domingo, 27 de marzo de 2011

más sobre filosofía Kang-King-Kong-Kung (Libia)

Libia no es Irak. Las disimilitudes son relevantes. La mentira primigenia marcó la guerra de Irak: la justificación de los aliados para iniciar esa guerra. Representó también, y esto al margen del binomio mentira/verdad, uno de los pasos de frontera en el tiempo, el cambio de un siglo a otro. En Libia, aparte de ser ajena a la ruptura del tiempo, hay como en todas las guerras las justificaciones espejísmicas, meramente de moral hipócrita, pero previsible en este casus belli: rescatar a Elena del rapto de Paris. Y la justificación evidente: los graneros de Troya están llenos de trigo. En Libia, la intervención aliada, con Francia a la vanguardia (opositora en su momento a la invasión de Irak), ha permitido a los rebeldes libios la reconquista de lugares ganados al comienzo de la guerra civil y recupèrados por Gadafi antes de la intervención aliada. Nótese que la foto no tiene que ver con la famosa de Aznar y los otros dos, sino que es la de los rebeldes libios celebrando la ayuda aliada. Que a la postre nadie da nada por nada, evidente. Todo favor con favor se paga. ¿Quieres llamarlo petróleo? Llámalo Siria, si te atreves. * El bilbaíno de Fetasa, Liz-Undia, dice que ya me tiene pillado en el prólogo al "Cuervo de papel". A ver si es verdad y me manda el pr0-logos y me solidífico un poco. Últimamente soy sombras nada más, a merced de por dónde deriven Sol y Luna, si no está nublado el firmamento.

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