viernes, 19 de julio de 2024

samurai. 3

 Ahora, con el día, algo maravilloso ocurre al otro lado de la puerta del Sur. El día cambia de tonalidad, el viento se marcha, separando a las nubes del cielo. Fausto milagro que despierta todos sus enmohecidos miembros.

El viejo monje no dice más, nada añade. Se despide del sable de siete pies y se lo encomienda a Tukumuro.

Tukumuro se levanta y el maestro se inclina. Acoge el otro sable más pequeño con un puño. El joven sabe que esto es un honor, y ahora debe levantar el gran sable y estar preparado.

Es el momento del sepuku, la ceremonia de la propia partida, y Tukumuro debe completar con un tajo certero la gesta íntima de su viejo protector.

Detrás de un día viene otro día.

Las miles de estrellas se apagaron y dejaron de ladrarle a la noche. El muchacho oyó el galope lejano de un caballo. Ahora el galope se oye más cerca. El caballo, bellamente engalanado, se aproxima casi sin levantar polvo con sus cascos en el arenal de la noche.

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