La tribu de buitres carroñero ataca usando todas las armas. Pretende desalojar al mago cuanto antes, sin esperar el día de la victoria. En fin, no más informe. Los buitres vigilan esto, así que no más información de esta dinámica comedia del nacimiento, la boda y la muerte.
Tijuana, acto del martes pasado, sigue trayendo cola. El oyente Chani se queja de cómo trataron al... albatros. Sí, la puso, a la dañada dama, como el albatros de Baudelaire, esa princesa de las nubes, víctima del escarnio de los rudos marineros cuando cae sobre la cubierta del barco. No haber caído.
Y ahora, como uso el cíber del edificio entre barrancos, no tengo mucho tiempo para narrar nada, aunque un episodio del Castillo la otra noche, con dama morena tirada en el suelo, entre la máquina tijuana y la barra, merecería que te contara, compadre, comadre. En fin, hay que volver a las trincheras.
El próximo martes en Tijuana, visita de José María Cova, el Rubio, 20 minutos de gloria y luego que se incorpore al cotidiano discurrir del río de las palabras... poético me pongo. Así que ahul, hasta otra.
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