miércoles, 2 de marzo de 2011

apuntes en mitad de la noche

Todos los animales participamos de una global naturaleza. No es extraño, pues, que los hombres, animal inferior, dotado de ese lastre que es la palabra --en contra de la filosofía emocional de Marcelino Marichal--, queramos, en nuestro breves momentos de clarividencia, que desgraciadamnete convertimos en rutina porque la idiotez nos impide salir de los ritos de la especie, convertirnos en ese animal de los cielos que es el buitre, y picoteemos, afán ecológico, los cadáveres de nuestros semejantes. A veces para santificarlos, como en aquel cuento de Bocaccio donde un miserable individuo es elevado a santo, y normalmente no más que para decir que bueno era el muerto. Aunque estoy contra el sentir de Marcelino Marichal, que está escribiendo 20 poemas 20 maldiciones contra toda boca que hable bien de él cuando esté muerto --espero que no lo mate la gripe y se le haya bajado la fiebre-- no dejo de sentir, a cierta hora del día --al margen del mundo de la razón y de las ideas-- como él siente. "Son los muertos los únicos que tienen derecho a hablar de nosotros, y mejor no oírlos".

¿El mundo de la razón y de las ideas? Vale, tiene razón mi amigo el nahualt de Tijuana, pero se la quitaría si no supiera que él también sabe que ese mundo es la parte visible del iceberg. Lo que está por debajo necesita otra mirada, mirada de pez, que no tenía el Titanic.

Un detalle me llamó hoy la atención, cuando salí del bufo periodístico local --matador de la idea-fuerza que proclama Antonio Cubillo-- y compré en el kiosco de Ana un periódico extranjero. Dos noticias cortadas por la misma tijera. Saif el Islam, hijo de Khadafi, y Zu Guttenberg, ya ex ministro de Defensa alemán, descubiertos como plagiarios de sus tesis doctorales. Uno se empecina en el poder, el otro se retira. La noticia sobre uno destaca los contenidos de su tesis doctoral; en la que concierne al otro, sólo se limita a informar de que el 20% de su tesis está plagiada (no hubiese dimitido de haber leido en Togas y Letras lo de Manolo Suárez), sin entrar en un mínimo detalle. Amo a Israel y mi sangre judía es poderosa. Por eso sé que esta causalidad (perdona, Sábato, por recurrir a lo que en ti ya es un tópico) es crucial, y habla no de la masa sumergida del iceberg, sino del abismo que hay entre su base y la zona oscura donde habitan los mostruos del sumergido abismo.

Volviendo a la superficie, no sé si Ramón solucionó sus virus o como se llame. Tendré que engañarlo con algún subterfugio y que regrese de nuevo a este pueblo. Tengo correos-e de un amigo que merecen estar aquí, y ya no acierto cómo hacerlo, me olvidé su lección informática. Bueno, viejo guanche del sur, ya lo sabes.

Otra historia es esta noche con el Fatiga, el Chani y el Pollo en el Castillo. Pero hoy me alejo de localismos. ¿Vale?

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