a Agustín Díaz Pacheco
A trece recintos ido
en su cuento de Gijón,
cada uno con un color
de un asturiano cumplido.
Capitán de la memoria,
coronel de los olvidos,
es narrador bienvenido
en Nueva York como en Soria.
Antólogo refinado,
edita el Baile del Sol,
aunque no ha antologado
a este gran escribidor
que le canta entalegado,
que yace en esta prisión.
*
Estelar es en el Gofio,
puro material el gramo
en un libro que es un ramo
de millo y trigo los folios.
En las noches laguneras
de bruma, de niebla y posma
es punto, guión y coma,
es higo de buena higuera.
Hace años lo interrogué
haciéndome el policía
en aquella medianía
de la Guayonge que fue
también patria de Óscar
Domínguez, cálida rosa.
***
a Juan Ignacio Royo
De nombre rotundo Juan Royo
--aunque Li lo pinte emborronado--
contó con los sones bien contados,
narró tal puntal este pollo
el fulgor de los arroyos,
mundo violento y notorio
en otrora revuelto pasado,
donde un moro enamorado
vivió ingratos episodios
(que la señora y el moro
vivan en el mismo cielo
y que la anarquista de velos
dance su baile de oro).
Diz que se convirtió en lagarto,
Juan Ignacio, en el encanto
de una noche de bruma lagunera,
herido de amor por la certera
arte de una bruja encantadora.
Su corazón quedó encendido.
Sobrio ayer, hoy enardecido;
roda la Fortuna, ayer y ahora.
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Este martes, La Puerta, en Radio Unión Tenerife: 18.00 horas.
José Antonio Reverón. Concejal del grupo socialista en el Ayuntamiento de Arona. Llamado con el mote de El Hombre de la Mochila (¿qué papeles esconderá en ella que les preocupan tanto a los dirigentes?) El adalid del caso Arona como acusación particular contra el grupo de gobierno. El gary cooper del Sur en su situación de Solo ante el peligro.
Felipe Campos. El azote de Coalición Canaria, metido en todos los charcos y en todas las causas penales (casos Carnaval, Parque Marítimo, Las Teresitas, Arona). El eliot ness del siglo XXI.
(informante: uno de nuestros tripulantes).
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a Víctor Hernández Roncero
Él, de clara dicción peninsular,
aunque de recio seseo canario,
es el habla de nuestro visionario
portante de un saber universal.
De Casares el docto diccionario
y también del valioso Moliner,
y de Marías y Ortega, da fe
este sereno escritor estatutario
que en el aire sus ondas escribió.
Una aciaga tarde de la ignominia,
de azulejos y de espejos, Ay, yo,
vil sierpe, de la Puerta lo alejó.
Ay, fue torpe, fatal, mi toconimia.
Como espantar a B. Pérez Galdós.
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