martes, 18 de mayo de 2010
retales de un día martes
La tripulación fugada vuelve a Tijuana. Tenía que haber puesto Antonio un corrido mexicano, pero no está uno fino pa eso de la música. Con Charlín, lector impecable. Victor que no quiere saber nada del diccionario de canarismos. Marcelino el oyente, en cambio, lo elogia. En fin, llevó Lizundia en su coche a Charlín a la estación de guaguas. Bien su papel en la radio. Y luego, en su coche con sabor antiguo, él y Víctor me trajeron a San Andrés, donde, como dice Anghel, me estoy volviendo loco y viendo al revés todas las cosas. No quieren quedarse y siguen de largo. Tampoco es una hora especial. Todo está muerto. Monterrey y Castillo. El Castillo con mi primo en la puerta. Ya no viene por casa de mi padre. Ladrón y ratero, el viejo no aguantó que le robara la tijera de podar. Le cerró la puerta. Una pena. Mi primo tenía un modo de contar las historias del pueblo que ni Vargas Llosa. De éste hablaron en el Santa Cruz Charlín y Lizundia, sin ponerse de acuerdo, y eso que están de acuerdo en cosas más importante. A mí me recordó mi estancia en República Dominicana. Algún día contaré mis memorias allí, y mis olvidos. El BMW del amigo bilbaíno dio vueltas por la dársena. Recuerdos de la niñez, de la desaparecida playa de Los Trabucos, donde gente estuvo buscando restos del supuesto tesoro de Cabeza de Perro. Cuando el editor justiciero edite la novela que hizo Zamora, se sabrá los errores que España cometió en Cuba. Aquí en Canarias no los comete, no hace falta, los propios de aquí aprendieron la lección de errores y se bastan a sí mismos. Corrupción, tienes nombre de agente de Tráfico. Ayer Marcelino terminó con Pedro en La Cuesta Piedra. Cállate, Chito, baja la lengua. En fin, este jueves podremos oír la poesía de Anghel Morales en la librería del Cabildo (antiguo teatro Baudet) en la voz de Iván, su hijo. Anghel es un poeta que se burla de las musas. Es un maestro. Aunque Lizundia tenga sus dudas. Un maestro, y su blog es un ejemplo de una poesía aparentemente sin pretensiones, sin mierda pinchada en un palo. Hay que estar allí el jueves, no por compromiso, sino pa disfrutar. A ver si vemos a Juan Royo también, fuera de toda bobería y pérdida de tiempo y demás. Ahul.
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