Inhalo tristeza,
exhalo alegría,
por fuera la risa
por dentro la negra
ceniza,
ya se fue mi amiga
la que ayer tejía
mirando la huerta
acabando el día.
Ya no me dice
que está en la ducha
sintiendo el agua
toda desnuda.
La tópica poesía sentimental melancólica me da por saco, no me gusta, pero si me llega, y me llega a menudo, la suelto como se sueltan los pedos. Mejor fuera que adentro.
Más grato fue el otro día con Ramón en San Andrés. Comimos en El Petón y nos bañamos en el muelle. Yo como no tenía combustible, estaba flojo de gas pero incluso así le agradecí al amigo el buen rato. De lo que está preparando ahora me dijo que no hablara. Hace bien. No trae suerte vender el oso antes de cazarlo.
*
Historia de dos portadas. In illo tempore, mi amigo entonces A. A. hizo una portada para Lunula donde se veía un burro en primer plano, Al final decidí no poner esa portada sino otra de una mujer semidesnuda haciendo el pino. Esa mujer había estado casado con él y lo había abandonado por otro, Entre las cosas que he hecho mal, esta es de las más soportables en el recuerdo. Las más graves no las cuento nunca. El caso está relacionado con la posible portada de Barrio chino. En su momento elegí una foto que hizo Dani a una carta del tarot, la reina de copas, en medio de una vegetación salvaje. Esta foto hablaba del libro, hablaba con el libro. La carta representaba a las clientas del puto. Mandé la foto a la editorial pero se quejaron de que tenía poca resolución. Se lo dije a Dani y este encargó a un amigo una copia con las resoluciones debidas. Me trajo el pendrive con la foto, pero se equivocó y no era la del arcano sino otra. En estas Anghel me manda otras posibles portadas. Una de ellas era la de un burro. Esta también hablaba con el libro con un simbolismo importante. ¿Qué hago? ¿Elijo con el corazón o elijo con el alma? Elegí la que me pidió la novela. A ver, El oso sigue ahí. Más cerca, más a tiro, pero todavía no cazado.
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