lunes, 8 de agosto de 2022

descanso por cambio de bobina

Quien plantea una ecuación

que no puede resolver

es el tonto mayor

de la torre de Babel. 

Mar de nubes oculta la verdad,

olas de fuego destruyen la mentira,

la vida es hija de la muerte,

la muerte madre de la vida.

No quieras saber dónde estás

pues no estás en ningún lado,

eso lo decide un mago

que juega con la mentira

como si fuese verdad.

*

Por qué no vienes a verme

si te estoy esperando?


Porque eres más pesado

que el cuento del cherne,

No te quiero debajo

ni encima te quiero

ni te quiero de lado,

ya harta me tienes

con tanto cortejo,

vete pal carajo

hombre lastimero

que sabe de todo

como aquel conejo

que acertó con galgos

pues tal eran los perros.


Compungido calle arriba

camina el pobre Alejo

al bar de doña Elvira

a beber el vino viejo

que alivia las penas

y nos da consuelo.


¿Qué pasa, hombre triste?

¿no pescaste nada?

¿No le distes el alpiste

a tu enamorada?


Doña Elvira, no me torture

y deje aquí la botella

hasta que del todo me cure

la herida que tengo abierta.


Pues mira a ver si en la brecha

de esa herida tan molesta

sacas algo de dinero

para pagarme la cuenta.


Por eso quiero casarme

con esa mujer tan rica

pero siempre me replica

que vaya para otra parte.


Y esa otra parte es la barra

donde bebes vino gratis,

vete otra vez a rondarla

que el diablo sabe por viejo

lo que no sabe por diablo,

el que insiste e insiste

acaba rompiendo el cántaro,

pero antes de irte

ven adentro a mi cuarto.


¿no tiene usted a Baldomero

para hacerle ese trabajo?


Baldomero ya no sirve

ni para vestir santos.

Después del cuarto vamos

a la cocina, Alejo,

a preparar un veneno

que le he comprado...

qué más da quién lo vendió,

pues bien vendido está.

Vamos a la cocina

y luego se lo damos

con el anís del mono

a ese estropajo,

a ese rastrojo.

vamos los dos de la mano

y te enseño, hermano,

cuál es la llama,

cuál es la rama

que has de quemar

mañana.

*

Hoy roqué el hombre de mi amada,

con la suavidad de la medusa

que anuncia su eléctrico veneno,

con la gracia de la obrera

en el romero en flor libando el néctar,

no miré sus ojos,

túneles negros con penumbra al fondo,

no miré sus labios que esconden

en sonrisa de máscara la tragedia,

no miré su pecho ni oí su corazón

con música de piano de torcidas teclas.

No se veía la luna

en su órbita del cielo

como una farola más sobre la plaza del mercado

iluminando sus rodillas.

Mi amada está lejos, dormida sobre un caballo.

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