Repasas viejos poemas de duelo de amor, y ves como el tema se enfría. Sólo te preocupa la forma. El contenido se diluye, da igual que sea de amor o de rebajas en Mercadona. Lo importante es que puedan ser oídos sin que el receptor sufra dolores de cabeza. Los poetas (o mejor dicho, los pretendidos que nunca sabrán poner una nota en su sitio) son especialistas en dejarte la cabeza desprogramada.
Hablando de programaçao (no tengo aquí diccionario portugués-español, pero intuyo la traducción: "programa asado"), no pude releer el libro El arte de la ficción. Recuerdo que Walter Besant --un novelista olvidado pero de éxito en vida-- daba reglas básicas, realistas, como que el escritor de novelas --oficio menor o socialmente poco considerando en su época-- debe llevar una libreta con él siempre en el bolsillo. Pos vale, honor y gloria a la libreta del novelista. Henry James, por su parte, creo que decía que vale la libretita, pero que la novela no es eso sino un retrato de la vida. Stevenson interviene y declara que la novela no imita la vida sino el habla, no los hechos del destino humano, sino el énfasis con que el actor humano habla de ellos.
Y ahora a la crítica del programa por parte de, hoy, este oyente. Ramón comienza con un desliz. Adjetiva "invitados" a José María y a Víctor. Llamarme invitado a mí, por parte del Editor Justiciero, el impulsor del programaçao (otro acierto de Lizundia), después de estar yo dos años allí dando el callo, fue un insulto. Este es un pueblo que usa la falta de respeto como quien pide un café en el bar por la mañana. Y eso no está bien, sea por deliz o con nocturnidad. Víctor y, más aún, José María son tripulantes con todos los derechos, incluso el del motín. Ramón cayó en expresiones que carezco de diccionarios para enterarme de qué quieren decir. "contexto expresivo", "potencialidad expresiva"... A José María lo salvó la palabra "neurosis". Y Víctor no cree en las musas. Tendré algún día que llevarlo al lugar donde cantan las musas, y que las vea y que las reconozca y que las goce. Y ahora en serio, demasiado en las alturas culturales, pero se defendieron bien, en mi humilde opinión. Marcelino el oyente puso notas incluso. Víctor goleador nato, José María, portero impecable. Ramón ¿supo pasar el balón?, etc. En fin, como se dijo allí: "potencias que están plenamente operativas". Hay Puerta pa rato.
Y ahora a concluir con los poemitas de los cojones amargos y dejarlos listos ya de una santa vez, para mal o para bien. Para bien mejor, si no hay inconvenientes.
¡Coño, es verdad! Creo que mi inconsciente me delató. Es que yo todavía me siento como un invitado en el programa, y ahora encima lo hago extensivo al resto, ja ja. Pero de todas formas ya sabes aquello de Bukowski: “El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco”. Hablando de programaçao, llamó Antonio G. Charlin para confirmarnos que el próximo martes 23 (éste que viene no, sino el siguiente) puede venirse para la tertulia de La Puerta. Habrá que aprovechar la ocasión.
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