lunes, 20 de junio de 2011

grato misTÉrio

De G 21 me faltan por leer los cuentos de Javier, Cristo y Alexis. Con Alexis Ravelo estuvimos el otro día en un callejón del siglo XVII, donde aún se respira lo que fue aquello en ese siglo. Allí la librería misTÉrio, con un librero que sabe de lo que habla cuando habla de libros y autores. Y supongo que también del té, aunque de eso no hablamos. La librería del té es acogedora, tentadora (dan ganas de robarlo todo), y de los que sustentan la librería, el hombre es inteligente y afectuoso y la mujer bella y con un mirar inteligente. LIBRERÍA FRESCA Y NUEVA CON JÓVENES NARRADORES FRESCOS Y NUEVOS. Y si allí están libros de Ramallo, el Zurdo o Charlín, canela con té. Corredores de fondo al margen de los corredores celebrativos... Yo iba ilusionado por oír en misTÉrio a Eladio Monroy. Quien habló fue Alexis Ravelo. No es un hombre duro, sino un hombre que lee poesía, pero no estuvo mal. Pronto, cuando Javier o Ramón me pasen Los hombres duros no leen poesía, volveré a oír a Eladio Monroy.

Y este MARTES, en RADIO UNION TENERIFE, a la 18.OO, LA PUERTA. Invitado: Sergio Barreto. ¿Sabrá que sobre él se cierne un combate financiero y político?

3 comentarios:

  1. fe de errata:

    No es "el Zurdo", sino Miguel Díaz Díaz. auntor de la novela "Islas Canallas", una joya.

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  2. Cuando huelen sangre, los buitres vuelan enderredor. Espectáculo asegurado, y a Jesús convertido en instigador lo vemos en su vendita salsa. Ese es el juego al que se aferra voraz, como una lapa de tierra adentro, a la que sólo salpica la mar en las mareas de luna llena (roja, a ser posible).
    En fin, ojalá tuviera tiempo para empaparme algunos centrímetros de buena teoría económica, de esa que hablaba Keynes en "Las consecuencias económicas de la paz", por ejemplo.

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  3. Hombre una toalla pensaba llevar, y árnica, para socorrer a quien saliera más malherido, pero me parece que entre que tú vas a llegar tarde, si llegas, y que yo no sé si voy a ir, poesía pura y ya veremos. Mi batalla la libre esta mañana en la plaza de Las Adelfas (flor venenosa) en San Andrés, donde el contricante no tuvo reparos en anunciarle al respetable público que yo era un maltratador, y que estaba cumpliendo condena. Mejor no reincidir, en el hotel Tenerife II me la tienen guardada. En fin, cada uno su guerra.

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