sábado, 27 de abril de 2024

 La verdad es es que no grabo nada. Lo pienso pero luego desisto. Lo que tengo claro para qué lo quiero decir. Y de lo que tengo oscuro, no encuentro el interruptor para encender la bombilla. Lo más oscuro es la historia de los dos hermanos, el hermano tonto y la hermana lista. No entiendo cómo la hermana toma como gran ofensa que la sobrina no quiera revolver el pasado y sin embargo siente, por lo que se ve, como hazaña bélica que su hija haya robado papeles importantes a su tío carnal. Cuesta entenderlo. Lo única ventaja actual del hermano, si es que lo es, es que ahora sabe a ciencia cierta que le están haciendo la cama. Observa y calla, intentando comprender. En contrapunto, lo que tengo claro es un repertorio de poemas, vamos a decir poemas, que podrían estar en la corriente de papeles encontrados de Cucarachas con Chanel. Ejemplo, los avisos mortuorios en las cajas de tabaco. Baladas tenebrosas. 

Por afuera de casa, si no está Nicolás dándome consejos de supervivencia, suelen estar el diógenes del barrio, recogiendo colillas y filosofando con la maleza de los jardines, y el hombre al que su perrito ratonero se le escapa cada dos por tres. El pequeño teatro por detrás de los aloes floridos. El de las abejas susurrando en las flores también tiene su interés.  

domingo, 21 de abril de 2024

la escalera

 La literatura que vale la pena es la que toca la llaga del lector, dice Maestro. Pero también hay una literatura que toca el alma, y la revivifica.  El alma también ha sido mal tocada, La casa de las bellas durmientes o Saló son novelas donde el sexo es estiércol. Un estiércol que ahoga el brote de la flor. O Edipo, donde una doble hazaña, matar a un enemigo y casarse con la reina, ha sido matar al padre y preñar a la madre. En fin, que la literatura valga para lo que ella quiera.

Pepe, el grato reencuentro en horas de hospital, sin olvidar la pella de gofio que me llevó Cristian, los rosquetes laguneros que me trajo Juan o las galletas que me traía Nguyen,  me dice que siga con el blog. No sé yo. De la estancia en el centro clínico hago memoria en verso y en prosa, y recuerdo la bàscula que me bajaba de peso cada día, a las enfermeras ayudantes aliadas y a las adversas y al vecino. Cuento lo mío en mi cabeza en diez versiones diferentes, pero lo del vecino, que contiene la historia que vale ser contada si se quiere tocar realmente la llaga, procuro olvidarla. Pensar y escribir son dos actos relacionado pero separados entre sí. Es como expresar hacia otro buenos deseos en voz alta. El deseo se disipa y se pierde, pierde su fuerza, su potencia. Escribir ahora se me hace cuesta arriba. Trabajoso. Pensar no, pensar, simplemente pensar, pienso son cierta facilidad.  

Debería ir otra vez a la obra inédita. Pero como dice el enterado, no digas dónde vas a poner la escalera, porque siempre hay alguien que la cambia de sitio. 

jueves, 8 de febrero de 2024

notas

 no te demores

vete a la guerra

deja la tierra

seca de flores

siembra dolores

hambre y miseria

vete a la guerra

no te demores


Lo asusté, a Rafael, como mi padre me asustaba a mí y como su padre lo asustaba a él


En barca sin remos

voy a la deriva,

miro al cielo

la espalda tendida,

se oyen sirenas

entre las islas,

unas con penas

lloran el canto,

otras apenas

cantan su llanto.