--Sí, estuvo muy bien el programa, pero no lo oí desde el principio, ¿de quién era el texto que leyeron? --dix Chani.
--Yo estoy aquí de jefe gracias a Curbelo y a Anghel --dijo tres horas antes nuestro mero jefe.
--hideputa, estás donde estás gracias a mí --le digo, pero ya sé cómo es la política. Arte de cuervos.
Atlantic city. Llama Javier al móvil. Todos contentos, yo también.
Dentro de poco estaré en una asociación proisraelí, supongo que de barrendero y estudioso de la Cábala. Lo agradezco, que cuenten conmigo. La independencia de Canarias no tendrá auge espiritual, polìtico y ecónomico si no nos aliamos con Israel, un pueblo que no finge, que no hace teatro infame. Sabe lo que se tiene entre manos. Viva Israel.
No tanto la germanía, pero también. Abiertas son las azafatas germanas. Cuando llamó Javier, que salí afuera del hotel, a la calle, se me acercó una, germana germana, y me preguntó si prefería seguir culturizándome o subir a la habitación donde estaba alojada.
Eso ni se pregunta.
Sin embargo, pregunté si tenía jacuzzi la habitación.
--No seas tan exigente, yo soy el mejor jacuzzi --dijo la alemana.
--Tú eres mejor en el blog que en las novelas --dijo Lizundia, cuando volví al bar del hotel. Mi tocayo firmaba una dedicatoria a nuestro Jefe. A mí no me firmó ninguna. Para él soy el barrendero de Tijuana, Cantinflas en el puticlub. Mejor. El poder está en la sombra. Yo soy el poder, el guardián entre los mundos. La sota de oros de La Salud, el caballero de bastos del Sexo, la reina de copas de la Suerte y el rey de espadas de la Sabiduría. Yo, el único que descifra las entrelíneas del porvenir.
Dos horas más tarde le digo a la germana aviadora que me tengo que ir. Luego, otra historia en San Andrés. Con Quico el último pescador y Chani el lector de Octavio Paz. ¿La contaré en la próxima entrega?, no sé.
Mis novelas son ecuaciones en tercer grado. No son de hoy, sino de mañana. Soy el ùnico escritor en esta tierra de batatas. La verdad, no me sirve de mucho. Ni Víctor, germanófilo, lo aprecia. Qué dolor, qué pena.
(Viejo, acuérdate, además de Adiós, de quien esté en servicio sociales de San Andrés) (Hoy me llamaron de Servicios sociales, para que cumpla lo que me resta de la condena). Es el Diablo.
Todo está en las manos de Dios. Eso es lo único que sé.
Cuando vuelva a pasar por Madrid me traigo un buen puñado de ejemplares del libro para dar y repartir.
ResponderEliminarLobo estepario:
ResponderEliminarEsto no es sino un relatito basado en "La posesión" (Isaac de Vega), "El rey Lear" (Chéspir)y la película "El diputado", de Cantinflas. De todos modos, ya en serio, sí que me gustaría leer tu libro. Y que salga palante el proyecto hablado y que te embarques como tripulante en La Puerta. Un abrazo.