miércoles, 29 de septiembre de 2010

SIN TÍTULO

Bueno, ayer no soñé con Borges, que no sé por qué no se buscó a otro que visitar en los sueños y se empeña en apartarme de los poetas que leo en la radio, y darme una preceptiva que, en mejores momentos, regalaría como quien se quita de encima un saco de papas bichadas. Ya conozco a los curas, religiosos y laicos, que predican hermosuras en el púlpito y otras distintas en la sacristía. Si no, que se lo pregunten a Bécquer, pornógrafo secreto y romántico público, o a Samaniego, maestro de niños con sus fábulas y entretenedor del chusmerío burgués con otras fabulas, aún más interesantes, esa es la verdad. Y la otra verdad es que los lectores son unos cerdos. Aman las polémicas y las riñas, y desprecian las margaritas. Y las lectoras, tampoco aguantan a un hombre que loe a otros hombres, y hasta a mí me parece tibia (ni fría ni caliente, como querría Jesucristo) esa homosexualidad sentimental. Todos me preguntan cuándo le voy a escribir un poema a Orlando. Ay Orlando. A Orlando y a otro montón de amigos. Los que valemos poco tenemos muchos amigos, somos seres afectuosos, y el afecto es poco literario. Así que hago un paréntesis y cuento broncas, oh cerdos humanos.
Anoche con C, el independentista. Tanto defender los editoriales de Pepito lo soporto media hora. Pero como dije, algo más atrás, que no pienso hablar más de Pepito, esa bronca de anoche en el Monterrey la paso por alto. Y menos mal que Fernin, hasta última hora calló que Chávez es un golfo, que no creo, pero evitó esa tardanza una bronca mayor.
La bronca de hoy fue con Chani. Vale que le tenga afecto pero hay cosas que no, mi hermano. La otra noche, Jose el barman del Castillo, dijo por segunda vez que Chani es mi marido. Se calló la boca como una puta. Tuve que ser yo quien le dijera al taleguero Jose que piensa el ladrón... Y hoy vino al Monterrey a bla bla bla. Me rompieron la cabeza una noche por defenderlo. Otra noche me pegaron una patada en la cara, un traidor, y se calló la boca. Llueve. Está lloviendo. Eso está bien. Que llueva. Y en el bolsillo encuentro un poemita de esos, al dictado de Borges el argentino universal, que supongo que escribí yo. No como esas cuatrto páginas de Agosta escribe, que luego supe que no escribí yo, sino que reescribí:

Así la querría yo
en mi sueño de anoche,
mas quién me aguanta a mí
si yo no tengo dónde

ni dinero en el banco.
¿Cómo voy a decirle:
niña, sé mi modelo
cuando no puedo abrirle

fuentes con caños de oro
y palacios de rubí,
ni contarle el desliz
cuando escondí un tesoro.

En mi tierra desterrado.
No, no, aparta de mí
el néctar de tu caliz
que yo ya me morí.

Morí cuando nací,
y morí mientras viví
cuando aparté de mí
la gracia que hay en ti.


Y MAÑANA: ITV.

--Chito, dejaste la cocina encendida, no me llenaste la botella de agua... estás en otro planeta...

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