Dar tu confianza a quien te traiciona,
prestar tu dinero a quien no te lo devuelve,
invitar a un trago a quien te lo escupe en la cara,
permitir que hablen de ti cuando en realidad
están hablando de ellos mismos,
ser atacado por un cobarde con la lengua
grande y el corazón diminuto...
¿No has hecho tú lo mismo, en el pasado
o en el presente? Aprende la lección
y recuerda tus traiciones, tus deudas,
el borboteo imfame de tu boca,
recuerda y no tires más piedras
sobre el otro pecador, tu semejante.
De todo se aprende amigo, cuando uno da lo que tiene a los demás con buena intención, no importa una traición, pero con una basta para aprender, ¿no? aunque hay personas que no aprenden nunca y tropiezan mil veces en la misma piedra.
ResponderEliminarEspero que no sea de ese grupo y haya aprendido que aunque estemos llenos de buenas intenciones, hay que ser cauto con quien ya nos la ha pegado una vez.
La gente no cambia porque sí, y el que hace una, hace otra y otra...
Ya sabe, de los escarmentados salen los avisados, ¡ojo al Cristo que es de plata! Amén.
Jalelé, jalelé, ulimalajá.
ResponderEliminarTu me entiendes, mi amor.