelea que Marcos tuvo hace tiempo con un macho cabrón. El cabrón le mordió un brazo y Marcos le dio una trompada que lo dejó grogui. A partir de ahí el cabrón no dejaba que nadie se acercase a las cabras, menos a Marcos, al que a partir de la trompada le tuvo una obediencia de oveja. En la escalinata, uno que marchó para Venezuela a los doce años y regresó hace poco huyendo de Maduro. Allí fue policía y estuvo a punto de morir de un disparo en la boca. Hace valer su condición de isleño, de Argüallo (?), Santiago del Teide. Recordaba palabras de su infancia campesina, presumía de ser puro guanche, criado junto a cuevas con huesos guanche dentro. 

--¿Sabes lo que es una jícara? ¿y un machango? No, machango de tortolín no, machango el que le ponían al mulo... --Y contó la historieta de un padre que mandó al hijo matar el cochino. "¿Pero qué hiciste? ¿por qué rompiste la pileta?" "Para que se muera de hambre."

Miguel también contó la suya. Un día que acompañó a otros que montaban a caballo. A él le dieron un burro con silla de montar en vez de albarda. Un burro bajito, un pollino. Cuesta abajo, uno de los jinetes gritó so al burro y el animal, al pararse en seco, tiró a Miguel al suelo. Al suelo no, lo tiró sobre una tunera. 

Luna llena sobre Barrio Nuevo. Llega Julia la de los perros con su hija, vestida de rojo, con la barriga al aire. Vestido elástico, ceñido... Y la luna brillante, parecía una perla en una concha de luz. 

Carlos me manda otro vídeo. Pornografía de taller mecánico. Este tiene más gracia. Me hace recordar Barrio Chino. En la novela un personaje hace una clasificación de mujeres según personajes de cuentos de hadas. En el vídeo no hay cuentos de hadas. La contadora es mala pero el cuento es bueno. Dice que hay varios tipos de hombres. El hombre Gamba... cuerpo tal pero cara que no, que dan ganas de quitarle la cara y quedarte con el cuerpo. El hombre Microondas, que se calienta enseguida... El hombre Caracol, no porque vaya despacio sino porque nada más verte se pone  baboso... El hombre Café, el más verdadero, el mejor, rico, caliente, fuerte y te mantienen despierta toda la noche.

Le mando al vecino Carlos foto del gato azul con todo azul. Contesta. Mensaje de voz:

--... guate, ese gato, Jesús, parece que está triste, ponle una carita de contento, Jesús... acuérdate que es pa una niña... 

A ver cómo hago yo parecer que está contento el gato triste y azul. Estos encargos.

El encargo que dio un fruto más aceptado fue el de los textos para la agenda de Sita. No fue difícil. Cada foto de mujer, mujer de Sur, alegoría de cada mes del año, era un poema. Sólo me limité a oírlo. Las musas hablaron.

El de la mariposa azul sí le gustó a Carlos. Sólo le mandé la foto. No le dije que lo pinté pensando en Isadora Duncan, en la Isadora de la calle del Tanque. Su mujer. Cualquiera le dice la verdad a ese Otelo. 

martes, 29 de diciembre de 2020

 Tú eres pez de aguas profundas

y yo pez de aguas termales,

cuando bailas, hermosura,

yo me salgo de mis cabales.

Si nos vemos en la hondura

tú te quitas el vestido

de brillantes escamas,

yo como voy desnudo

no podré quitarme nada.

Te ofreceré la manzana

de la mar y de los ríos,

la que despierta el amor

en todos los seis sentidos.

Saldremos de nuestras aguas

volando como cernícalos,

escondiéndonos en las nubes

y picoteando los nísperos.

O bailando con los vientos

en las dunas del desierto.


Este poema está dirigido a Candelaria Villavicencio, poeta cuántica. Yo toda la poesía no la conozco, pero de lo que sé, esta mujer está alcanzando en ese arte nuevas dimensiones. Además está entre las mujeres que amo, que no son muchas. Todavía no tengo que esforzarme en recordarlas a todas. Creo que son tres. Una pantera, una puma y una leopardo. Una morena, una albacora y una tiburona. Una águila, una mirlo y una calandria. Me faltan los reptiles, pero aquí me es más complicado de ver sus correspondencias animales. Entre las diosas son las que se presentaron a Paris para que el pobre dijese cuál era la más bella. La belleza no está  en el cascarón sino en la yema. La belleza es una energía, una emanación. Por ejemplo, la vecina que parece Isadora Duncan cuando camina o simplemente se mueve, o incluso cuando está quieta, si no se maquilla a modo se le ven las arrugas en la palidez del rostro. Pero la belleza que desprende su rostro es inaudita, incluso más que cuando se maquilla. 

Día tranquilo hoy. Continúo el trabajo en Vertical. A veces siento que voy por una vereda y otras que me meto en riscos. A esa novela le hace falta una poca del habla de Marcos. 

--Antes te pegaban un revés y te dejaban la cabeza sonando a cacharros.

La noche en la escalinata de Ibrahim es humanamente agradable. Marcos, pinta de orangután, en mangas de camisa. Todos abrigados y él como si nada. Pidiendo una hamburguesa especial de la casa. Al otro lado de las mesitas mostrador, encajadas en la puerta del bar, Miguel el de la perra de presa con la mascarilla negra puesta. Dice que se puso a ver la televisión en su casa, se durmió y cuando despertó todavía tenía la mascarilla. "Cuando desperté, la mascarilla estaba allí". Entre otros paosanos, varias mujeres del barrio alegraban el cuadro de la escalinata, y el teatro de la vida, y la luna casi llena sobre Barrio Nuevo. 

El cuadro de la mariposa ahora es mariposa azul sobre fondo azul. El cuadro con el dibujo del gato que hizo la sobrina del vecino Carlos ahora es gato azul rodeado de azul con fondo azul. Mañana si dios quiere tengo que bajar a la tienda de la Cruz del Señor, a buscar azules. Y blanco transparente. 

lunes, 28 de diciembre de 2020

 Sue fue Manzanero,

dejó el bolero,

llanto de violín

ardiendo en el fuego...


El vecino Carlos me trae más lienzos. Ya les puse gesso a los que trajo. El de la mariposa azul lo dejé en mariposa blanca sobre fondo blanco. El de los misteriosos bailarines lo saqué afuera y cuando lo puse en el banco salió una cucaracha corriendo. Hoy cuando le ponía gesso salió una araña corriendo. Está apoyado en el tronco del papayero macho, dos hojas de aloe proyectan sobre el lienzo una fina sombra. Ese es el cuadro. Y lo dejo fuera. Ese es su sitio. La intemperie.

--Me sorprendiste el otro día; no me cuadra S que sea marido de M. --le digo a Nicolás.

--¿Por qué no?

--Ella es una mujer y él parece un niño.

--¿Un niño? Ha tenido una enfermedad detrás de otra.

Seguimos hablando, Me cuenta sus aventuras con un 850. Tiempos de marras. La Cuesta Piedra en su apogeo.

Entre lo que me trajo Carlos hay uno que dice que empezó su sobrina (la figura de un gato) y que se lo termine yo para regalárselo. Pos bueno, si tú lo dices.

--Tiene que estar antes de Reyes. ¿No tendrás por ahí...?

--No, el pequeño gran hombre no vino hoy por aquí.

Para abajo y para arriba pasa el hombre del perro con la mirada atravesada que presume de mujer guapa, ese barrigudo. Mujer guapa que cuando pasa por aquí y saluda a Nicolás se acaricia el pelo.

--Eso es que le gustas, Nico.

--¿De dónde sacaste tú eso? 

Espera que lo miramos en internet.

Hoy estuvo en la palmera grande cantando un pájaro toda la tarde. 

--No sé si es un mirlo o un capirote. 

Un pájaro pequeño rovolotea entre las flores amarillas del aloe y Sombrita, gato callejero, lo acecha.

--Cómo se descuide, lo caza el gato.

--¿Tú crees que los pájaros son tontos? 

No, supongo que no. Sale volando y el gato se queda albiando.

En Ibrahim uno de los venezolanos cuenta un viaje que hizo en taxi en Venezuela, como de aquí a Las Américas, y en el que aprendió una lección que no olvida. No me enteré que lección fue. No llegué al final del cuento.

domingo, 27 de diciembre de 2020

 Pamela viaja a Candelaria, ve una librería, entra y compra un libro. Mujeres del alma mía , de Isabel Allende. No he leído nada a esta autora. Si  no me equivoco una de sus novelas originó la película donde la comida, el modo y lo que sucedía al cocinarla, hacía aparecer un espíritu que luego habitaba a los comensales, a los comelones. Algún párrafo esencial pondrá en su muro, un modo de conocer esa novela. Así hubiera podido titularse Barrio Chino. No sé si cambiarle el título. Mujeres del alma mía es un título más apropiado a esa novela del ramero Chi, hermano de madre de Siao-Ling y primo de Wang, esposo de Siao-Ling. Es una cosa entre diario y memorias que escribe el condenado Chi condenado por la Justicia, y por la ley del karma) en Santa Bárbara. De Belén Valiente es el epílogo. Le dije que se pusiera en el papel de una de las mujeres. Eligió el papel de Claudia, la mujer que Chi amó en su vida y que abandonó una triste mañana

con los bolsillos llenos de blues, enredado en negocios callejeros.

Juan, que inspira el personaje de Juan Roco, amigo y compañero de oficio de Chi, podría hacer el prólogo poniéndose en el alma de Juan Roco. Hubiera tenido que pensarlo entes, darle el borrador la noche de los manjares japoneses y las gheisas despiertas. Lo tendría ahora entretenido en Lanzarote. (¿Lanzarote no fue aquel caballero de la tabla redonda que le robó la mujer al rey Arturo?)

Cómo la isla terminó llamándose Lanzarote no lo sé. Tal vez Juan lo descubra. El otro día Jorge en la escalinata se acordaba de la novela Mararía. Creía que Mararría era gomera. Gomera natural, no como la Bobadilla. 

Hoy me acordé de Bobadilla (la rasputina --entre Rasputín y ella se pueden trazar líneas paralelas, reflejos una de la otra--) viendo un programa de tv canaria sobre la identidad canaria que me mandó Pepe por wasap. Me acordé de los tiempos de Cubillo. La entrevistada defendía, tal como lo recuerdo, que el canario debería sentirse dueño de sí mismo y no dependiente, en emociones en primer lugar, de Europa, y más integrado en África. Es el sentimiento que despertó Cubillo desde Radio Argel. El guanche como absoluto valedor de bondad, valor y verdad, la entrevistada lo ponía en discusión, como debe ser, pero en aquel tiempo de los años setenta creer en un pueblo heróico, sin fisuras, era necesario para salir del colonialismo mental.  

Hablaba la entrevistada del ínfimo papel de las mujeres después de la conquista, cuando me acordé de Bobadilla, que de ínfimo nada. Un monumento debían hacerle en la Torre del Conde donde sonara en sus oídos las décimas sobre la conquista en La Gomera que escribió un poeta gomero. Marcelino tenía ese libro de décimas. La historia de una traición. Una traición que favoreció a la señora Bobadilla.

Historias antiguas.

sábado, 26 de diciembre de 2020

sin fría humedad

 Le cuento a Pepe que arreglo el deshumificador o pillo otro, o los huesos se me van a pudrir antes de tiempo. Hoy me llama Dani y me dice que me va a traer uno. Obsequio de los animales. Y además se lleva el estropeado para que Tito, que es electricista, lo arregle. La humanidad puede ser el mayor error de la naturaleza, como pensó Schopenhauer, pero la amistad es el reino del cielo en este mundo. 

Escribo ahora sin aire húmedo metiéndoseme por la piel.

Vi una peli basada en la novela Madame Bovary. Cuánta razón tuvo Emma Bovary cuando le dijo a su marido, el torpe doctor, que quería que fuese ambicioso y que el nombre de Bovary fuese célebre en toda Francia. Tal vez Flaubert sabía sin dudas que estaba escribiendo una novela que no iba a pasar de largo. La película --argentina, de 1947-- no es un desastre pero no es una maravilla. La actriz no es la apropiada. Tiene la pinta de mujer fría haciendo el papel de mujer caliente por todos los poros. Y el guionista adulteró la historia. Salva al primer amante, lo pone como un enamorado románticamente sincero. El siguiente es más seductor,  al estilo del seductor que inventó Kierkegaard, un hombre que la pasión es conquistar a una mujer que  le importa un rábano, ni siquiera quiere poseerla. En el personaje de Flaubert sí quiere poseerla, y el fin justifica los medios. En la película este personaje no es del todo malvado, no es un burlador en todo el sentido de la palabra; la deja, como el primero, porque tiene que buscarse la vida, está sin una perra. Todo el dinero que Emma ha gastado para agradar a este hombre la precipita al arsénico, al suicidio. En el lecho de muerte Emma descubre que el zoquete de su marido, el médico fracasado, es el único hombre que la ha amado de verdad. De verdad no, le faltó la sal. Un amor desabrido que no colmaba las ansias de una mujer que, dañada por la literatura romántica, soñó con encontrar el amor. 

Luego leo un artículo sobre Colette. Una vez intenté leer una novela de Colette pero me aburrió y la dejé. En el artículo hay dos frases suyas con interés. "¿Feminista yo?... Me asquean. ¿Sabe lo que se merecen? El látigo y el harén". "Tantas mujeres desean que se las corrompan y tan pocas son las elegidas". 

Hoy los y las sin pecados le hubieran tirado piedras hasta dejarla sin resuello. Colette fue negra de su primer marido, hasta que espabiló y defendió lo suyo, su obra, como cosa propia. 

Nicolás desde la ventana me dice que se acordó de que había leído ya, hace tiempo, La isla del tesoro. De pronto recordó todo el argumento y perdió el placer de la lectura.

Carlos, el marido de Lili, la mujer bailarina, me trae dos lienzo más. Lienzo con pinturas en serie para que yo le haga filigranas.

--Ya me debes tres porros --dice.

A punto estuve de decirle que le podía hacer un retrato a Lili, en el lienzo primero que me dio, el de la mariposa azul, pero no le dije nada. Fui precavido. Persona precavida vale por dos, pero a veces no vale por ninguna. 

Uno de los lienzos tiene el motivo gastado, borroso. Las flores o las mariposas se han convertido en manchas blancas, difusas. Parecen dos fantasmas bailando en una noche loca. La vida no olvida mostrar su caligrafía, lo que a simple vista está escondido. El sueño de Emma. La verdadera, la de Flaubert. Miro ese tercer cuadro, fondo violeta. La luz de la mesa ilumina las soberbias nalgas de la danzante. La escena se complica. Algo pasa, están huyendo uno del otro, la mujer y el hombre.

viernes, 25 de diciembre de 2020

Rasputín

 ¿Qué me llevó a Rasputín? Quizá la mariposa. Comenzaron a aparecer mariposas por todas partes. Maximiliano descansaba de la política en su jardín con un experto en mariposas.  Pamela en fb muestra la portada de un libro donde la mariposa es protagonista. Carlos el vecino, el marido de Isadora Ducan de la calle del tanque me regala un lienzo con una mariposa enorme, cuadro muy feo. En el capítulo II de Bajo el volcán una bandada de mariposas acompaña a yvonne en su viaje de regreso al Cónsul...

--Esto para que tú hagas filigranas de las tuyas --me dijo Carlos.

Yo haría filigranas de las mías si tuviese a su mujer de modelo, cosa complicada. 

Y hoy, en bajando a la plaza de la Paz, en la esquina donde en otro tiempo una mujer pedía socorro desde un balcón y lanzaba, sujeta por una cuerda, una cesta y pedía a los que pasaban por abajo que le pusiesen comida porque se moría de hambre, mujer vieja, sombría, que ya no está, en esa esquina encuentro una mariposa de papel, con un corazón dibujado con rotulador permanente. El cartón es feo y el dibujo es torpe, pero lo que importa es la imagen de la mariposa. 

Es la imagen del coño.

Un buen coño de mujer es una mariposa que aletea.

Pero no fue eso lo que me llevó a Rasputín. Fue un bolero que puso Pamela de un tal Barrios. Un anhelo de amor. En la columna de la izquierda, mientras sonaba el bolero, había un vídeo sobre Rasputín. Vi el vídeo y luego otro y otro, y en eso estoy. Descubrí que era un trasunto del don Juan de las Coplas de Juan Cabrón. Tengo que prestarle más atención a esa "épica" canaria en clave de ópera bufa. Descubro que Juan Cabrón y Rasputín tienen vidas paralelas. Lo que he visto sobre el ruso me inspira nuevos poemas que completan y enriquecen la "epopeya" que surgió un día cuando, viajando al Sur, oí a uno oír la historia de un tal Juan Cabrón que iba de noche a casa de su hijo a acostarse con la mujer de su hijo. Tal para cual, Rasputín y Juan Cabrón.

Sigo trabajando Vertical blues. Juan Cabrón puede esperar.

Pepe el Viejo y Paula me dicen que están buscando una sala, sin nombre, para exponer cuadros míos. Se pueden exponer, no me avergüenza mostrarlos. Es más, me enorgullece que salgan a la luz pública. 

En fin, la calle del Tanque hoy con poco movimiento. Me alimento bien. Entre lo que me trajo Siao Ling y lo que me trajo Nicolás (me pidió dos calderos para ponérmelos con condumio) estoy bien alimentado. Y me voy a acostar. Mañana viene doña Elena. ¿Qué bolero le cantaré? 

jueves, 24 de diciembre de 2020

Noche buena

 Sigo con el libro de Judith

Judith --lo cuenta el libro--

se quitó el cilicio y desnudose de los vestidos de viuda,

lavó su cuerpo y lo untó con ungüento precioso,

repartió en trenzas el cabello de su cabeza

y ataviose con sus vestidos de gala.

Calzó sus sandalias, se puso brazaletes,

manillas y zarcillos. No por pasión lasciva

sino para un santo fin realzó al Señor su hermosura.

El santo fin es que Holofernes la mandara llamar para follar con la hebrea que, precedente de Mata Hari, dijo que su pueblo pecador merecía ser atropellado por el caudillo asirio. El caudillo asirio la llamó y en su aposento se emborrachó. El libro dice que no sucedió nada pecaminoso mientras él se emborrachaba. Ya borracho como una cuba, Judith pidió a Dios que le diese valor, y con un machete cortó la cabeza de Holofernes. Dejó el tronco de su cuerpo desangrándose sobre el suelo, metió la cabeza en una talega y la llevó a su pueblo. Los judíos vencieron, los asirios perdieron. Gracias a Dios y al valor de una mujer. 


Miguelito el flaquito,1,60 de estatura, el medio gitano antimigrantes africanos, me grita desde su ventana de los edificios de enfrente si tengo un sacacorchos para abrir una botella de vino, para la noche. Viene a buscarlo, se lo lleva. Más tarde regresa a devolverlo. A Nicolás y a mí nos enseña `porno de última generación, y fotos de mujeres que ha conocido por internet y que lo invitan a follar como bestia. Eso dice.

Siao Ling y mi sobrina menor, su hija, vienen a traerme el pescado encebollado y una botella de vino última cosecha de la finca de Wang. Buen vino, no todo es horerndo en ese hombre. Mi sobrina también me trae una botella de Matusalén. Aunque ahora no suelo beber ron, buen detalle. Pienso invitar al vecino Carlos pero no sale a la calle. El que sale es Nicolás, porque se le fue la luz. Otra vez. Cruz que tiene ese hombre.

--Leí en el wáter un libro, La casa de Bernarda Alba o algo así se titula.

--Casa de locas.

--La que volvió locas a todas fue la madre... Ahora estoy leyendo La isla del tesoro.

--Buen libro.

--Voy cuando el cojo llega a la taberna.

Se vuelve a la oscuridad de su casa, a ver si viene la luz. Noche buena en el callejón del Tanque. Willian Shakespeare asilvestrado, me comenta Juan sobre la foto que le mandé. 

Y la noche sigue, todavía queda a un rato para irme a dormir. Tal vez sueñe con Judith. Espero no ser Holofernes en ese sueño.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

conjunción júpiter saturno

 Una conferencia (en youtube) sobre Hegel y a continuación otra sobre Schopenhauer, me llevan al libro de Judith. Abro la Biblia (católica) que me regaló una mujer que me tuvo ejerciendo de puto, hasta que me cansé, y comienzo a leerlo. Creo que comienzo a entender el Dios de Spinoza. Ser ateo es tan tonto como un obrero de izquierdas en estos tiempos de trileros y charlatanes. Dios es la Vida. El Dios del antiguo testamento. No se le puede nombrar porque el misterio de la Vida es indescifrable. Es una novela de la que sólo podemos captar un fragmento minúsculo, y a partir de ahí hacernos una vaga idea de la totalidad que desconocemos.

"La vida no tiene sentido ni valor", sentenció Schopenhauer. Fue un occidental que pensó como un budista pero actuó como lo que era, un hombre al que le gustaba comer bien y follar mejor. Descubrir que la humanidad es el mayor error posible, le hizo ser en lo posible un animal de cueva.

Todo animal de cueva, / como dice Aristóteles, / por dos cosas trabaja. / Una cosa era / tener mantenencia / y la otra cosa era / haber ayuntamiento / con hembra placentera.

Schopenhauer sabía español. Tradujo al alemán La vida es sueño. No me extraña que conociera al Arcipreste, al del Libro del buen amor. Ay --me acuerdo ahora de un poema de Villon, otro poeta medieval--: Si yo hubiese sido un niño bueno, / aplicado en aprender el idioma / y no en las bragas de la profesora de francés/, hubiese estudiado con interés / con el mismo interés que tenía / en cazar la mariposa /  escondida en las bragas,/ y sería yo un profesor aplicado/ con dinero en el banco / y una casa en Yaiza / y una profesora de francés.

No me extrañaría que el filósofo alemán hubiese bebido del Arcipreste de Hita, de los tiempos en que los curas tenían barraganas, que luego fueron sobrinas o tías, y sólo los malos de la película iban a los monasterios de monjas a hacer orgías rituales.

*

Siao Ling me llama para decirme que viene mañana a traerme un trocito de pescado...

--¿Y sopa? ¿quieres que te lleve sopa?

--Sí, trae sopa. --Pensé que no viene mal una sopa con pan frito.

Al almuerzo de navidad no me dice que vaya porque ya van a ser seis. Al que no le importa si son seis o más es a Ramón. Me llama para preguntar si bajo al Sur. No sé, no creo que baje, no me aseguró si Isa va a estar en la cena. Seguro que no, y es una cena familiar. No sólo Sita y Ramón sino también familiares con los que no tengo confianza. Pepe me manda un wasap, me pregunta si alguna mujer me llamó para cenar. Guasón este Viejo. 

Juan me comunica que me hizo caso y está en Lanzarote. Mañana si dios quiere le mando una foto del Shakespeare que me trajo de uno de sus viajes a Inglaterra. Lo tengo sobre un bloque pintado. Para que lo ilumine. Le  haga ver en toda intensidad el resplandor de las piedras de la isla. 

Ibrahim es grato a mediamañana. La escalinata parece radio macuto, con noticias de aquí y de allá. Jorge el ex bombero, Matías el gorila, Esteban el cazador, y en el coro Miguel, con novelas de mediamañana. Luminosas como el sol. La más notable, la policía anda buscando al Papa. Por la tarde es más cálima, gente que habla sin armonía ni ritmo. Que parece que se quieren comer unos a los otros. Becerros mugiendo en las praderas de la desolación. Mujeres pocas. Lili a buscar un bocadillo. Julia la de los perros y hablar verdulero, esta vez con su hija, contenta porque... 

Mañana nochebuena. 

 

martes, 22 de diciembre de 2020

 Con ayuda de blanca y radiante novia, sigo trabajando eso. Funcionan los dos palos de la cruz: Pedro Páramo y Bajo el volcán.  México en el trasfondo de una "epopeya" asturiana. A fin de cuentas el personaje don Ignacio tiene una relación remota con Taibo II, el director de la Semana Negra de Gijón. 

*

Hoy no sé por qué pensé en Kolia. También inspiró un personaje, en Barrio Chino, con episodios que se alimentan de la realidad, de cosas que pasaron entre él y yo. Sus post en fb los ilumina con chistes verdes, fotos con mujeres guapas y hombres célebres, y con su labor como artista y escritor. Sus pinturas me interesan, es mejor pintor de lo que yo pensaba. Ahora lleva tiempo resucitando un viejo proyecto, el proyecto Caracol, la construcción de un edificio con la forma de la concha de un caracol. Ojalá se hubiese construido en su tiempo y no lo que destrozó en gran medida la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. En fin, historias aparte, es algo que merecería que se hiciese.

*

También pensé en Juan Royo. Su desgana en ir a Lanzarote. Este autor está obligado a superar Mejor cuando improvisas. No se ha dado cuenta del valor del libro tuneado que le regalé. No sabe que Lanzarote es el escenario de su próxima novela. Sus novelas históricas son encomiables, corre como la sangre en esas páginas su ironía alemana, pero Mejor cuando improvisas es ron de sonoro ingenio. Lanzarote lo espera. Si quiere ir. Yo no lo voy a obligar.

*

Hoy también pensé en tres personas ausentes. Mi mujer, Nguyen y Marcelino. Marcelino no tanto, está a golpe de teléfono. Seguramente sigue hospitalizado. 

*

Hoy vi a una mujer que amo. No me acerqué. Hablar a distancia y con mascarilla es cruel. No procede. 

lunes, 21 de diciembre de 2020

sentimientos

 Al final Ibrahim decidió abrir según las reglas. Encajó dos mesas en la puerta de entrada y puso dos sillas a los lados. Dos sentados y los demás en los peldaños de la escalinatas, apoyados en las barras de hierro. El sol de la mañana hizo agradable el rato de desayuno, y oír a Jorge sus cuentos de bombero. Ahora es ex bombero, trabajador jubilado con 6 mil al mes menos un euro. 

--Yo era perito de baches y caminos e ingeniero de obras terminadas...

También estaba Matías, otro jubilado, más joven, más fuerte, más barrigón. 

Jorge contaba lo valiosa que eran las mujeres de Lanzarote, que lo esperaban en recodos apropiados y se escarranchaban si más cuento.

Por la tarde el ambiente en la escalinata fue distinto. Serenada molesta. Mari Cruz, la mujer de Ibrahim, cansada. No se si resistirán esta situación.

*

En el muro de Ana María, mi amiga pregunta, en letras grandes: SI LA QUE DICE SER AMIGA DE SÚBITO SE "DESENAMIGA", ¿EN QUÉ SE CONVIERTE?

Siento un tono de cierta amargura. Los comentarios quieren ser ingeniosos. No valen la pena. Lo que oigo en sordina es "cuando una amiga se va...".

Sospecho, sólo sospecho, a quién se refiere, Otra amiga. Pleito que deben resolver las implicadas, si quieren resolverlo.

Creo que el invierno me vuelve un poco sentimental, cosa que aborrezco.

También me despierta este invierno sentimientos de solidaridad con Pamela, su pleito con el pastor y su mujer inquilinos morosos. Ojalá no caiga en la trampa que le quieren tender, con el cuento del racismo y otros relatos de miserables que están dispuestos a todo con tal de salirse con la suya. En fin, sentimientos me entran sin querer.

Corrijo Vertical blues. Creo que va por buen camino. En ese trabajo no hay sentimientos que valgan, menos mal. 


domingo, 20 de diciembre de 2020

más notas

 Tener una lectora que te visita con agrado es como tener una amante que te visita con agrado. 

Hoy me llamó la atención una de las entradas de mi amigo Chani, San Chanín de la Cruz Verde de San Andrés.

Es una cita de Kierkegaard (de su novela El seductor):

--Cierto filósofo de la antigüedad decía que si escribiéramos con puntualidad y exactitud lo que nos va aconteciendo en la vida, sin más, todos seríamos unos filósofos consumados.

Me recordó lo que decía otro cierto filósofo de la antigüedad. Decía que él iba a las casas de putas a oírlas alegar, y así aprendía a debatir con los otros filósofos.

*

Sigo enfrascado con Bajo el volcán y la relación con Vertical blues. Las indagaciones en la historia del segundo emperador de México nació porque es un faro que ilumina la novela de Lowry desde el capítulo I. En Vertical blues un hermano somete al otro, por celos, porque descubre que este otro es quien tiene en definitiva el amor de la madre, "esposa" primero de uno y después del otro. No se me ha ocurrido un detalle que puedo añadir. Las cartas que el hijo mayor, el tirano, le escribe a la madre. Las cartas que Yvonne le ha escrito al Cónsul provocan su muerte en el Farolito. No es inverosímil que Pablo Santana (en el papel del escorpía que mata al Cónsul) mate a su hermano porque este airee, en La Buhardilla, las cartas que le escribió su madre, como gota que colma el vaso.

La vida literaria tiene ahora jardines y laberintos. La vida real, no tanta. Ibrahim tuvo que cerrar, y la vida en la calle se ha reducido a casi cero. Una mayoría de vecinos con temor al virus. Se esconden no sea que venga el lobo y se los coma, o Drácula. Quizá por eso, por temor a Dráculas, han prohibido salir de noche. Dráculas, otro personaje que tiene que ver con Vertical blues, pero este de una manera colateral, no directa.

En fin. 

miércoles, 16 de diciembre de 2020

día tranquilo

 --Me tienes hasta la polla, ¿entendido?, harta de todas tus mentiras, que yo trabajando como una hija de la gran puta y tú rascándote el conejo en casa de ese discapacitado... vete a pedirle ayuda al hijo puta de tu padre --la mujer, en la escalinata de Ibrahim, con el móvil, la mujer que trae desde su calle a sus perritos a esta calle para que caguen a gusto, el gusto que ella tiene.

--Te dije que taparas ese hueco y tú te lo pasaste por los cojones --el maestro albañil al ayudante en los arreglos que están haciendo en la casa de Lili y Carlos.

Belén, en la lectura de Vertical, no apreció que Pablo mata y descuartiza a Lolita y la guarda en la nevera, para ir comiéndosela poco a poco. No, no está explícitamente contado. En realidad es un plagio de la realidad. En aquella época, principio de los noventa, fue noticia un japonés que mató a su novia e hizo lo mismo que Pablo con Lolita. Hoy leo una noticia similar. Otro japonés. Conocía por twiter a mujeres con deseos de suicidarse, las invitaba a su casa, les facilitaba el deseo y luego las desmembraba y metía los trozos en la nevera. La historia se repite, y cuando se repite, lo que fue tragedia es ahora comedia. Comedia con pena de muerte. Los psiquiatras diagnosticaron que no estaba loco el asesino Shiraishi. 

Otra coincidencia fue lo que me contó ayer Juan. Va a casa de su amigo Luis, en María Jiménez, y pasan el rato tocando la guitarra, canciones de Dylan. La coincidencia es con Barrio Chino. El personaje inspirado en Juan en esta novela, en tiempos de juventud cantaba a Bod Dylan en el centro cultural Viera y Clavijo, pletórico de actividad en esa época y ahora pobre imagen de la dejadez política. En la realidad Juan (el amigo real, no el personaje de la novela) era el responsable de ese edificio que Nguyen (dónde estará, cómo estará) en su delirio vio en él la Casa de Dios.

En la realidad, en relación con ese edificio, en aquella época era Juan el encargado municipal de mantenerlo. Dulce Xerach movió hilos para que el Ayuntamiento pasase la gestión al Gobierno, y lo logró. Fue ella la que se encargó de la gestión, o de la no gestión. La actividad cesó y el deterioro comenzó. Hoy le dan al marido de Dulce Xerach ocho millones para que haga un proyecto de rehabilitación. No sé qué ficha del ajedrez puede definir ese movimiento maestro, no sé jugar al ajedrez.

Juan dice que no quiere ir a Lanzarote porque allí le entra el tedio. Como se ve que no vive en una casa húmeda, en una calle húmeda y fría en invierno, que para sufrirla hay que ser estoico. Un mes en mi casa, y huir a Lanzarote sería una bendición. En fin, no está en mi caso.

El caso que sigo con interés es el de mi amiga Pamela con los inquilinos en su casa del Frayle. Una novela real que espero que no se le vuelva kafkiana. Sino que tenga un final feliz, y que los abusadores inquilinos tengan su merecido. ¿La ayudará la Justicia? Espero que sí. 

Otra novela que escribe mi amiga es una inspirada en mí. Como persona no soy muy recomendable, pero como personaje a lo mejor. ¿Podré verme algún día en ese espejo? 

La calle ha quedado tranquila. Los albañiles descansan y los habitantes duermen la siesta. 

lunes, 14 de diciembre de 2020

más notas

 Ya tengo sobre la mesa Bajo el volcán y Pedro Páramo, los dos "maderos" donde va a estar crucificada Vertical blues. Las futuras menciones al Volcán están justificadas desde el primer capítulo. La de Rulfo requiere un truco de funambulista. Ya lo tengo en la cabeza. Un salto mortal que si no me estrello, puede resultar valioso. Varios diálogos de Pedro Páramo funcionarían como una carga de profundidad. Serían el palo vertical de la cruz.

Cuando Juan la leyó, me sugirió que Brígida y Lolita estaban mejor como un solo personaje. Conservaré a los dos pero con otra danza. Mientras Pablo rechaza a Lolita (cuando esta se le abre), por las mismas razones que el Cónsul a Yvonne, Brígida rechaza a Pablo todo el tiempo. Las escenas sexuales que en el actual borrador aparecen como reales, son sólo imaginarias o soñada, incluso las que tiene con la vecina. Que Pablo incite al fascista (escorpía en la novela de Lowry) a matar a Gordón, tiene que tener un motivo emocional, no sólo racional. Hacer al personaje impotente, como el Cónsul, creo que no, pero desesperado sexual sí, y frustrado (la vecina puede cumplir el papel de la ramera del Farolito con el Cónsul).

En las tertulias del crítico Merlín, tal vez incorporar autores canarios sin señalar que son canarios. Esto no sé.

*

Hoy misa por mi prima Ovidia. Cuando mi hermana me mandó la noticia de la misa, yo había acabado de soñar con ella, en un escenario que es un cruce entre El Farolito de Bajo el volcán y el salón de masajes de la primera novela que leí de Ana Beltrán. Todos son cruces de realidades distintas. Tengo que buscar lo que dice Cirlot.

Mañana recojo el borrador por la mañana (Belén va a terminar odiándome) y por la noche, si no nos confinan, japonés con Juan. Se acerca la conjunción Saturno con Júpiter, y el comienzo de la era de Acuario. 

Los poemas de Candelaria Villavicencio son como un río cada vez más caudalosos, con inmensas y maravillosas cascadas. Estoy sorprendido con esta mujer. Está logrando revivir el surrealismo, de un modo fuerte, auténtico, sin juegecitos de desocupados pedantes.  

domingo, 13 de diciembre de 2020

notas

 Vertical blues comienza con el sujeto viendo en un televisor la película basada en la novela Bajo el volcán. La crítica sobre la lectura que Belén hizo, me obligó a reflexionar. Me da que no he aprovechado la novela de Lowry como es debido, con la misma intensidad que lo hubiera hecho él. En cierto modo hay una similitud entre lo que le sucede a Pablo (protagonista y narrador) y lo que le sucede al Cónsul. La amargura del Cónsul procede del engaño que le hizo su mujer con su hermano, el idealista que regresaba, con ademanes de héroe, de la guerra de España. Ese episodio recuerda al del hermano de Pablo, en una parte que hay que cambiar; de igual manera que Yvonne regresa al Cónsul, la madre de Pablo regresa a él, pero este, igual que le pasa al Cónsul, se ve impedido para amarla, literalmente impotente. La relación que el Cónsul tiene con una puta en El Farolito, es sin impotencia, pero peor, es una eyaculación precoz, triste y desalmada. Esto debe sucederle también a Pablo cuando por fin Lolita decide entregarse a él. Y esto es lo que lleva a Pablo a matar a Lolita: la vergüenza de ser un mal cuento en boca de una mujer que lo ha conocido, en todo su oscuro declive. Además, hay también similitudes entre El Farolito del Volcán y La Buhardilla de Vertical. Cuando Gordón le dice a su amigo Pablo que él no puede comprenderlo, "porque tú no eres alcohólico, Pablo", Pablo recuerda el episodio donde Lowry narra, como si estuviese cayendo en un torbellino, el delirio de borracho del Cónsul.

En fin, anotaciones estas para mí mismo. Más trabajo. Bueno, Sísifo lo tuvo peor.

18-12-2020

Comienzo a releer Bajo el volcán. La figura de Maximiliano es importante. Lowry establece, si no me equivoco, una relación entre el amor del Cónsul e Yvonne con el amor del emperador con Carlota. Veo un reportaje sobre su vida. Aparecen los dos hermanos, el que heredó la corona de Austria y él. Esta es la historia que más interesa a Vertical blues. En cierto modo hay una semejanza entre como Francisco José trata a Maximiliano, obligándolo a firmar su renuncia al trono. En Vertical es el hermano el que le hace firmar a la madre que lo favorezca a él en la herencia, y cambie el testamento.

lunes, 7 de diciembre de 2020

 Sueño que estoy en una casa con una pareja de amigos, él y ella desconocidos en la realidad pero amigos de gran confianza en el sueño. La casa estaba rodeada de jardines y un amplio estanque-piscina. En los algo descuidados jardines vivía Bukovski, refugiado en su pobreza y con una cartera triangular, amplia, de cuero, donde guardaba los papeles, triangulares, en los que escribía sus poemas.

--El mejor poeta del siglo y míralo como está.

En un aparte me dijo el amigo anfitrión que el hombre de Los Ángeles había leído unas coplas que yo escribí y que le entró un cabreo enorme, de lo torpes que eran.

Cuando lo vi, me dijo que no estaban tan mal.

--Mejóralas tú.

No dijo que no pero regañó la cara. No iba a mejorar ni una estrofa, no iba a tomarse esa molestia, ya tenía suficiente con lo suyo propio.

El lugar se fue haciendo festivo con la llegada de gente. Roberto y Olga, Ramón el de la flauta... y desconocidos... Uno sobre un tablero, con motivos que había puesto Nicolás, escribía en cada casilla una palabra descalificadora. El contrajuego no molestaba, al contrario, le daba vigor creativo al tablero.

*

El día ayer fue con sorpresa final. Me vinieron a recoger, como el otro día, Isa y Sita. Esta vez no embarcaron a Ramón, que estaba en el Sur y no se había apuntado. Mejor. Mejor para mí. 

Buscando un guachinche, cerrado este cerrado el otro, llegamos a la Cruz del Carmen. Comimos y luego tocaba trabajar.

En la sobremesa, con un viejo camarero que sacó el título en Oxford, que no daba una medianamente bien, Sita me preguntó por Ramallo y por Juan Royo. Le habló a Isa de Cucarachas con Chanel, El fulgor del barranco y Mejor cuando improvisas. La que más le había estremecido es esa última.

--Parece que está contando su vida. Va de una niña boliviana... --dijo.

 (Se lo preguntaré a Juan el martes que viene --¿cuánto hay de tu vida en esa novela, Juan?-- si cuaja el plan de pasar una noche japonesa.)

--¿Vamos a mi casa de Icod? --propuso Sita. 

Cómo no. Hace tiempo que no voy al norte. A la patria de mis abuelos Petronila Díaz  y Juan Rodríguez. En el viaje me llamó mucho la atención una nube entre el cúmulo que se asentaba sobre el horizonte del mar. Tenía la forma del hongo que formó la bomba atómica. Quieta, tranquila, apacible como un perro de presa que acecha su entorno.

La casa de Sita en Icod está en el barrio de La Mancha, en medio de un laberinto de estrechas calles. Hermosa casa terrera pero en obras. Llamada de atención de un vecino porque los albañiles, Pepe y Otilio, argentinos de campo profundo (según Sita), habían dejado la parte de fuera toda escachambrada y tuvieron los vecinos que limpiarla. Dentro tampoco habían limpiado. Todo lleno de polvo. Tuvimos que darle la vuelta a un colchón. Pero allí no se podía trabajar. Entonces volvimos hacia La Laguna, al palacete que tiene mi amiga allí. Limpio pero vacío como un escoplo. En la cocina me dieron la sorpresa. Aunque con retraso, lo habían dispuesto todo --cosas de mujeres-- para celebrar mi cumpleaños. Logré abrir la botella de vino con una navaja y sonó la música. Y comenzó el baile de Babalú...

--Yo lo vi primero y primero conmigo --terció Sita para que no se me fueran las manos a la cintura de Isa, quizá temerosa de que, con 67 recién cumplidos, sólo iba a tener energías para una. Pero no. Bailé con las dos. El vino me dio el espíritu del baile en aquella casa de bohío, con aguacateros y... una planta que no conocía: orégano cubano. Qué buen olor.

Luego trabajamos lo que teníamos que trabajar, y no ha sido más que el inicio. Que Yemayá me ilumine para seguir con el cometido en que Isa y Sita me han embarcado. 


 A veces a menudo en el entresueño oigo en mi boca palabras que me vienen de otros sitios, normalmente diálogos o partes de un relato. Los sueños que tengo también son relatos. El tiempo que los retengo al despertar, los recuerdo con la coherencia que tiene un cuento. Los últimos los he dejado ir; a veces escribir es un trabajo exigente, y el sueño necesitaría más imágenes que palabras. Tendría que ser un cineasta. Lástima o suerte no haberme dedicado al cine. Creo que hubiese hecho un cine muy pesado. Depurar la pesadez es una necesidad, pero a veces pienso si no sería mejor mantenerla. Dos novelas pesadas pero valiosas son el Ulises de Joyce y la de Ignacio Gaspar. 

Yo tengo más el gusto ahora por los relatos sencillos: si no son maravillosos, por lo menos que no sean pretensiosos. Cierta soltura la aprendí, o la aprehendí, con Corín Tellado y algunos de los antiguos culebrones de la tele. El contraste de lo horrorosamente contado, pedestre, y lo eficaz que resulta.  

Más metafísica fue la conversación con Dani (Dani Aranda) en la pizzería de San Andrés. Lo incité a ir a San Andrés a cenar y volvimos lloviendo y el parabrisas no funcionando. Bueno, pulió el Salvavidas (una acción en lo que nos hemos embarcado). El que estaba en su barco, un barco que no tiene nombre de estrella, no tiene nombre árabe.

--Las estrellas tienen nombres árabes... 

Hoy domingo, si la lluvia no moja el parabrisas de su furgoneta, subirá con el salvavidas y un lienzo para ponerlo en medio, de tal manera que sea  como un cuadro en ese marco redondo. ël habló del día y la noche. Yo pienso ahora en un náufrago. El lienzo es un náufrago y el salvavidas es quien lo mantiene a flote. En fin. Uno propone y el arte DISPONE. Ya veremos.

El invierno me acerca a Saturno. La silenciosa pesadumbre del dios. 

En fb puse unas décimas políticas. Me cansa ya el tema. No las quité porque Chani las compartió. Si no es de amor, el pícaro amor, el punto cubano deja de volar. Se eleva aún más si el asunto que canta es el propio canto. Pero hacerlo comidilla política es faltarle el respeto, rebajarlo. No me agrada, aunque sea muy ingeniosa, que no es el caso. Tiene fallos de música y tiene palabras comodín. La palabra comodín, para mantener la forma de la estrofa, hay que desecharla.

Al fuego de su lectura, en la cocina de Belén, sigue Vertical jazz. Dice que le gustó más Barrio Chino.

Se lee bien, y retrata bien los bajos fondos, dijo, pero no tiene trama. No, Vertical jazz es un retablo; la trama tal cual sí la tiene Horizontal blues, pero esa, la continuación de la otra, no la había leído. La verdad es que, aunque la razón me diga que no hay prisa, tengo ganas ya de vernos y sacar esa novela a flote, aunque quizá haya que darle alguna que otra vuelta.

Los poemas de la agenda, mejor más vivos,más auténticos. Frases bonitas no que no son verdad sino piropos superficiales. Y donde no hay verdad no hay belleza. De todos modos el proyecto de Sita, con la logística desmantelada, no creo que fragüe pronto.

*

Hoy con Isa y Sita en la Cruz del Carmen y luego en Icod. Casa de Sita en Icod en obras, Colchón lleno de polvo. Tuvimos que darle la vuelta y... mañana a lo mejor sigo contando, mientras espero ahora el martes 15, día japonés.


martes, 1 de diciembre de 2020

 ENERO

El día olvida el tiempo

como tú la fresca sombra,

como tú la forma de una letra

en el día sin tiempo.

***

MAYO

A quien aguardas llega.

El aire lo sabe. Lo saben

tus manos, tus rodillas,

la luz de tus labios.

***

ABRIL

Quien está contigo

eres tú y conoce

el rojo y la noche,

el camino que une

todos los territorios.

***

DICIEMBRE

Llega la lluvia,

pensamiento del cielo.

Dentro de mí

también llueve.

***

AGOSTO

Volar no es imposible,

sólo necesitas no cumplir la ley,

ser proscrita de la gravedad

y elevarte.

***

FEBRERO

Un libro es un espejo

de un sueño bajo un sombrero,

baila la brisa entre las hojas.

***

JUNIO

En el claro del cuerpo

está la belleza,

la alegría,

las puertas abiertas.

***   ***

JULIO

La fuente afuera,

adentro fuego,

alimentan

las desnudas aguas

el pensamiento

***

MARZO

Teje con hilo fino

el color del vino

la copa del verano.

***

NOVIEMBRE

La estrella enciende

tus ojos negros,

semilla de mañana,

flor de noviembre

*** 

OCTUBRE

Persiste la mariposa,

acecha la avispa,

ebria y sobria 

en la calma, en la guerra.

 ***

SEPTIEMBRE 

Ola del mar

déjame bogar

en la tempestad.

___________________

REMANENTES O COMODINES POR SI CAMBIAn ALGUNO O LO DISPONEN COMO QUIERAN


Puerta de jade,

monte de Venus,

ola grande,

cresta del cielo.

***

Si eres tú la tierra

quiero ser la lluvia,

quiero ser el sol

si eres tú la luna.

***

Llévame en tu viaje

hacia Nunca Jamás,

o me lleve el aire

si contigo va.

 Un sueño pesado, lúgubre y extraño. 

--Caer derrotado por otro no es una desgracia si el otro no te esclaviza. Y si te esclaviza, tu guerra es liberarte y vengarte. Si lo consigues, bien. Y si no, por lo menos lo intentaste. Caer continuamente derrotado por uno mismo sí es una desgracia, una deplorable desgracia. Desgracia: perder la gracia.

"El que actúa con maldad contra ti no es tan dañino como el que, con el cuento del bien, ejerce una continua protección. Te machaca la cabeza diciéndote de continuo lo que tienes que hacer, te debilita ejerciendo una constante vigilancia con la disculpa de protegerte. 

"El bien que debilita y el mal que te hace fuerte. He aquí la crueldad de la vida. En el Tarot el Diablo es el reverso del representante de Dios. Este aparece bendiciendo a dos criaturas; el otro, encadenándolas. 

"Hay dos horas en el día que caen en el vacío. Todo significado desaparece. Hay dos meses en el año que caes en la incertidumbre. En esas dos horas todo pensamiento es espejismo y toda acción una entelequia vana. En esos dos meses retírate, no emprendas ninguna guerra; cualquier intento de conquista está condenado al fracaso.

--Disparen contra el predicador --oí

y desperté.  

domingo, 29 de noviembre de 2020

Cagliostro asoma por el postigo de una puera

 Seguramente ya haya psicólogos y sociólogos que estén investigando los efectos de los emoticones en fb.

La mano de Nerón señalando que el gladiador debe seguir con vida

El asombro del cínico

El enfado del prisionero

La risa del payaso

El no compromiso de Poncio Pilato

La tristeza del cocodrilo

El corazón delator

***

Antes de que me despertara el móvil, 11,30, soñaba que llamaba a Paula y me comunicaba que Pepe acababa de morir. Ella no quiso hablar conmigo, me despachó, no aceptó mis condolencias. Al poco rato, ya despierto, llamó Pepe para confirmar encontrarnos hoy. A celebrar la onomástica. El primer cumpleaños que siento algo más que la simple sensación de ser un día más. Fuimos al Escobonal. Le habían indicado a Paula cómo llegar al sitio. Una barra improvisada en un patio, techado, con sillas y mesas de formica. Unas seis mesas. Había una libre y nos sentamos enseguida. A través de una rustica ventana, un simple abertura, Pepe señaló la presencia de un gallo. El gallo cantó.

Luego nos acercamos a la plaza y entramos en la iglesia. Levanté el garfio que sujetaba la puerta, la abrí y entramos. Me llamó con fuerza la atención el "retablo" por la otra parte del altar, es como si lo hubiese pintado yo. Subí al púlpito y leí, seriamente, la pagina izquierda en el libro abierto. Libro grande letra grande.

--Palabra de Dios --dijo Paula cuando concluí la lectura.

Era la única frase que yo había dejado sin leer.

Volvimos un buen tramo por la carretera vieja. El Sur me hechizaba como cuando fui niño.

En casa leí uno de los mejores relatos que ha publicado Pamela en fb. Me llevó al tiempo de los feriantes amigos de mi casa. Una noche festiva en Taco. Oía El toro enamorado de la luna como si la cantase un ángel de Dios. La canción se imponía sobre el ruido de la feria, el baile de cochitos locos sobre pista de metal, los disparos de las escopetas de balines, el murmullo de la multitud... En mis oídos era como si todo hubiese callado para que esa canción dominase el aire de la noche. Pamela la nombra en su relato. La canta en un bar un hombre algo beodo que invita, a ella y a su marido, a una fiesta este sábado donde, en una finca apartada, van a matar un cochino. El hombre dice que no asistirá a la muerte del animal porque le ha cogido cariño. Este detalle me hizo recordar un relato que ayer imaginé --imagino relatos que no escribo porque solo veo el planteamiento, no el nudo, y menos el desenlace--. Imaginé a un hombre que criaba un cochino y le cogía cariño y ahora tenía que matarlo, para una fiesta. El hombre real, el que Pamela oía, habló de una vez en que invitó a un ruso. En medio de la fiesta esa vez, el ruso se ofreció, como posible servicio, a matar a quien fuera si fuese menester y si el hombre que lo había invitado así lo deseaba. El hombre que cantaba al toro enamorado reiteró la invitación y siguió cantando enamorado de la luna... mientras Pamela pagaba el café y huía del bar sin intención ninguna de asistir a la matazón. Una lástima. No sabré el nudo y el desenlace de ese cuento, entre tantos otros, que nos ofrece la realidad, sabroso como el pollo que comimos en El Escobonal, seguramente hijo del gallo que cantó cuando Pepe lo señaló.

Por la noche, hace un rato, vi la película sobre Cagliostro, de Orson Welles. Un gitano que tiene un poder hipnotizante y... La película me hechizó. Tanto que decido saber más de ese personaje en la Francia de María Antonieta. Nació el 2 de Junio de 1743. La suma de los números es la misma que yo tengo. La carta sin nombre, o si se quiere, la carta del Emperador. La suma de 6 y 7. Los números de la edad que acabo de cumplir.

Esta noche hay eclipse de luna llena. Belén me escribe que no es noche de rituales. Nada que me importe, no soy hombre de rituales, a menos que el arte (la escritura o la pintura) tenga en un determiando momento de su construcción una música especial. No est´exento el arte del conocimiento lunar. El conocimiento mágico junto al conocimiento solar, racional y reflexivo.

Parece que hoy no va a ser una noche cualquiera. Tampoco ha sido un día cualquiera, uno entre tantos.

¿Puede ser. No puede ser? Vamos a ver.

*

Cagliostro concluyó su historia personal en un día marcado por La Fuerza. Su fuerza --en la película-- la apagó el vacío.

sábado, 28 de noviembre de 2020

Una sombra charquera

 Sueño que vuelvo loco a Pablo Iglesias con una estratagema de enemigo político, y le hago perder la confianza y la alianza de Pedro Sánchez. Trunco su carrera política. E Irene Montero se vuelve loca. Regenta un kiosco de golosinas (situado donde en realidad está el torreón de la luz en la calle que baja a la plaza toros). Enfadada, frustrada, porque sabe que quien va a comprar a ese kiosco, situado en el torreón de la luz, es el maldito culpable de la desgracia de Pablo, su marido, y por consiguiente de la de ella. Con desprecio me da ochocientos euros para que compre ciegos y lotería. Comprarlos, entre una cosa y otra, tiene sus dificultades. ·300 euros de ciego en un puesto y la lotería en otro. En principio me dicen que no hay, lotería (en el puesto de la calle Salamanca esquina con la que baja a la plaza toros). Un policía de paisano me pide el carnet. Llevo encima el caducado. Me reconoce mientras rebusco en la cartera.

--Disculpe, señor don Pablo, perdone por molestarlo.

Ahora soy yo Pablo Iglesias. El lotero entonces  no tiene ningún inconveniente en facilitarme los 500 euros en lotería, y entre los nervios que pasé veo que he roto el billete de 500 en cinco o seis pedazos. Confío en que el lotero remiende los pedazos, pero mientras espero en el cristal de la ventanilla, en vez de ordenar como en un puzzle los trozos rotos, lo que hago es romperlos más, convertirlos en viruta de papel. Pero me alivia que todo haya sido una extraña ilusión, un espejismo. Pues el billete de 500 sigue intacto en mi bolsillo. Me facilitan los números de lotería. Cuando estoy rondando la calle que va del torreón a la plaza toros, me llama bajando... el tío de Ruymán. Me enseña una carta de Irene donde me ruega o me exige que me pierda de vista, que no ande por donde ella pueda verme. El tío se retira. Lo llamo.Le pido que me dé la carta, medio folio escrito a mano y firmado. No problema. Una carta dirigida a mí es mía. 

Encuentro a una mujer ya madura pero atractiva e intento conectar con ella. Todo a su alrededor son sospechas. Sospechas de su hija antes de subir al coche rojo de su marido y partir. La señora que en un principio está encantada de invitarme a su casa, cuando nos acercamos coge miedo y me dice que no puede dejarme entrar.

Le digo que bien, pero que me permita contarle mi historia. Acepta. *Su casa, en la zona de los alemanes, casas de lujo, la bordea por un lado un amable jardín, un patio grande con plantas junto a los muros y hierba menuda en el plano cuadrangular.

Nos sentamos en dos sillas de mimbre, con posabrazos. Un albañil desde la puerta del jardín la entretiene preguntándole cosas de una obra que está haciendo en su casa, otro hombre se sube al muro, asomando la cabeza, a escuchar.

--Así no puedo contarte nada --le digo.

Por fin desaparecen el de la puerta y el del muro, pero llega una vecina amiga suya y tomando otra silla de mimbre la acerca a nosotros y se sienta.

--No te preocupes,es mi amiga de confianza, puedes hablar tranquilamente.

La amiga me reconoce.

--Pero si es Pablo Iglesias.

La señora recupera su confianza y entonces sí, me invita a entrar en su casa, a solas con ella.

(*antes de subir a su casa un beso delicioso que me permite saber que somos aptos para conocernos)

y... despierto.

Me levanto del sillón. Incluso antes de calentar el café, enciendo el ordenador. Una carta de Pamela. 

A Ignacio.

*

Carta de mi amiga Pamela (María) Álvarez a mi no sé si todavía amigo Ignacio Gaspar:


CARTA A IGNACIO.

SOMBRAS NADA MÁS

Había una canción que decía "Sombras nada más..."

Un bolero que ha aguantado el tiempo.

Una realidad.

Unas notas en la cabeza.

Para ti, Ignacio, soy un invento.

Sombras nada más.

Me llegó el rumor de que así piensas.

Que tengo un nombre,

Un lugar en tu pueblo,

Unos pensamientos en palabras pero... en la cabeza de Jesús mi inventor.

Nos hemos inventado mutuamente Jesús y yo.

Lo llevé a mi libro con otro nombre con la misma jota.

Tomé, por vaga, lo que me llegaba sin indagar de su pasado lejos. Lo cubierto no coge frío.

Pamela y María son mujeres gemelas. Pero se diferencian en una cosa muy visible: la fuerza.

María es directa, discreta, recta. 

Pamela es sombra de colores.

Lo has oído bien. No todas las sombras son pardas.

Charco del Pino es un pueblo bello por su sencillez. Ando calle arriba y calle abajo fotografiando con la mirada mi pueblo de acogida. Retengo a su gente mientras camino. Siempre escribiendo como el que toma café en la misma cafetería.

Sombras nada más, como decía el bolero.

A Jesús le hablo con el pensamiento. Ahora. Caducó la espontaneidad hace tiempo. Las canciones y las poesías en vivo se quedaron sin voces.

A veces dormía y se despejaba con estas locuras de adolescente.

La templanza que ha regresado a María.

Sin más, me despido.

Una sombra charquera.

***

Curiosa casualidad que haya soñado que Irene me haya mandado una carta en el sueño, y al despertar lo primero que veo es una carta en la realidad. Por el espacio, sé que el sueño habla de mí y de mi matrimonio, le habla al individuo; pero también le habla a la especie: Rechazamos aquello que somos, quien nos produce rechazo no es sino un reflejo de uno mismo que uno no quiere reconocer.   

viernes, 27 de noviembre de 2020

claro de lluvia

 Bajé de madrugada al cajero. Se portó bien. Crucé por una plancha metálica un hondo socavón en la avenida Venezuela, en obras. En la calle de los bares, todos abiertos. En uno un zumo de naranja, viendo en la tele la Casa Naranja, con gente acercándose de rodillas, como los mexicanos cuando van a pedir a Santa Muerte. En otro pedí una tapa de tortilla. No muy buena. Seca, mal hecha. En un tercero pedí un café, aceptable. Luego subí la empinada cuesta de dos calles hasta llegar a la boca de la calle el Tanque. Sí, la entrada a la calle está donde el kiosco de Vicenta, el Carrito lo llaman los negociantes callejeros. El objeto, el carrito, ha desaparecido. Pero aquí sigue conservando el nombre. 

Dormí un par de horas. Me despertó el móvil. Sita me avisa que está saliendo de Los Cristianos. Me da tiempo de asearme y esperarla en Ibrahim. Jorge, bombero jubilado, el hombre de los seis mil al mes menos un euro, ha metido 150 en la máquina. Nicolás cuenta que ganó 80 y le dijo que se retirara, así solo perdía 20. Como decirle no vueles a un pájaro. La desenchufó, para evitar que otro jugara, y bajó al cajero.

Volvió pronto. Con 600 euros. No vi el resto de la película. Llegó a la plaza Sita, con Isa. Dos bellezas en el mismo vehículo. Hablamos de lo que quieren de mí. Eso por lo pronto lo callo. Cuando una cosa quieres que salga bien, no es bueno darle publicidad; vender el oso antes de cazarlo. Isa fue como la musa para un poeta. Ella tiene la semilla y la tierra de la inspiración. Cada palabra suya lo abarca todo.

Pasamos a recoger a Ramón y fuimos a la antes Las Moneditas. Hoy se llama Finas Hierbas. Buena comida. El vino tenía que haberlo pedido mejor pero no quise ser abusador. Sólo yo pedí vino. Cuando me acercaron al barrio, hasta la puerta de mi calle, al llegar a casa caí rendido en el sillón. Dormí tres horas. Me levanté pesado y ya oscurecido fui a Ibrahim. Jorge desolado. Había perdido los 600 euros. La máquina apagada.

--¿Tú estás aquí mañana por la mañana, Jesús, para que me ayudes a jugar? Nicolás me dejó colgado hoy y se fue, y yo me equivoco con los botones...

Vuelvo a casa. Noche cerrada, y clara y limpia. Desde su ventana de vigía, Nicolás me cuenta con detalles la desventura de Jorge. Hablamos del tiempo y nos recogemos. Miro el dossier de Sita. Cada página me habla. Y yo escribo lo que me dice cada uno. Son como letras del hebreo. Son como cartas del Tarot. 

Me hizo gracia en la comida que me dijeran que Ignacio (el escritor de Charco del Pino) está convencido que Pamela, su compatriota de esa patria chica, su colega en el oficio de escribir, es un invento mío. Buena señal de que he sabido construir el invento. Pamela. La realidad me la dicta. Ella sigue hablándome, ahora con el pensamiento. La oigo.

Y Ana María, muy bella en su nueva portada en fb. La verdad es belleza y la belleza es verdad (recordé esto que oí decir a Isadora, cuando vi la pelí, cuántos años ya, en el cine Greco.

Yo también soy un invento de estas dos escritoras. Nos pasamos la vida inventándonos unos a otros. Como nos inventamos en los sueños. Hasta que despertamos y vemos... que sólo lo soñado es real.

jueves, 26 de noviembre de 2020

disquisiciones

Soñé que mi mujer venía a esta casa y a mí me daba vergüenza el desorden y me puse a recoger. Las camisas al armario, los trastos inservibles a la basura... Todo recogido. En el sueño. Desperté, aparté las mantas de avión y me levanté. Todo sigue igual, y encima mala suerte en el juego. Sé que voy a perder y sigo jugando. Eso no puede ser. Todos los días me digo: esto no puede ser, aquello no puede ser... y todo sigue igual... y vuelvo a fumar. Y Wang encima, que como un moscardón me entra en la cabeza ahora, después y más tarde. Tendré que hacerle un monumento a esa chinche.

Bar Ibrahim estos días me es menos apacible. Es como si allí, en el espacio, se hubiese instalado un wang, una atmósfera no agradable. Y no sé por qué. Cuando el espacio es adverso, el tiempo en él también lo es. No son las personas. Me llevo bien con todas y participo en las bromas. Esta mañana Nené el segurita, que cuando entra bravo está repartiendo hostias (con la lengua):

--Los destrozo a los dos como le sirvas a Jesús primero que llegó después.

--No sabes tú quién es Jesús --suelta Ibra.

--Jesús se ha convertido en un hombre de cristal.

Me hizo gracia porque me acordé del licenciado Vidrieras (de la novela de Cervantes), el hombre que enloqueció y se creía de vidrio y dormía en paja para no romperse y no permitía que nadie lo tocara para que no lo rompieran; el caso es que como era de cristal las ideas entraban en él de una manera más certera y luminosa. A lo mejor tiene razón Nené, que por otra parte es un narrador excelente cuando cuenta episodios históricos de su trabajo, no como Nicolás, que si se alarga es un wang, un pesadete.

Del licenciado lo más que recuerdo, y que cuando se tercia repito ya como un abuelo cebolleta, es su respuesta cuando le preguntaron que por qué siendo tan sabio no era poeta. "No tengo esa fortuna ni esa desgracia". Fortuna --dijo-- porque ser un buen poeta es una fortuna, y desgracia porque serlo malo es una desgracia.

 Lo mejor del día ha sido la lluvia. Ha llovido bien, con pasión, sin timidez. 

Hago tiempo para bajar al cajero del banco. Todos los meses me entra la zozobra de que me dejen de abonar la pensión. Me da telele. Paranoias mías. Pero por otra parte tiene algo de deseo oculto, de que me surja un reto que me espabile. Por ahora prefiero seguir como estoy, aunque me disminuya no ganar el dinero con mi trabajo, mi arte o mi ingenio, sino que venga del Estado. Es como si me lo diese el enemigo. Abolir el Estado es una utopía que todavía conservo, aunque cada vez menos. A quienes aboliría si estuviese en mi mano sería al actual gobierno central. No veo sino mala gestión y además venidas de leyes que más que ayudar van a perjudicar. 

Por una parte comprendo lo que está sucediendo con Maradona. La necesidad de héroes hace que nos agarremos a un clavo ardiendo. Los políticos Sánchez e Iglesias hubo un momento en que tuvieron conatos de héroes, pero se desinflaron en seguida. A Iglesias porque es un robin hood al revés; engaña a los pobres para él hacerse rico. Y Sánchez porque se ha engolosinado con el poder y no quiere ceder ni un mm y además a su manera es un corrupto. No incumple la ley pero la aprovecha en su beneficio.

Joder, ahora me ha dado la manía de hablar de mí. Buf. Bueno, es bueno también hablar de uno mismo de vez en cuando. Te ayuda a situarte, a saber dónde estás y qué estás haciendo, cómo estás llevando el tinglado. Mal.

Las cinco pasadas. A ver cómo estoy yo si llama Sita. En fin, a ver si me arreglo como un hombre. Baño con agua fría del doctor boliviano, ropa limpia y al cajero. A ver si es verdad. El temor es que llame Sita y me coja en baja forma. Bueno, si me coje en baja forma me coje en baja forma. Elemental, Chito.

martes, 24 de noviembre de 2020

día casi gris

 Cuando la mayor porción del día está más aquí en la pantalla que en la vida real, mala cosa. Cuando tengo zozobra anímica, que suele estar en relación con la del bolsillo, la pantalla se come la mayor parte del tiempo. Leo los avatares de los demás para ver si olvido los míos, les doy tiempo a que se recuperen y salgan de nuevo a flote. Cada vez estoy más convencido de que quien lucha contra algo se está impregnando de ese algo. La cosa es que lo más que veo son luchas de cartón piedra, de matraquilla política. Cada tiempo, cada gobierno impone su matraquilleo constante. Los de este tiempo ya aburren de puro podridos. Y las historias que se salen de los clichés, pocas son las que, hoy, me despiertan cierto interés.

*

Me llama Sita y quedo para el viernes con ella. Pasará por el barrio a buscarme  y luego subimos a La Laguna. Me pide un lema para una campaña de una Asociación donde ella está implicada bastante. Cosa curiosa es que antes había escrito en fb unas décimas (luego las borré) que terminaban en una copla: Cada loco con su lema, /cada lema con su mal...

En fin, a lo mejor el viernes, si dios quiere, surge el lema y Sita contenta y yo contento. Y si no, pues comemos, hablamos y nos contamos las historias animadas de ayer y hoy.

De Marcelino no sé nada. No lo llamo porque estaba bastante fastidiado, cansado en esa habitación de la Residencia. No sé si habrá salido o seguirá allí. Que no haya llamado no es buena señal. Ojalá sólo sea por desgana de hablar.

Pensar en Nguyen también me ayuda  a ver la negrura de todo esto. ¿Dónde estará? ¿Se habrá recuperado? Tengo que olvidar al individuo que sembró cizaña sin razón ninguna. Por lo menos, me vendría bien olvidar la rabia ronroneante que le tengo. 

Sigo con la pintura. En los cuadros aparecen escenas y mensajes crípticos. No acierto a interpretarlos. 

He vuelto a los sueños trastocados. A veces duermo como si me hubieran dado somníferos. Debe de ser el cuerpo, que por alguna razón los produce. Todo tiene su sentido; la cosa es cuando uno no lo encuentra, sino un constante sinsentido. Bueno, ciclo de zozobra. Si no te ahogas, te hará más fuerte. Eso dicen.

lunes, 23 de noviembre de 2020

coplas y coplas

 Ay, no salgo de mi asombro,

esa mujer de La Cuesta

cómo se pone bien puesta

cada vez que yo la nombro.


Todos hemos mal sufrido

en esta vida trampiada,

aquel que no sufre nada

es porque aún no ha nacido.


A todos nos ha cogido

el poder de la injusticia,

y nos cargan su malicia

los insanos y podridos.


Mas tiene remedio el caso

si no eres muy zoquete,

hay que cortarle el tolete

a quien quiere dar por saco.


Y a ver si me dejo de coplas porque ya me tienen harto tantas coplas. No acabo una y ya me está picando la siguiente, como la marabunta. Ya sabes lo que pienso, escribir y cagar son equiparables. Escribir mucho es no dejar que la cosa deje el estado líquido o gaseoso y se vuelva sólida como dios manda. A ver si me oigo y me hago caso. 


domingo, 22 de noviembre de 2020

pecados veniales y no sé qué

 --El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

¿Qué hubiese ocurrido si la multitud entierra en piedras a Jesús y a Magdalena? 

Comprendo que si algo te afecta, porque te hacen daño, respondas al menos con la rabia si es que no tienes a mano una piedra, o no tienes el coraje de tirarla. Pero esta multitud de inocentes que apedrean (alguien comparó las palabras con las piedras) a quien sea, lo conozcan o no, presumiendo de justicia, si no tienen dentro un asesino, lo parecen. ¿Te compadezco o te tiro yo también a ti una piedra? No yo, el asesino que vive dentro de mí. 

No tengo televisor y no puedo ver esos programas de justicieros vociferantes, que es una manera de saber lo que hay en el mundo, que hay de todo. Pero en fb hay ejemplos suficientes. "A ese le sacaba yo la piel a tiras", y ese es alguien que vive lejos de ti, que ni lo conoces ni sabes nada, si en realidad es un hijoputa (como tú) (como yo) o un pobre desgraciado, degradado por que la vida lo ha hecho así (como tú) (como yo). 

Yo menos cada día. Cada día me estoy volviendo más razonable. Aunque me afecte y no pueda evitar siempre la rabia, sé que el daño que me han hecho no es sino el contrapeso del daño que yo hice. Evito escribir los daños mortales. Estos, si puedo, como buena serpiente, hago que los cargue un personaje inventado, novelesco. Esto me hace recordar que de la misma manera que Wang tomó existencia propia en Barrio Chino, al margen de mi sed de venganza, aún no he relatado en esa novela por qué Chi, el personaje narrador (mi trasunto), merece el daño que le han hecho. No, ahí, en esas páginas no puedo hacerlo. Aunque me refleje, o yo intente que me refleje, Chi tiene una vida en la novela que sólo en parte tiene que ver conmigo. La parte en que se relaciona con Carmela, con el pollo de la violencia de género y su condimento de denuncias falsas, aunque no todas. La parte de la relación de Chi con la asturiana Sandra d^Ors es inspirada en la realidad sólo una parte. A lo mejor, si dios me ayuda, tendría que escribir una versión de esa novela donde sólo funcione la memoria y destierre a la imaginación. Así era el cuaderno que escribí en Icod cuando cumplí condena y que fue semilla de la que germinó Barrio Chino. 

Lo mismo me pasó con Telarañas, que la versión de 60 folios que leyó Isaac de Vega en Icod, se convirtió en una aparente rebujina (no lo es) de 200 folios. Tengo que tener cuidado con la imaginación; lo mejor encarcelarla en una celda, a pan y agua, y no dejarla salir ni al patio. 

Me puse contento pero no mucho por la publicación hoy en El Perseguidor de la reseña sobre La pesadilla que se muerde la cola. El libro de Ana María sí hubiese merecido más líneas. No está en la cumbre de Cucarachas con Chanel ni  de Mejor cuando improvisas, pero está en ese camino de cabra que lleva a las alturas. Para mí gusto, claro, que no es de la anhelada amiga del Sur, de complicada ternura. 

De mi otra amiga, esta más conocida (no se conoce en verdad a nadie sino en la figura y la presencia), Belén Valiente, me hace gracia el comentario que pone en el muro de Ana María, donde reproduce la página de El Perseguidor. Dice que leerá el libro con tranquilidad. Si es con la misma tranquilidad que está leyendo Vertical blues, será una santa tranquilidad. ¿Por que a veces no darán los amigos a uno lo que uno ha dado a ellos? Me hace recordar lo que me contó Berto sobre la religión cubana del Hombre Hombre. Nadie debe dar nada a nadie si no recibe nada a cambio. Bueno, en esa religión el hombre tampoco debe comer coño de mujer. Cada loco con su tema.

Termino por esta noche: recopilo algunos ripios refraneros que están en los muros de fb.

En el de Alba Sabina. En un grupo sobre el virus, ella le pregunta a otra (que decía que en superficies no orgánicas el virus no podía sobrevivir) que si era experta. La otra le contesta que es como "la doctora liendre, que todo lo sabe y nada entiende". Alba encontró una respuesta a tono; llamó a la otra "maestra Ciruela, que no sabe leer y montó una escuela".

Hoy, en una discusión sobre la ley Celáa, alguien escribió "año de rojo, año de piojos" y tuvo varias contestaciones: "año de fachas, hambre y cucarachas", "año de azul marino, liendres en el chumino"... Los que publica Iris Borondiana, fotos de pintadas en una pared, tampoco tienen desperdicio. Estos tendría que mirarlos para copiarlos al pie de la letra. Más o menos recuerdo uno:

"Si me quieres querer me quieres

y si no quieres no me quieras

que otra mejores que tú

yo me paso por la piedra".

Creo que es antigua esta copla; las cantaban en el principio de los setenta en las excursiones del Hogar Católico. ¿Hogar católico? Ay si hiciera el cuento. Otro día, a lo mejor. 

sábado, 21 de noviembre de 2020

sigo soñando

 Dos mujeres. A y B. A me besaba después de unos tímidos cortejos, pero también decididos. Su boca tenía sabor, salud y entereza. B, celosa, también decidió besarme. Su boca era insípida. Como la conocía de más tiempo decidió atraparme y que me fuese con ella. A no se puso celosa y se despidió deseando verme de nuevo otro día. B me llevó a una casa, comunal, de antiguos hippis ya desilusionados del amor y las flores, pero sobreviviendo con amor plástico y flores artificiales. Comencé a mordisquearle las nalgas y la espalda, y sentí que no sentí gran cosa. Le comí el coño y gotas de orina me desagradaron, pero tampoco sabían a nada. Ella me comió la polla, apenas unos bocados, y se levantó como si ya hubiésemos cumplido. Busqué la ropa para vestirme. Con los zapatos tuve problemas,y por una vez me puse, pie derecho, uno que no era mío. Me costaba encontrar los míos. B me alncazó un zapato, sin percibir que ese tampoco era mío. Mientras encontraba el mío que me faltaba, apareció Wang por allí. Indagó quién había sido la pareja. No le contesté. B apareció desnuda de cintura para arriba. Wang le manoseó las tetas. Eso me fue insoportable. Lo amenacé con la punta de un paraguas, apena se lo hundí malamente en un hombro. En la siguiente escena, como si se lo hubiera clavado. Estaba herido y se le había puesto la piel negra, los ojos no los podía abrir. Los párpados negros se le pegaban uno al otro, un ojo y el otro ojo. Al carajo Wang y los habitantes de esa casa. B se hizo la remolona para salir. (Wang apareció de nuevo, ya restablecido, y con la misma vara del paraguas le quitaba yo una cabeza y luego otra, como si nada, todas las cabezas eran artificiales. Lo dejé por imposible, poco menos que escupiéndole a la cara artificial, plástica y falsa. Saqué casi a la fuerza a B de aquella casa, sin despedirme de sus habitantes. Quiso  no coger la guagua, pero también la obligué. Llegamos a San Andrés. Paramos en el bar Castillo, atestado de gente el pequeño recinto. Cristo le tocó el culo, como si fuera algo normal. Cristo es más fuerte que yo pero le paré los pies con palabras secas. Junto a la máquina, en un mueble de gavetas, abrí una y rebusque en el desorden, porque allí dentro guardaba la medicina. Mientras caminaba a casa de mi padre, este me llamó al móvil --dónde está Nebo. --Había ido y salido de su casa, dijo--. La vi. A B. /Nebo es una antigua amiga, ya desaparecida, no tiene na que ver con B. B me afeó que la llevara a casa de mi padre. No lo vimos en la casa. Hubo bronca verbal. No le dije lo que me había dicho su anterior novio... (Nos perseguía un grupo de jovenzuelos y los alejé solo con la fuerza de la voluntad), habló desde una cabina con su hijo, que no quería hablar con ella... desperté. 

*

He escrito el sueño de corrido, nada más despertar. Ahora reflexiono y recuerdo algún detalle que se me escapó. Antes de mordisquear las nalga de A y etc, cuando entramos en la habitación de aquella casa había una pareja en un sofá, cubierta casi del todo con mantas, al lado una cama vacía. El hombre acostado en el sofá, dueño de la casa, nos dijo que podíamos follar en la cama. No me gustó tener testigos, pero al parecer pasé por alto ese contratiempo.

No sé si tiene que ver con el sueño el rato ayer en el bar Aurora. Ya el otro día, cuando estuve con Kolia, los camareros se pusieron bobos con la mascarilla. Aunque estuviéramos ya sentados en los taburetes, nos conminaron a que nos pusiéramos el trapo, por imperativo legal, hasta que nos pusieran el vino en la barra. Kolia dijo que no volvería más por el Aurora. Yo debí de hacer lo mismo. No me gusta un trato confianzudo con camareros que nos son amigos ni colegas, pero tampoco un trato desdeñoso, como que le pongan a uno el plato con la arepa dando un golpe innecesario sobre la barra. Eso sí, la arepa estaba buena y pedí otra, y mientras la hacía jugué diez euros en la máquina y salí perdiendo. Lo de Cristo en el sueño, en el bar Castillo, con el mueble de gavetas junto a la máquina, quizá fuera porque guardo en la memoria la noche en que Cristo destrozó a puñetazos la tragaperras porque se negaba a darle un premio potable.

*Eduardo me dijo que mañana domingo sale en El Perseguidor, Diario de Avisos, lo que escribí sobre La pesadilla que se muerde la cola. de Ana Beltrán. A Ana María la amo pero eso no me impide ser crítico con su obra, que me interesa bastante también, diga lo que diga su ex amiga Pamela sobre sentirse estafada y otras vainas pardelescas.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

pasando el día

 Quedo con Siao Ling en la terraza del parque La Granja. La comida es aceptable. El hilo musical es insoportable. Parece que me cogen el pensamiento y lo bajan un pelín, es de agradecer. Me suena el móvil.

--Si es Wang (su marido) dile que no estás conmigo... 

Si yo fuera un entendido diría que Wang es un homosexual frustrado, un autocastrado, y su mayor placer es castrar a los que tiene a su alrededor. Cualquier motivo es bueno (el virus una maravilla) para practicar a fondo su deporte favorito. Pero no soy un entendido. No digo nada.

--Si no un veneno, ¿por qué no le pones algo en la comida que lo deje convertido en un zombi?

--Todo el mal que hagas se vuelve contra ti.

--Pero por el mal que le hagas a un indeseable, no te va a pasar nada. Al contrario, te puede venir un bien.

En fin, no soy un experto en brujería, no sé cómo funcionan los hechizos. Supongo que desear mal a alguien es una forma de hechizarlo, pero a quien te ha hecho daño grave, o se ha pasado la vida intentando darte por saco, difícil es alguna vez no desearle que reviente y desaparezca. Dios, perdona. Quítame estos pensamientos de encima. No me favorecen cuando me pongo a jugar dinero. Los malos pensamientos te hacen un perdedor.

Después de comer pasé de pasar por la farmacia porque quedaba una hora para que abriese. ¿Habrá entendido la doctora de cabecera en qué formato tiene que recetarme la inyección?

Dos semanas llevo sin la medicina más importante, incluso me he olvidados de las colaterales, el calcio de la noche y una pastilla semanal por la mañana en ayuna. Me preocupa más la adicción al tabaco. Fumar menos y sin tragar el humo es un engañabobos. O lo dejo del todo o estoy perdido. Ay Chito, ten voluntad. 

Además después de que reduje la dosis estoy más despierto y con más energía. Me dan ganas de pagar la cuota a la página de Abuelas Alegres y contestarle a algunas. Sus proposiciones son claras, sin tapujos, y no tienen desperdicio verbal. Alguna quizá las ponga en Barrio Chino, pegan en esta novela como la semilla que plantó Nicolás en un culo de botella de agua. Ahí fuera está la plantita. Altanera y dichosa. Nicolás quiere que la meta adentro, es planta prohibida, y para asustarme me ha dicho que ya dos veces han pasado los motoristas de la policía por nuestro callejón. Es posible. Hoy el Papa contó que el Paleta lo paró y no dejó de pedirle que sacara los gramos que vendía.

--Si yo no vendo nada, y el nota me dijo que bueno, que no se lo creía pero vale, pero que tuviera cuidado, que si pisaba un punto conflictivo (la Policía tiene señalados los puntos conflictivos) volvía a la cárcel... sí, en eso tiene razón, la jueza me impuso orden de alejamiento de los puntos conflictivos.

La luna, cuarto creciente, anuncia tempestad. Vale, no soy un perito en luna. No sé lo que anuncia la luna.

martes, 17 de noviembre de 2020

décima frustrada

 Dónde estará el tercer ojo

que quiero yo ver más lejos


Intento componer una décima, pero no salen más versos, a menos que la convierta en un estruendo vulgar


y volar a tu conejo

sabiendo que está sabroso

y que sufre los antojos

de tener nuevos amores

que llenen tus interiores

con el arte más antiguo,

aquel que anhelan los niños

cuando jóvenes se vuelven


Los dos últimos versos se quedan anclados en el rechazo de las musas. Tendría que hablar de los viejos cuando recuerdan viejos tiempos, pero la rima no me sale. Además la décima no vale la pena, hay que cambiarla a partir del tercer verso


y volar a tu consejo

en el jardín de tus flores


Hay que empezar de nuevo


Dónde estarán mis amores

que los siento yo tan lejos,

dónde cantan sus consejos,

en qué jardín, con qué flores.

No siento ni los olores

de  aquella danza tan bella.

El baile dejó una huella

que la memoria no olvida,


Y siguen sin salir los versos finales. Fuerte repentismo el mío. Mejor lo dejo.


Hoy perdí lo que ayer gané y vuelvo a la misma escasez


Hoy perdí en el juego

y recordé los amores

sus danzas, sus olores,

sus súplicas, sus ruegos.

Música de Samaniego,

de Iriarte y de Esopo

dame de aquel tiempo un poco


Nada, La décima no quiere salir. Qué noche esta más rara. 

lunes, 16 de noviembre de 2020

 Tener una lectora justifica este pasatiempo de escribir aquí. La tengo. Si tuviera dos ya sería más que un milagro, sería una maravilla. No sé por qué suelo seducir con la escritura. Una mujer judía que conocí en badoo, hace tiempo, me dijo que yo no parecía el mismo que el que escribía. Tenía razón. En ese tiempo era mucho más propenso a oír que a hablar.. Ahora tengo más equilibrada las dos opciones. Me atrae oír, si el hablante no es un manido pesado, y también hablar. Me suelto más en las conversaciones con la gente, menos si siento impulsos de la líbido. Me regresan a la timidez original. Pero la estoy venciendo. Estoy más suelto cuando hablo con las vecinas. Toda mujer tiene su encanto y no hay ninguna que no me despierte el ensueño. Lástima que quien más se insinúa con la sonrisa y la mirada esté casada. La posibilidad de un encuentro a solas es 0´5 entre un millón. 

Otra mujer que seduje con la escritura y que cuando me conoció... Bueno, de esto mejor no hablar. Al buen callar lo llaman Chito.

Ahora me preocupa más una batalla contra... Bueno, tampoco de esto conviene hablar. Basta que digas en alto lo que te propones, para que pierda fuerza el propósito, y me interesa que no pierda fuerza. Me va mucho en ello.

Y además hacer literatura mirándose uno a sí mismo, si te excedes puedes resultar un plomo, un plomizo ser que no sabe ser una partícula de polvo en el polvo. El egocentrismo está bien pero para uno mismo. No para convertirte en el protagonista del cuento, a no ser que hayas sido un canalla o un santo.

Podría contar el interés con Nicolás por las plantitas que están creciendo en la tierra de afuera. Podría. La luna empieza a crecer. Afuera la noche invita a verla.

la noche de luna nueva

 Qué amargura. Ni salud ni plata ni amor. Job estuvo así, y peor, y no dejó de confiar en Dios, y gracias a eso Dios le ganó la apuesta al Diablo. Sí, el Libro de Job parece un chiste, pero es que la vida también tiene sus chistes macabros. En fin, no me enrollo. Abrí esto para contar parte de la noche del sábado pasado en Ibrahim.

--Y ahora yo... ¿me quedo sin nada? --gime al móvil, junto a la barandilla de la escalinata, la mujer mal encarada que tiene dos perritos negros que dejan las cagadas en las puertas de los vecinos de otra calle que no es la suya--. Y hay una gitanilla ahí que tiene tres hijos y nada... --habla de eso que los enemigos del Gobierno central llaman paguita, que la solicitó, y nada--... Y tienes que estar con la escafandra puesta... No me digas nada que estoy que exploto...

--Ñoc, muchacho, como te estás hartando --Marcos a Miguel.

--Yo con la gente extraña... mira el pibe ese que parece nada y a lo mejor es un (policía) secreto. --El coronel Narro, sospechando de los desconocidos que llegan al bar. Más desconocidas que desconocidos. Entre unas 20 blancas dos negras. Las negras, una de Senegal y otra de Nigeria, son savia viva y bellas como el cielo claro; las blancas parecen desvaídas, mortecinas, sin gracia ninguna.

--Me encuentro cansada... --la mujer de los perritos, acercándose al gordo K y entablando con él una conversación que parece secreta, en voz baja.

--¿Dónde vas?... y más con esa cabeza que tienes --Narro a no sé quién--... Eso lo hacen allá en Los Abrigos en la cueva de...

--...Alí Babá.

--Iba a decir en la cueva de hermano Pedro, y ella dice de Alí Babá, la de los 42 ladrones.

--Máximo seis personas --señala uno el gentío de veinte mujeres blancas y dos negras en el recinto del bar.

--Aquí lo que mola son las perras --se queja Narro--. A los del barrio no nos deja estar más de dos en la barra y mira ahora...

La senegalesa, ahora sentada en una de las sillas de la escalinata, lo mira. Narro, cargadito de nieve hollada, interpreta mal, o quiere mal interpretar, y le habla mal.

--Esos ojos penetrantes que me miraron ahora --dice, con la mirada clavada en la mujer de Senegal-- no sé qué querían decir pero me da igual.

La bella muchacha responde con el silencio y apartando la vista. Narro sigue a lo suyo.

--Vamos, a la rica pandemia... que sigan entrando y yo sigo cobrando...

En casa empiezo a sentirme con el pecho pesado. Por un momento creo que es el puto virus, pero no; es el exceso de tabaco. Corté el tabaco, a pesar del mono, y se me alivió el pecho. En elambulatorio hoy, tercer intento, me cambian el formato de las inyecciones semanales. Espero que esta vez me lo hayan cambiado. Nada grave. Descansar de la medicina un par de semanas no creo que me siente mal, y se me sienta mal me jodo. Qué vamos a hacer.

Siao Ling ya no me llama para ir a comer el día que el marido no está. Era una disculpa para viajar a San Andrés y respirar el aire del mar. En fin, sin dinero, sin aire del mar, sin amor y... menos mal que se me alivió el peso del pecho. Menos da una piedra.

domingo, 15 de noviembre de 2020

 --¿Me dejas algo? --me dice el vecino Carlos, que tiene ahora un andamio enorme por fuera, 22 euros al día; cambió la puerta y está arreglando a fondo la fachada. El maestro albañil y el ayudante son un número, pero esto espero que me lo cuente Nicolás. Está acojonado con el virus y ya casi no sale a la calle. Desde su ventana de arriba discute la eterna diatriba, sobre las pateras y los que llegan, con el canijo y nervioso Miguelito, él también en su ventana.

--Hoy llegaron 700...

--Van a poner barcos de guerra... y ya están montando campamentos militares para alojar a los que están en el muelle de Arguineguín --les digo, en saliendo a abrir la ventana, legañoso y aún sin el primer café del día, acabante de levantar.

La cabeza descansa de las pesadillas. Ahora, gracias a Iris Borondiana, recuerdo una. De mi madre. Mi madre una vez me contó que dormía la siesta conmigo en el pecho y soñaba que un huraño gato la arañaba sin piedad. El lugar era Candelaria, la casa de mi abuela. Mi madre cogió al gato y lo aventó lo más lejos que pudo. Se estampó contra el piso del patio de la casa de mi abuela. El gato era yo. Mi madre despertó de la pesadilla y se asustó al verme, llorando como un becerro sobre el piso.

Historia de gatos en mi familia ha habido más. Alrededor de esa casa antes de yo nacer, en los descampados de malpaís maullaban gatos y gatas en noches de celo. Mi abuelo los cazó a todos y los metió en un saco...

Gatos en la literatura es célebre el del cuento de Poe. El maullido de un gato delata al asesino. No recuerdo ahora más ninguno.

No sé si tomar del diablo o mantenerme tranquilo, con la cabeza en una neblina sin nada especial, como quien se adormila en el cine; notas el peso de la película pero no aprecias ninguna escena, todo es una amalgama, una goma en el aire.

Abrí esto para contar parte de una historia, la noche del sábado en Ibrahim, y no he contado nada. Baja forma. Física. Los acostumbrados miedos y danzar con ellos. Lo de Ibrahim mañana, tal vez.

jueves, 12 de noviembre de 2020

 Eduardo, en las mesitas de la rambla, me preguntó por Ramallo y por Royo (los dos novelistas más importantes, que yo sepa, que hay ahora en estas islas y parte del extranjero). El último sueño que tuve fue con Ramallo. Era parte de una banda al capone y quería quitarme de en medio, acribillarme a balazos. Qué cosas. Poco le pude decir a Eduardo. A Royo lo imagino en Lanzarote oyendo el mar para aplicarlo a su prosa y a Ramallo más allá de Orión, perdido en el confín del cosmos. 

Kala no me dijo nada. Esta perra canela va a lo suyo, no está para boberías. Eduardo me dice que ahora tiene muchas lecturas; total, que en el sentido práctico, llevé la novela de Zamora Secretos de Cuba para volverla a subir a La Maldad. Mejor. Tengo ganas de releerla y escribir algo sobre esta novela que publicó la editorial Bencomo y tenía preparada otra edición, que corregí, pero no pudo ser porque su socio se retiró y buscó a otro socio más hacendado. El negocio es el negocio, y como le dije la otra noche a Belén Valiente, contemplando unas florecillas amarillas, es peor un mal negocio que un mal amor. La época más importante de Bencomo fue cuando Cándido, el editor de Bencomo, estaba aliado con Pablo Quintana. Rescataron no sólo Secretos de Cuba, sino también otra magnífica novela olvidada, República bananera, de Alonso Quesada y otro amigo periodista. Si pienso paranoico, pienso que los poderes públicos canarios están bien interesados, cuentas les tienen, en que la novela de Zamora y de Quesada sigan durmiendo. A ver si voy a ser yo, matado de La Maldad, quien las bese (las cuente) y las despierte.

Kala a lo suyo y nosotros hablando de La Biblia (la unión sexual entre los hermanos, hijos de Lot, por necesidad de conservar la raza. y la orden que dio Dios a su pueblo de que mataran a los enemigos, no dañaran los árboles frutales y violaran a las enemigas, para que los hijos que nacieran cuidaran la tierra en el futuro) y más extensamente de La Odisea. Eduardo tiene la espina de reescribir esa obra, con criterios diferentes a los de Joyce. Veremos.

En la esquina de la Casa de la Cultura, noche sobre las ramas, nos despedimos. Con dos codazos. Ayer con Kolia, hablándome de un gran proyecto que quedó en agua de borragas (las dos macetas más grandes del mundo) y hoy con Eduardo pensando reescribir la Odisea. 

Kala pensando en comer. ¿Qué comerá?

miércoles, 11 de noviembre de 2020

 No hay dolor sin alegría

ni alegría sin dolor,

súbete a la barca, vida,

y navegamos los dos.


No hay día sin noche

ni noche sin día,

vámonos al monte

a comer sandía.


No hay bueno sin malo

ni malo sin bueno,

abrázame, vida,

y vamos al cielo.





miércoles, 4 de noviembre de 2020

 Dr R, sobre la novelas publicadas, te cuento algo, pero con fechas aproximada hasta localizar los libros.

La primera fue Telarañas. Una novela que pide un revisión a fondo. Lo que sigue siendo válido es la estructura, una narrativa que va fluyendo por la realidad, el sueño y la imaginación, y un personaje narrador con esquizofrenia múltiple, dividido en cinco personalidades distintas. La editó el Gobierno de Canarias sobre el año 1985.

A principios de los noventa, el Ateneo Obrero de Gijón editó El Negro. Dos historias paralelas, la vida del narrador y la novela que está escribiendo por encargo. 

Ya en el siglo XXI, la editorial Idea editó El libro del cuervo y Agosta escribe. De la primera el crítico Eduardo García Rojas escribió que era una buena novela hasta la mitad, y creo que tiene razón. La segunda es una fusión más o menos entre una novela rosa de izquierdas y Los 120 últimos días de Sodoma, de Sade.

Buscaré los libros para precisar la fechas en que salieron a la luz. 

domingo, 1 de noviembre de 2020

otro sueño

 Visita de Hilario y yo a un postíbulo destartalado de la montaña, pero no fue una visita normal. Hilario metía prisa y la puta se acercó de mala manera porque no la habían dejado cagar, en un descampado detrás del prostibulo, y que nos jodiéramos si se le salía la ralea follando. Pero no sé cómo, no sé qué saltos hubo, que en una habitación, o en un trastero de mala muerte,estaba muerto un hombre, el padre de alguien. El padre del hombre que me acompañaba, que ya no era Hilario. Nos contó que lo habían matado y sacó de una mesa noche una papel que indicaba quién era el asesino, pero por lo que sea, no convenía denunciar a nadie sino hacer desaparecer el cadáver.

(El papel comprometedor lo guardé yo y le dije al otro que si quería que lo destruyera, lo destruía. Esto ya fue entrando en el pueblo, en la plazoleta de Las Adelfas, con las criticonas intentando averiguar de dónde veníamos.)

Descuartizamos el cadáver y mezclamos los pedazos con la tierra donde estaba tendido, que ya formaba algo parecido a un nicho. 

*

Nicolás salía a curiosear una pelea callejera en el callejón dónde vivíamos. La mujer preocupada de que le hubiera pasado algo. En el consuelo que le di hubo una electricidad sexual, un no importa que haya desaparecido porque yo estoy contigo, pero menos mal que no me cogió consolando a su mujer sino saliendo por la puerta, con intención de ir a buscarlo, a ver si no lo habían matado, y en caso de que sí, volver al consuelo.

La tumba del muerto de la montaña se convirtió en una tableta de  chocolate. Cómo, lo vi claramente en el sueño pero ahora ya se me disipó todo el proceso.

Es lo que recuerdo del sueño, o por lo menos lo que recuerdo que he podido escribir. Un pensamiento se coló en la memoria mientras despertaba y dañó la claridad de la aventura onírica:

Hay quienes escriben para demostrar que son buenas personas y su literatura queda manchada por ese aceite de colza grasiento. Incluso el católico Chesterton ("los que dejan de creer en Dios lo hacen para pasar a creer tonterías") consciente o inconscientemente sabía, pienso, que el patrón de la escritura es el Diablo. Si no respetas al diablo y sus diabluras, olvidáte de la literatura. O no te olvides, el gremio está lleno de babosos bondadosos y son ellos lo que dominan el cotarro no pocas veces. Cuando es así, la escritura de un pueblo, de un país, se vuelve pendeja, o peor, vomitiva.

Según esto San Juan de la Cruz no es poeta de dios sino del diablo, y la Biblia no está inspirada por Dios sino por el diablo. El diablo a los buenos recalcitrantes, no a los buenos de cartón piedra y chicle mascado, también los ayuda, es su forma de tranpearlos. 

Me acordé del poema de Pessoa donde pide que el poeta confiese una infamia, una cobardía, un crimen, y no pretenda a toda costa ponerse bien puesto. No pocas veces la bondad y la hipocresía son sinónimos.


sábado, 31 de octubre de 2020

v´spera de finados

 Cuando la emoción domina no es aconsejable --en mi caso-- escribir nada. De cierto individuo, en caliente prefiero no escribir más nada, aunque la cosa daría para un interesante relato. Tal individuo inspiró uno de los personajes de Barrio Chino, pero ahí como autor pude domesticar las emociones y dejar que el personaje viviera su vida en la novela sin que mis animadversiones lo dañaran; es más, cogió autonomía propia y resulta incluso, en ciertas ocasiones, simpático. En fin, el adagio de que hay que escribir lo que ha dolido cuando ya el dolor ha cicatrizado, me lo aplico. Y con los momentos de dicha o felicidad, idem. 

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Me metí en una página de contacto con mujeres maduras. Otro truco comercial. Entras gratuitamente, recibes un montón de mensajes --algunos la mar de apropiados para Barrio Chino, novela centrada en un club de prostitución masculina-- y cuando vas a contestar alguno, resulta que no puedes a menos que hayas ingresado la tarifa correspondiente. Una pena, hay mujeres con las que no me hubiera importado dialogar.

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Dos gatos callejeros hoy en los jardines. Conservan la elegancia del animal no domesticado. Conservan el instinto cazador. Se mueven sigilosos y acechan la presa con una paciencia extraordinaria.

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Belén, la segunda lectora de Vb/Hj (el primero fue Juan)  me escribe diciéndome que la novela es súper entretenida. Espero que el entretenimiento dure hasta el final. Lo considero un logro, una novela que nació hace ya casi treinta años, corre el riesgo de marchitarla cuando la tocas en demasía. He tocado esa novela como si fuese una mujer a la que he amado. Demasiado tocar. Pero no está marchita (si Belén está en lo cierto) sino al contrario. Me alegra saberlo. 

domingo, 25 de octubre de 2020

 Me quiero imaginar cómo fue que dos amigas comunes (virtuales) se hayan peleado entre sí, o mejor dicho, se hayan desamigado. Las dos coinciden en que son mujeres casadas, y las dos tienen tierra de cultivo. En las pesadillas del libro de Ana beltrán los motivos de riña entre dos amigas son casi siempre la envidia. En uno de los cuentos la protagonista envidia a la amiga porque es rubia, es más guapa y más querida que ella. Y más encantada. Y para desengañarla del encanto, la protagonista la saca de golpe de la fantasía y la coloca en la cruda realidad. Aunque el motivo es la venganza, provocada por la envidia, el resultado es pedagógico. Un zapato y una muñeca son los objetos simbólicos del cuento. La amiga, con el zapato donde el día de reyes le dejan la muñeca, le destroza la cara y le arranca los ojos. 

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Hoy en fb vi un cartel de la legión, del año de la pera, con foto de un recortable donde salía una legionaria con la cabeza cortada de un negro en una mano y al lado el uniforme de gala y una muñeca negra. Me acordé del vecino que clama contra la "invasión africana". La muñeca no la ha vuelto a enseñar.

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sábado, 24 de octubre de 2020

saliendo a flote

 Si ya no fuera yo viejo

desdentado y pendejo  

y falta de vitaminas

dentro de los pellejos   

te digo  ... 

que el tiempo no perdía    

con estas boberías  

que se llaman poesía.


Malo me puse y más tumbado que otras veces he estado. No sé si fue porque fui a San Andrés a comer a casa mi hermana y otra vez aguantar el burlón desprecio de mi cuñado. ¿De dónde le viene? ¿De qué Raíces se alimenta? Yo lo sé. Ya lo diré, si dios quiere. En lugar donde no haga daño a nadie, ni a él, ni a mí. Al buen callar lo llaman Chito.

Lo que puedo contar es que es un ladrón fino, sabe robar y eso es un mérito que hay que admirar. Bueno, a veces no es tan fino, es de una vulgaridad que ofende, pero ya estoy un poco harto de inventar personajes que tienen una virtud y a la vez la contra de esa virtud. 

El vecino Nicolás, como siempre, me ayudó a sobrevivir. Ayer me trajo una manzanilla que me sentó como mano de santo. El resfriado lo cogí cuando fui con mi hermana y mi sobrina Eva a ver la peli de media hora de Almodóvar. El aire me sentó como los puñetazos que me dieron en los tiempos de alegre juventud. Me tumbó. Gracias a la manzanilla recuperé. Gracias a la vieja que compré en el súper de La Rambla no. No sabía a nada. Desaborida. Y las papas del vendedor ambulante igual, sin gusto ninguno, y me temo que bien adornadas de venenos las cáscaras. Y cogí cuatro para guisar y todavía me quedan cuatrocientas. 400 papas.

Sigo leyendo el libro de Ana María. es un libro veladamente pornográfico. Una ingenuidad maligna la de su autora. Me encanta. Ya sabía yo por qué estoy enamorado. Por qué ha ocupado el lugar de favorita en el harén de Chito, ese pendejo... etc etc.

Noche de hora añadida.