Me deslizo sobre las primeras páginas de Adiós (Patrice Lelorain, Editorial Funambulista, préstamo de Lizundia), para comprobar que el comentario que sobre ese libro hizo mi amigo en su blog, responde a su intelectivo entusiasmo. Postergo la lectura, antes quiero terminar G 21. Comencé a abrirlo por motivos espurios, conocer lo que escriben los isleños nacidos a partir de los sesenta. Pronto olvidé esas razones y la pasión se hizo as de picas. Cuentos que ya no lees con ningún criterio, sino que te invitan a entrar en ellos y olvidarte de ti mismo. Me ha ocurrido con "La edad de Cristo" y "Las seis caras del azar", los más paranoicos y por tanto mis preferidos hasta el momento, pero también con "Vida, pasión y muerte de Felipe Marqués", "El encargo" y "Una superviviente, tal vez eso lo explicara todo". Los otros, menos uno que no pasé de la mitad, me interesaron pero no me atraparon. El samaritano cuya buena acción le desconcha la vida; el cornudo impotente que asesina a su esposa (me vale el argumento pero no el estilo, demasiada grasa narrativa); y el del chico que es recogido en un convento por unos empresarios de circo. (Me queda por leer lo de Javier Hernández, Alexis Ravelo y Anelio Rodriguez Concepción.) Dios mediante, después del Adiós.
Mañana habrá merecida fiesta en la Mutua de la calle El Castillo. Aunque físicamente si puedo subiré a La Laguna, allí estaré, en estado platónico, en la antigua Casa Elder, celebrando a Anghel Morales y sus 12, incluyendo el no leído. Como diría el desaparecido Charlín...
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ResponderEliminarSe me ocurren unas cuantas razones por las que su presencia en la cumbre del G21 debería ser física, y dejar a platón en la laguna, entre otras, que se le echará de menos
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