viernes, 8 de abril de 2011
otro sueño
Sueño que estoy en la primera juventud, con los hermanos Bencomo en la primera fila de la iglesia, entre ellos, mascando chicle mientras el obispo hace una misa solemne, y uno de los hermanos me preguntó qué chicle estaba mascando y no se lo quise decir, y entonces se chivó al obispo, y el obispo me preguntó lo mismo, y no se lo quise decir, y me ordenó que me fuera a un asiento de atrás, y yo me fui a un asiento de atrás, filas de sillas vacías, con la ilusión de seguir con el chicle a mis anchas, sin perturbaciones de tocapelotas civilizados y democrátas de misa que quieren saberlo todo. "No, no, ahí no se siente", dijo el obispo, y me ordenó sentarme junto a una señora con niño en brazos para que los cuidara, a ella y el niño. Cuidador de señora y niñero. Bonito papel. Obedecí como una persona responsable y bien educada. Lo primero que hice fue calzarle las cholas en los pies a la pobre mujer, porque estaba descalza. La cosa fue que quien parecía gente desvalida y necesitada, resultó ser un demonio divertido. El niño ningún problema, porque era de plástico y lo dejó en la silla cuando terminó la misa, y luego recorrimos, en visita turística, las distintas piezas de arte que enriquecían la iglesia. Un simple mecanimo convertía objetos inocuos, con armonías renacentistas, en obscenidades medievales, sin corsés ilustrados, la naturaleza en estado impuro. Y más tarde entramos en una cámara que... señor mío jesucristo, qué cámara, qué diablo de mujer... Amanecí fresco como una rosa, y fui al carrito de Ana ahí fuera en la plazoleta. Compré un pan... y un chicle. A ver qué pasa.
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