--A Jesús no le gustan los halagos --dijo Charlín.
--Cómo no le van a gustar los halagos --dijo Berto--. A todos nos gustan los halagos.
Lo que parece gustarnos a todos, pienso, es jugar con fósforos junto a un bidón de gasolina. La tontería nos hace creer que son otros los que saldrán quemados, y nosotros, los chachis, indemnes y refortalecidos. Pero al final, todos chamuscados. Quien juega con fuego, ya se sabe.
--No, no me gustan los halagos. Tampoco los insultos, pero los prefiero.
--¿Quién es Lousie? --pregunta Ramón, que según V., grazna mucho pero pica poco.
Vaya, me dieron por el talón. Pienso en el comentario de Lousie a "Israel", y ya no estoy tan seguro de que me desagrade un piropo, aunque hay que tener cuidado: por si eran pocas leyes las que nos han echado al cuello, ahora me cuentan que han puesto en zona delictiva la artesanía del piropo.
En fin, no es el primero que me pregunta por Lousie. Todos mis amigos se interesan y quieren saber quién es.
La respuesta está en mis manos. Recuerdo bien a Lousie, con cariño, y podría hablar de ella sin punto final. Pero que se molesten un poquito e investiguen ellos. Lousie está aquí enlazada: busquen en "amarilloamapola".
Ahí está Lousie. Un recuerdo grande, preciosa.
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