Preferible no estar esperando noticias del amigo editor. Que cante el gallo cuando pueda o le dé la gana. Socialmente fracasado en estos momentos. En fin, encuentro una versión vieja de Agosta escribe. Palarea padescanse me dijo cuando se publicó que esa novela iba a ser importante. Será en el siglo XXII, cuando las ranas críen pelos. Por mi parte no es una obra que pueda recomendar a cualquiera. Como no recomendaría tampoco la otra obra que es fuente de Agosta: Saló, de Sade. Los ciclos consecutivos del sexo, la mierda y el crimen. "Amores negros --termina el texto de la contraportada--, amores negros como la poderosa fuerza de la realidad". Eso dice. La versión antigua me atrae más que la publicada. Me pongo a trabajarla como descanso, por amor al arte. Lo que más me agrada es que no tiene nada que ver conmigo, por lo menos en lo que se refiere a la historia personal. La trabajo como si yo fuese un negro y otro el autor. La autora. Agosta.
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Dije a Nguyen de quedar con ella, pero cada día más estoy como el príncipe Genghis, el personaje masculino de un cuento de Yourcenar. Cuando sintió que perdía fuerzas, se retiró del mundo. Prefirió el olvido a la compasión. Yo no llego a tanto, Todavía necesito un poco de compasión. Con quien sí quedé más o menos en firme fue con Belén, el próximo miércoles. para ir a un recital con vino en una de las viejas casas del barrio El Toscal. Calle San Martín. Y un día antes, el martes, Juan me invita a comer. Dos amigos con los que puedo quedar sin que me perturbe el amor, El romántico o el mecánico. Prefiero el segundo. Llegado el caso.
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Y un poco de agua de mar.
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