Estoy de acuerdo con Anghel. Un poco menos de velocidad, silvuplé. Deberíamos apuntarnos a los espacios lentos. Parecemos mosquitos de agua estancada, moviéndonos en espirales viciosas como si tuviéramos que apagar un fuego. Primero me llama Agosta, que se enteró que la criticaron el otro día en la presentación de su libro en Agapea. Ella tiene fobia a las librerías y a los tumultos de gente y a la cultura y... además vive en el sur profundo y ahora no hay quien la mueva para salir de su trasiego en aquellos laberintos turísticos. Algún o alguna informante soplón que ella conoce estuvo el otro día en la librería Agapea y está mosqueada. Me pregunta quién fue el "delincuente" que se atrevió a ponerla como un zapato. Ni loco le doy una información veraz. José María Lizundia es mi amigo, y delatarlo a esa muchacha sería buscarle quebraderos de cabeza, y supongo que ya tiene los suyos como para que le caigan aún más encima de su espalda, aunque sea vascongado. Le digo a Agosta que fue un francés, un tal Jean-Paul Voltaire, y que ya no está en la isla sino que voló a dar una conferencia en algún perdido villorio de Australia.
A continuación, suena el ring ring del móvil y en la pantalla aparece el nombre del poeta Armando Rivero. Comunica conmigo para decirme que este martes no puede ir a la Radio, porque a un cuñado que quedó en estar por él en su negocio, no sé qué le ocurrió y tuvo que cambiar de planes. Otra vez será.
Casi no he terminado de hablar con Armando, cuando suena otra vez el móvil. Es Ramón. Piensa que yo tengo baraka en relación con el Tenerife y quiere invitarme al partido. Son las tres de la tarde, el partido empieza a las cuatro. Me tranca en cholas y bañador amarillo y comiendo papas y pescado salado con mi padre en la mesa de la cocina.
--Tú con Mongo tienes un filón --dice mi padre, y comprende que deje el plato en la mesa, me adecente con lo primero que encuentro tirado por el cuarto y, después de pedirle disculpas al estoico Thor por no poder sacarlo y antes de salir corriendo pa la parada de la avenida, me presta diez euros. Sobrante carrera. La guagua tarda en llegar más de un cuarto de hora. Veinte personas más están esperando y el bus se demora tres minutos antes de volver a arrancar. Semáforos en rojo en María Jiménez, en Valleseco y en Muelle Norte. Con Ramón quedé a las menos cuarto en el Aurora, plaza de La Paz, y temo que no voy a llegar a tiempo. Tengo que llamarlo. Nanái de la China. Con las prisas, olvidé el móvil en casa. Me apeo en la parada de Hacienda, evito mirar para el siniestro edificio y corro hacia la más próxima parada del tranvía. Sobraba la carrera. Aún faltan diez minutos. Por fin llego, a las menos cinco, al bar Aurora. Ramón no está. Llegar tarde a una cita es un rasgo pertinente de Ramón, pero la excepción a su sagrada regla es cuando juega el Tenerife. Pregunto al barman por si me dejó en el bar el pase pal partido. No. Nueva carrera hacia el estadio. Esta vez fructuosa. Ramón está esperando en la puerta G. Nervios, tensión... bueno, lean el blog de Ramón Herar el bosque quemado...
Cuando regreso a casa, exhausto pero feliz, veo en el móvil diez llamadas perdidas. Agosta no tarda en volver a llamar. Primero pregunta si vamos a hablar en la radio de su libro mañana martes y me pide que le dé la frecuencia para oír el programa. Me cuenta que me mandó al correo electrónico un archivo adjunto. Ahora le ha dado por escribir poemas. Dice que son cien poemas. Quiere que yo le corrija la ortografía y las comas. Pero no sólo eso. También quiere que hable con mi amiga Pilar Pomares para publicarlos...
--Mañana, después de hablar con Pilar me llamas para decirme cuándo va a publicarme el libro, y de camino te cuento lo que me ha pasado... ale, un beso, que no tengo saldo... Vete ahora mismo a corregir los poemas y que queden bien presentables...
3 comentarios:
A ver cúando me presentas a esa chica. Ya sé que la curiosidad mató al gato, pero nunca se sabe. Igual la puedo consolar del maltrato de alguno. Prometo ser comprensivo y cariñoso.
Está en el Sur, tu patria, pero no te haré esa putada. Bastante loco ya me tiene. Hoy me contó con pelos y señales sus últimos episodios. Ya los narraré si hay suerte y salud. Menos mal que Pilar aceptó publicar sus poemas. Aún estoy a salvo. Le dijeron que su crítico, el otro día, ¿te acuerdas?, hablaba perfecto español. Tuve que decirle que se crió en Valladolid desde los cuatro años, donde se habla el mejor español del mundo. Sin embargo, sigue con la mosca detrás de la oreja. Amigo, necesito tu consejo. Nos vemos en el Bosque de Tijuana.
Para el Sur espero que nos vayamos juntos el viernes. Tenemos cita en el Faro Chill Art (San Eugenio)con la presentación de una Gatera que ya está dando que hablar, una volandera cultural, experimento sureño que habrá que apoyar. Podríamos aprovechar luego y... conocer a esa chica de armas tomar.
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