miércoles, 7 de diciembre de 2011

prueba de la lejía

En el TEA cerrados los ordenadores. Pos nada, a pagar, en el locutorio de la calle de Chachán, el último héroe de esta ciudad de Las Colillas.
Sigo con el libro de Antonio Lorenzo Gómez Charlín. La leyenda de Fukaeri. "Puzzle que Charlín armó pacientemente en su pequeño departamento de Playa Paraíso. Es un final de recorrido por la historia de su vida y los rincones de su alma, entre la idealización imposible de la naturaleza o del primer amor y la asfixia moral y física de las grandes ciudades, entre el desarraigo y el retorno al origen, con un lenguaje fascinado tanto por el lirismo como por la podredumbre". (Plagio a Charlín para explicar la obra La leyenda de Fukaeri. )
A mitad del libro descubrí que no es una novela. Como novela es un fracaso. Fukaeri es un libro de cuentos. Cuentos a veces contagiados por el afán del autor de querer ser novelista, cosa absurda ahora en que ser novelista sólo lo defienden retrógrados como Chitoski. Y hablando del viejo indecente (al que Anghel Morales no le da pábulo publicitario, sólo los jovenes y saludables G-21 merecen mención), su propuesta es que esta obra de Charlín sea admitida, y sometida a la prueba de la lejía* de Dr R, en la Academia Chitoski. (Sólo falta la acción de Morgantani para poner en subasta el cuadro de la orgía).
Próxima acción: en Santa Bárbara (Icod de los vinos).

*la prueba de la lejía y el fuego de los mecheros son dos métodos imprescindibles que Dr R ha incorporado a la Academia Chitoski, ubicada en la zona La Maldad del CNR.)

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