viernes, 4 de febrero de 2011
el encanto de la hipocresía
El padre le pidió un gran favor al mago: que no le tirase una piedra al villano del pueblo si lo veía entrar, ni le diese un machetazo en medio del pasillo, ni --más mujeril, es decir, más inteligente-- le pusiese veneno en el vino, sino al contrario, que le diese chance, conversación y buenos modales. Para evitar tentaciones, el mago esnifó el veneno --está bacunado, y vacunado--, la piedra la convirtió en escultura en un rincón de la sala y la tituló... bueno, todavía está buscando el título. El machete lo puso en una pared, con marco alrededor, y tituló a la obra maestra "Esto no es un machete". Fue así cómo descubrió las ventajas y los encantos del elevado arte de la hipocresía, frente a los contratiempos e indeseables consecuencias de la baja artesanía criminal. Por lo pronto, parece que podrá acudir esta noche al Ateneo a reencontrarse con El camarote de la memoria. Pero debe estar de vuelta en San Andrés ante de la doce de la noche. Los motivos ya los conoces, Juanito.
Cual Cenicienta mi amor,
ResponderEliminardebes mirar el reloj,
y volver a medianoche
para que no haya reproches
y... ¡GRACIAS POR EL FAVOR!
¡que dura es la vida a veces!
que por hacer bien las cosas
y atender a tus deberes
encerradito te vieres,
pero tu no desesperes...
La vida da muchas vueltas
y a todos pone en su sitio,
y ya ajustara la cuentas
a quien de tu sacrificio
saca mayor beneficio.
Con la conciencia tranquila
se puede ir a todas partes,
pero el que usa malas artes
ni tomandose una tila
el sueño bueno concilia.
Asi pues, con mi cariño
y con toda mi energia
te mando fuerza, mi niño
pa soportar esa inquina
que conoce hasta JUANITO.