lunes, 21 de noviembre de 2011

notas

De los lugares donde uno cobra fuerza es mejor no hablar. Puedes hablar de lo que no sabes, incluso como si supieras, como si la revelación de Dios te hubiese tocado. Pero no digas dónde están tus lugares de poder.

Así que no hablaré más del sitio donde escribo estas líneas, donde leo en El Escobillón blog --enlazado a El Bosque Quemado-- una semblanza de un autor que desconozco (Novás Calvo) que me incita a leerlo.
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--Esa mujer está con Jesús porque sabe que Jesús se sacó la lotería, con la madre de Fernandito.
--Si mi madre dice que te sacaste la lotería, es que te sacaste la lotería --dice, poco después, en el Monterrey, Chanito el Gato, que el otro día me dejó El libro del buen amor, del divino Arcipreste, y una novela de un autor que también desconocía. Una novela de cuando los americanos fueron a España y muchos mataron el hambre. Está escrito desde la realidad española, y el autor escribe un delicioso prólogo donde intenta demostrar que el autor no tiene nada que ver con el personaje principal, que es más, que está en contra. (Cuando baje el libro a este sitio, citaré algunos párrafos de ese prólogo; no tiene desperdicio.)
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Ahora debo ir a Icod. He optado por la ius sanguinis. La ley de la sangre como dominadora del territorio. Algunos no lo comprenderan. Pero no pido compresión, sino respeto. Sé que es difícil hacerse respetar en esta tierra surrealista "donde sólo te respetan si vives como un muerto" (cito de memoria al óscar domínguez de la película Oscar Domínguez).
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En fin, felicitar a la hinchada de Rajoy y su ola azul clarito. Ojalá sepan eliminar leyes que estorban, que son un despilfarro, y también gastos innecesarios, y sepan cómo crear riqueza que no sea pan para hoy y vergüenza para mañana.

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