miércoles, 6 de octubre de 2010

ya veremos

El destino del mago es entenderse con su cuñado, saber sus trampas y ponerle contratrampas. En fin, eso lo sabe Andrés Chaves, que lo cuente él en su puto folio del maravilloso periódico independentista anti Las Palmas. Yo tendría que contar el laberinto que es la Clínica Universitaria La Candelaria. Los amantes de los laberintos, que vayan allí. Allí fue Anghel, a operarse, y por lo que sé, el minotauro de la medicina lo dejó aún más averiado todavía. Tendré que darme prisa con la novela de los chinos, pues la desgracia de no leer sus poemas, no oírlo en la radio, no verlo por los círculos de la corte inmisiricorde de literature canarien, ya es, no sé lo qué es, pero que encima no pueda publicar mi maravilloso libro, eso sí que no. Lo que no haré será regalárselo a mi amigo Holmes, que luego no dice ni negro ni blanco. Eso tampoco.

Marcelino está ahora en un cursillo en la escuela náutica de San Andrés. Me llamó justo cuando llegaba al pueblo y regaba las plantas, después de sacar a Thor. Estaba cansado pero a un bebedor se le convence fácil. Bajamos al Monterrey. En el camino nos encontramos con José. Y en la meta con Orlando. Mi madre con Orlando. Es monotemático el hombre. Y bebido, inuvocotemático. Una tarde de marras tachó un poema en un poemario inédito de Marcelino, que el hombre me dio a leer a cambio de un cherne con papas arrugadas y medio litro de vino en El Puntero. Lo leí en la barra del Monterrey. Llegó Orlando. Vio el primer poema y exclamó: "¡Esto está metido con calzador, y a este tal que me ha perdonado la vida, yo le tacho este poema!". Recordará su hazaña hasta el día del juicio final. Menos mal que apareció Beba con su amiga.

Y cuando llegué aquí arriba, carta de Berto. El Lagarto se ha espabilado escribiendo que ríete. Lástima que no pueda copiar la carta (secreto, me dijo) pero si el poema que escribió, en un reciente viaje a La Gomera, la isla de gomorra.

Aquí, frente al barranco
se sentaba el Divino
disfrazado de ti.

Todo el sedimento,
los mejoresn episodios
del río ardido de su vida
al rellano de los astros
ofreció
por nada a cambio

Él solo
sus pájaros tristes como único lastre

Se oculta
vendida estrategia
para curarse
del daño de pensar seriamente
en la forna de desentenderse del todo

Y ya me niego a seguir copiando. usted verá lo que se cuece. Hay mucho en el caldero. mañana más.

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