Sigo con Togas y Letras. Esta vez con "Lugares comunes", la colaboración de Eguiar Lizundia. Me hizo pensar en el contenido que le da a "pueblo" Agustín García Calvo: lo que no es Estado. Y cómo el signo positivo de una dicotomía verbal, se contamina del considerado negativo.
"Quienes nombran las cosas se adueñan de ellas", dice Eguiar. La manera que tiene el Estado de contaminar al pueblo, aparte de favorecer Asociaciones de vecinos, cambiar el nombre de las calles, etc, es delimitando los usos de la lengua (premia unos y castiga otros), pero el pueblo (la comunidad de hablantes) replica y contrataca. El individuo es robado a la familia (célula del Estado) y poseído por la comunidad cuando le cambian el nombre de bautizo (surge así el nombrete, comúnmente aceptado por el propìo individuo como nombre de sí mismo).
Y volviendo a la contaminación de las dicotomías lingüísticas, eso de que un miembro vierte sobre el otro su contenido, pienso ahora en "fascismo/democracia". El primer término ha quedado desposeído (como asegura Pérez Reverte) de ciencia, y su contenido se reduce a "despreciable", mientras que sus antiguos rasgos quedan integrados, si no en el significado académico, sí en la realidad del signo tenido como moralmente aceptable. así las democracias quedan preñadas de mandatarios despreciables, que de tanto usar la palabra "democracia" la gastan o la pervierten, con maneras y modos que no desaprobaría un antiguo fascista. Ese mismo proceso ha ocurrido con "ciudadano/esclavo (súbdito)". El llamado hoy "ciudadano" es la perfección del antiguo esclavo, que para solaz del Poder, acepta gratamente su condición de tal y se llama a sí mismo, con la boca bien abierta, con orgullo, "ciudadano".
En fin, son algunas preguntas que me han hecho brotar las páginas de Eguiar en Togas y Letras. Si no fuese porque es empalagoso un estilo interrogativo, en todo lo anterior abundarían los signos ¿ y ?.
Eguiar Lizundia escribe también algo que lástima no haberlo leído cuando los Hermanos tripulantes atacaron a los tripulantes primos denominándolos relativistas. "Einstein, Heisenberg o Gödel influirán en el surgimiento de las teorías del caos, las catástrofes y la complejidad, generando un efecto relativizador de la máxima platónica": "cosmovisión basada en pares contrapuestos en el que uno de los elementos siempre es el positivo". El texto de Eguiar hubiese servido de potente martillo con el que contragolpear a nuestros amados Hermanos. Sin embargo, por debajo de la razón, Víctor y José María tenían razón. El otrora elevado calificativo ("relativista") es hoy también moneda inflacionada, vacía de contenido real.
En fin, en esto llega Orlando y me pregunta si leí (es la tercera vez que me lo ha dado a leer) su nuevo poemario.
--Y cuando leas eso, te voy a pasar mis cuentos para que tú me los ordenes.
Absoluto silencio, y no me digan que el silencio otorga.
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