martes, 13 de julio de 2010

mora moral de roma

Hoy me levanté con amor a la moral, bajo el signo de la carta sin nombre, del Tarot, moral kantiana, moral de Juan Royo, que le lleva una botella de ron cubano al amigo, moral biológica de Ramón, que superando la inmoralidad cultural, le regala una botella de vino de La Palma al amigo. Moral del guerrero frente a la inmoralidad de la víctima. Moral que me enseñó Mezcalito cuando estuve con él conociendo a los vientos de la tierra. El comediante viento del sur y el trágico viento del norte. El maternal viento del este y el tiránico viento del oeste. Carta sin nombre. Carta Del Bosque. Del Bosque de Tijuana salió Victor desolado, todo por nombrar a Freud, ese falso brujo de Viena, según Navokov, que le tenía una manía que no lo podía ni ver. Después del posprograma, Ramón me trajo a San Andrés, y lo dejé con Orlando y su portatil blanco y radiante en el Monterrey, con Fernin celebrando su cumpleaños. Me fui a acostar. Desperté a las dos de la mañana. El viento furioso formaba apacibles alfombras de hojas de laureles de india. Celebraba el regreso a la poesía de Anghel el bimbache. Un guerrero. Salud, pero recuerda que eres mortal. Todos somos mortales, y morales.

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