--Yo soy macho y quiero a mi hembra para mí --dice uno en la venta de Francisca, uno que estuvo en el programa Quiero ser como Pepe. Señor Cristo redentor, qué mal canta. Hacía mucho que no lo veía.
--Tú me dirás --pregunta la Julita, la hermana de Francisca, mientras vierte el ron en el vaso. Cuando ya me parece que se ha pasado tres medidas, le digo que pare, y regreso a casa, llorando como mujer el tercer gol del Ponferradina. Cosas del fútbol, lo que pudo ser el 2-3 fue el 3-2. la esperanza negra de Colombia, mientras Alberto Linares piensa en la blanca, no metió la pelota. Ponferradina de León, Barrio Húmedo, noches memorables en ese lugar inmejorable, la última, con una directora de cine gore, estupenda película que no apoyarán nunca los intelectuales de Zapatero, seguramente porque el protagonista tenía cara de Rubalcaba. Una joven directora, preciosa, inteligente, ¿por dónde habrá ido la derrota de su vida? ¿habrá hecho alguna película más? Me recuerda a otra directora, de EE.UU., que estuvo en el festival de cine de Gijón, celebrando una fiesta con Roger y Bigas Luna con una actriz italiana enigmática, que no recuerdo su nombre. Ya no recuerdo ningún nombre. El cine gore, con quien se emparenta el libro último de Javier Hernández, al que ni me acordaba que voy a presentar junto con Anghel en el TEA el día 5, el lugar mágico del prófugo de Tijuana Blues, hoy obsesionado con la ignominia española en el Sahara de los años en que yo servía a la patria. Nada que objetar a mi querido prófugo. Lo que dice es verdad. Progres turistas que... a la merde todos ellos.
--... y yo me voy a vivir contigo y te pago a ti --me dijo Orlando esta tarde.
No sabe que cuando llegue ese momento yo, si estoy sobre tierra, me iré con el Sol cuando muera la tarde y será el último capítulo que escribiré, si lo escribo, sobre este pueblo o barrio de San Andrés. Pesado es el poeta Orlando, hoy en boca conmiserativa de la gente del pueblo con buena voluntad. Un secreto me contó el otro día, "porque si no es un secreto no te lo digo, porque tú últimamente lo sueltas todo". No tenía que haberle admitido el secreto, pero como me lo repita otra vez (ya van ocho) lo cuento. No me cuenten secretos. No me gustan. Me desagradan.
--Chito --llama mi padre desde el patio de abajo--, cuando puedas le pones una tapón metálico al tubo del baño...
Eso me recuerda que hoy pude haber estado en La Gomera, con Marcelino, pero el cuñado del mago no quiso cargar con su suegro, porque lo estresa. No hace falta que lo jure. Y el sobrino del mago, tampoco, porque ya tenía sus planes. Quizá sea mejor así. Maleduca a Thor y se disparata el viejo perro.
--Espera, ahora te saco. Texaco con Techron --no sé si doc Thor habrá entendido el pobre chiste. 2-3, y luego Barcelona-Sevilla.
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