sábado, 18 de septiembre de 2010

derrotas

Perdió el Tenerife ante el Celta de Vigo, ciudad donde se matrimonia felizmente la arquitectura tradicional y la autoconstrucción. Perdió la crítica de Pacheco sobre el libro del gofio (pudo haberse ahorrado el esfuerzo; hablar mal es propaganda, hablar bien publicidad, y no decir nada es dañino, como gusano en la fruta. Pero cada cual hace lo que puede), y O-O la película del TEA. No la vimos. Charla con Charlín, telefónica. Cerveza acertada en la pizzería de la rambla, y Ramón que desaparcó el coche junto a la abandonada plaza de Toros, y poco más. Menos mal que nos queda el Las Palmas, la esperanza de la cantera. La esperanza del puño canario frente a la "ayuda" española. Más interesante: cómo el islamista boxeador americano que fue de los pesos pesados venció a un gigante sudafrícano. Este cuento me lo contó Ramón. Si hay suerte lo volverá a contar el día 15 del mes que viene en la exposición de fotografías boxísticas de Quico, en el Sur. Viva el boxeo, que resucite.

postdata: última noticia judía: agradecen al presidente venezolano su custodia de las sinagogas y piden que Venezuela levante el veto diplomático a Israel. Ojalá, por mis simpatías a Venezuela y a Israel.
más postdata: Alberto Linares mandó un cuento para Lunula que está estupendo. Resurge mi vieja amistad con este autor.

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El próximos martes Ignacio Gaspar en Radio Tijuana, término que pertenece al chino que ahora sufre animadversión. Hoy en los cajeros automáticos servicio suspendido por razones técnicas... Tres cajeros (la rambla, Mendez Núñez, avenida Anaga) y los tres el mismo aviso. Nada, sospechar que los bancos están haciendo operaciones mundiales y por razones transitorias... Mas si en uno de los cajeros ves que un ciudadano, que estaba delante, saca liquidez, y a ti, después, te sale el mismo cartel, pues que piensas en el chino, que el chino está detrás. Yo le explicaría que desciendo de chinos, que tengo en mis venas sangre amarilla, al margen de sangre judía, conviviendo al unísono, pero el chino no quiere saber nada de descendencia.s Si tiene animadversión, tiene animadversión. Ya habló de cajeros en su cuento Encerrona. En su momento no lo entedí. Hoy creo entenderlo: fue un aviso. En fin, el chino Gato de Fuego jodiendo el sistema operativo del cajero de Chito la Serpiente de Agua. Tendré que consultar con la cubana. Fuerte mujer. Menos dinero me dio de todo. Hasta tareas de brujería. Encender una vela blanca e incienso de vainilla. Manejar el humo y espantar así a las malas sombras que me persiguen, supongo que también la del chino.
De Ignacio hablaré el lunes. Un invitado así merece una versión del Enigma del invitado, el poema de Emeterio Gútierrez Albelo. Lo volví a leer en una antología de poesía canaria que le pedí prestada a mi hermana el otro día en La Orotava. Busqué en la biblioteca unos libros que mi cuñado se había autoprestados... no los encontré, pero sí esta antología. Merece una reseña. El antólogo fue fino escogiendo los poemas. Hay calidad. Diamante tallado. El prólogo habla de una región de España rica en poetas. Seguramente lo fue. Hoy menos. Hoy, en la mayoría de los casos, sólo se puede hablar de presuntos poetas.
Me acuerdo de una discusión que tuve el otro día con José Rivero Vivas en El Diamante, adonde nos convidó Anghel a un plato combinado. El hablaba de la intocabilidad del texto del autor. Yo hablaba del autor como una puta, que deja meter a otros las narices en su obra. Y defendía ambos casos: al autor decente (a quien no hay que cambiarle ni una coma) y al autor indecente (al que hay que arreglarle el texto). Yo he sido, por suerte, arreglador de textos de autores indecentes muy buenos, caso de mis admirados Jim Thompson y de Gomez Fouz, con quien se metieron todos los republicanos de Asturias cuando publicó un libro sobre los maquis. Impecable. Si no se lo tomó prestado mi cuñado, aún lo debo de tener por ahí cerca.
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Historias interesantes en el bar El Castillo, pero eso lo guardo para el Informe para cumplir una condena. Hoy Ramón me preguntó por esa novela, y le dije la verdad (cosa rara en mí), que la tengo abandonada. Hoy bar Castillo me dio unas claves curiosas, cómicas y vulgares pero como el sinabrio en la alquimia. La trama va de chinos en San Andrés. Dominan el pueblo. Una mala buena novela, creo.

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