Me alegra ver "según la esquela" (el título es de JRamallo) en ZOO PUNTO CERO. Me hace pensar en mi relación con la poesía. ¿Cómo nació? ¿Qué motivos la desarrollaron? ¿En qué zona del huevo luminoso está ahora ese punto de encaje de la poesía? Preguntas que requieren buena memoria, ágil inteligencia y férrea voluntad. Por favor, miren para otro lado.
Hoy programazao, con necesidad de una pared en la que robotar la piedra filosofal. Quizá no haya otro remedio que dar un nuevo golpe de Estado. Meter a nuestro amado Víctor en un saco (como a un perrito de mi brillante infancia, dolor este incluido) y tirarlo al mar y que sepa lo que es un gope en seco. En fin, después en Atlantic, sin griega ni normanda ni alemana, curamos Lizundia y yo nuestras neuras. La realidad se impone. No hay motivos para sacar las balas del polvorín. Sonia se portó. Y gracias a que está lejos, Berto está haciendo ahora lo que siempre tuvo que haber hecho.
¿Novedades en San Andrés? Recordé los tres días que el poeta Orlando llevaba desaparecido. Si antes lo nombro..., cuando regresé al pueblo, en el Monterrey estaba, con Pedro el carpintero, más hombrecito, sin darme la lata con sus textos.
Más tarde otra vez en el Monterrey, con Beba, un paisano, Pedro y Fernin.
--Tú escucha... y al rato me llama Fabiola, que está con el Chuchi... "¿Qué pasó, Bebe?"... Pos empezó él a hablar con Jose el de la Pandorga, y...
--Jesús es muy mamable...
--Ah, espérate... Cuando llegué... y perdona porque me acabo de enterar hace un rato que ella no hizo nada, y eso que cogió y se viró y... y después comenzó a marcar, marcar ahí, y Ricardo... ¿Tú te enteraste de eso, del follón de Fabiola y el novio?... Siempre está con las mismas boberías. Pos nada, me llamó uno de los camareros y... yo no me enteré de nada, pero cuando fuimos a pagar...
--El amor es mutuo. Tú no sabes --dijo Pedro--. Yac, muchacho...
--Nueva York, Londres, pero gomero...
--A ver si le vas a dar inspiración aquí al poeta --dice Fernín, señalándome.
--¿El poeta?... Cállate la boca, este no pierde detalle --Pedro.
--Después volvieron otra vez pacá, y dijo: "a Beba no le eches la culpa". Mal hecho por ellos. Fueron los tres, los tres hermanos, y yo no hice nada, nada de nada... ¿Se puede fumar ya, Fernado?... Migo, hazme una poesía pa mí.
Le hago la poesía:
¡Cuando, niña,
tendré de tí
la dulce lengua
y el cielo
de tu boca?
¿Cuándo, niña,
te quitaré la ropa
y serás en mí
rosa blanca
y loca?
No se la digo. Es un poemastro bastante torpe y ni siquiera está dirigido a ella. Es otra mujer en la que pienso. Soy infame, pero hasta cierto punto.
--Tú con una alemana. Ortiz con otra alemana --dice Fernin.
--Es que las alemanas son muy comprensivas --dice Pedro--. Con las alemanas se puede hablar.
--Cuando me encontré al hermano --dice Beba--, fue lo primero que le dije.
--¿Sabes lo que te digo? Yo la veo en una acera --a Fabiola-- y me cambio de acera.
--Contigo no, pero con la mierda del marido...
--Pos yo he tropezado con ella en bailes y nunca...
--El otro día estuvimos en el entierro de la sardina y nos pasamos muy bien las dos...
--Ella no dice el marido sino mi pareja...
--Eso es lo que hay que saber...
--Eso es verdad...
En todos lugares se habla y no se sabe ni de lo que se habla. La mar en calma, no sé si la luna crecida. A ver si tengo un rato y pongo aquí la dichosa carta del Largarto (don Ramón) y el espléndido sueño de una dama cuando el otro día yo estuve con Juanito, tiritando de frío bajo la lluvia. Resolvimos bien. Espero contar, y si no cuento, nada se pierde.
Thor aprovechó. Primero estuvo durmiendo en el sillón de la sala, y ayer noche, que estuvo de visita la santa compaña y dejaron el cuarto del totizo abierto, Thor se echó sobre la cama del niño, o la niña. Me costó obligarlo a salir de aquel colchón. Tenía que haberlo dejado. THor, amigo, al parecer hicieron una película con tu nombre. ¿Pédimos derechos de autor? No, puto perro, no te creas tan importante.
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