jueves, 12 de agosto de 2010

vuelven los viejos tiempos

Me entiendo mejor con las mujeres que con los machos, ya sean conejos, cabritos, gatos, ratones, garañones o hierofantes. En cambio con las mujeres me entiendo mejor. Y esto no quiere decir que haya fornicación o como se diga en inglés, que seguramente suena más rotundo y menos pedante. Y basta que se ponga uno a recordar, para que asomen de nuevo voces del pasado imperfecto. Ahora es una antigua amiga catalana. Ya había perdido su pista. Fue una época de cartas por este medio con damas de varios países. Mi intención era literaria, aunque la escritura implique otras facultades, es decir, no es ajena a las emociones, los sentimientos y el pensar, pero más que nada, no es ajena a la acción. Me acuerdo de una rusa que vivía en Valencia, de una venezolana antichavista, de una italiana, de una alemana, de una marroquí... Y ahora asoma de esos tiempos, años ha, una catalana. Ya no estoy en fase de cartas sino las meramente comerciales, que son muy pocas. Mis negocios se reducen a dos líneas. Pues bien, la antigua amiga catalana me escribe porque encontró una editorial interesada en publicar nuestra correspondencia, y me la vuelve a mandar toda en un archivo adjunto. En fin, ya lo miraré. Es una mujer disléxica, como yo, pero muy inteligente, también como yo. Seguro que valdrá la pena convertir todo eso en un pequeño libro... espero. Ver venir, como dice Campanilla.

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