Bronislaw Malinowski, como bien asevera Ramón, y el libro sobre la mesa del patio se titula Crimen y costumbre en la sociedad salvaje, que no es tan distinta ni mucho menos de la sociedad civilizada liberal y democrática. Es más, más pura y auténtica la sociedad salvaje, pero eso lo dice Malinowski, no yo. A mí que me registren. Editado por la Escuela de Criminología de la Uneversidad de Barcelona, en el año de gracia 1956.
--Oye --me llama a un aparte Juan, cliente del Castillo, y dejo la conversación con Tomás, hermano de Fabiola, la mar de cariñosa, demasiado cariñosa, que me cuenta cómo está el negocio de la hostelería (tiene un local en La Laguna)--, ¿cómo está tu padre?... me lo contó aquí esta mañana Ignacio, que es administrativo de paliativos en la Residencia...
Gracias a Ignacio el administrativo, todo el pueblo sabe cómo está mi padre, y mi primo David, cada vez que oye las campana de la iglesia, comenta: "eso es por mí tío, que ya se murió".
Costumbres en la sociedad salvaje. En ella vivimos, oh eminencias. Todo lo demás son fábulas, que también son válidas, no hay que negarlo.
--¿Te acuerda lo que te dije de la contraportada? Sigo diciendo lo mismo: no tiene nada que ver con el libro... el libro es maravilloso.
--Gracias, Fabiola, eres un encanto de crítica literaria...
--Pero lo que escribiste en la contraportada es una metedura de pata...
--¿Tú qué toma, Jesús? ---pregunta Tomás.
Día de posma en la Orotava. Gestos que son para estudiar (por Andrés Chaves, el especialista en el tema), y buena comida. El clima del día me recordó una novela inédita de Ignacio Gaspar. San Andrés fue otra cosa. La magia se disuelve. Mejor la clara realidad de la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario