miércoles, 15 de febrero de 2023

recuerdo de la lejana niñez

 A la edad de los cinco años, más o menos. Pueblo de San Andrés. Los chiquillos nos reuníamos en la plazoleta a cantar coplas. Conrado llevaba la batuta. Él era quien ponía las letras. Seguramente las que oía a los pescadores con los que salía a pescar de noche.

Seña Petra se cayó / en un pozo muy oscuro / y Ceferino que la vio / la sacó por el culo.

etc etc etc

Una noche, oí la lengua del pueblo, cuando Conrado volvía de pescar, con un balde de pescado, vio un fantasma y se asustó. Golpeó todas las puertas que pudo con el balde para que le abrieran y librarse del fantasma.

Nunca más reapareció por la plazoleta. Se disolvió el coro de cantores.

Con el tiempo se descubrió que el fantasma era un vecina que, sujeta al palo de una escoba, se cubría con una sábana, para que nadie la reconociera cuando iba a visitar de madrugada la casa de un hombre.


Otro episodio en el recuerdo fue cuando, al alumbrado de la calle jugábamos a la pelota o a los boliches, apareció un hombre bajando desde arriba completamente desnudo, ajeno al mundo. Una vecina salió con una toalla y se la puso en la cintura para cubrirle sus partes. Caminó el hombre hasta el muelle, con la gente detrás. Sin dudarlo se tiró al mar. Chachán fue quien se lanzó después al agua para salvarlo, sacarlo a tierra. El pueblo contó que había quemado su choso en la montaña. Lo que sucedió después, nunca lo supe.


También recuerdo a una extranjera menuda que era pintora y en la plazoleta le hacía un cuadro a una niña vestida de pescadora. Me maravilló el puntillismo del cuadro. Otro día entré en la casa donde se hospedaba y me senté con ella a la mesa de la sala y recuerdo que estuvimos hablando. De pronto oí un portazo y entró brusca una vecina. A lonazos me sacó de allí. Dios la tenga en su gloria.


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