Amigo Escritor Escondido:
No sé dónde está la solución al torrente de improperios que se nos ha venido encima más de lo nórmal. Cuando la cochambre política es la que gestiona, sólo hay que oir a Bengala clamando porque el constituyente alce la voz y exiga. Pero me parece que la alienación se ha instalado en los huesos. Nos estraga y nos cuestiona. Ni en uno ni en otro lado del espectro polìtico, logramos ver una luz al final de este túnel. Leyes que no controlan los precios sino que son la querencia de las almas, las vivas y las muertas. La inquisición renovada, más sutil, más confusa, más peligrosa. La inquisición de los negociantes de la política.
Ahora otra vez subiéndome por las paredes con los asuntos burocráticos y trámites estatales. Le tengo más fobia a eso que a una tumba. Estoy como aquel soldado que un viernes santo pidió servicios a una profesional (lo cuenta Alfonso el Sabio en una de las cantigas de mal decir) y la señora le dijo que ni hablar, que ese día sagrado ella no hacía servicios. El hombre mira al cielo y le dice a Dios que lo ha ganado, porque tantas ganas tenía de hembra que el haberse reprimido le había hecho ganar el cielo. A mí me pasa lo mismo. Cada vez que tengo que cruzar una puerta oficial o abrir un sobre oficial, el esfuerzo es tan grande que creo que me he ganado el cielo. Ya te contaré. El otro día Víctor quedó en pasarme la foto tuya ("¿Es que te has enamorado del escritor escondido?", dijo). Le expliqué la serie que tengo entre manos. Pintar a todos los escritores amigos que vivan de esta agarrotada isla. Empezando por ti, por razones obvias. (Ya pinté al Doctor R, pero salió tamaño hormiga, como una de esas hormigas que al parecer se comieron al Cuervo, así que a ese hombre habrá que volver a pintarlo). "¿Y a mí?, ¿no me vas a pintar a mí?". Si, por supuesto que pienso pintar a Victor, con sus grises cabelleras a merced de las brisas de las ideas. Bueno, el martes promete sorpresas en Atlantic city. A ver si asomas por allí.
Querido amigo pintor-poeta: no te dejes impresionar por la burocracia. Son un par de asuntos de lo más normal, aunque adornado de lenguaje, tasas y demás parafernalia. Si necesitas ayuda ya tienes mi móvil. Intentaré pasar el martes para vernos. Atlantic City bien vale una misa.
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