miércoles, 6 de noviembre de 2024

 Dicen que el hombre taciturno, excesivamente callado, se vuelve desagradable; pero los que hablan sin parar irritan y aburren a sus oyentes. Tenemos que evitar las palabras inútiles pero sin caer en el laconismo exagerado, incompatible con la delicadeza. Eso dicen.

Tenía sed y vi a la mujer de agua. La bebí entera, hasta la última gota. Hoy me persigue la Justicia por haber eliminado a la mujer de agua. Ahora tengo hambre.


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