"Hombres y mujeres, no hay diferencia. Todo el mundo está lleno de preocupaciones. Siga la línea de sus problemas, y parta de ahí. Si conoce la naturaleza humana no puede fallar. Todos los vendedores brillantes utilizan ese mismo truco." (Ellery Queen. Besa y mata)
"Lo más importante que tengo que decirles hoy, es que el pelo importa, una lección que ni mi familia ni Yale me enseñaron. Presten atención a vuestro peinado, porque el resto del mundo lo hará." (Hillary Clinton, en una convención de estudiantes de Derecho)
"Es más odioso que las puertas del Hades el que por ceder a su pobreza cuenta mentiras." (Homero. Odisea)
"La fotografía del actor miraba sin pestañear al sol de la tarde. Le dije en voz baja, que el drama de Quinto (ciudad de EE.UU.) era mejor que el que estaba ensayando en el escenario. No me contestó; estaba perdido en sueños sobre su propia hermosura." (Ross MacDonald. La piscina mortal)
A pesar de mal peinado, afeitado, camisa desgastada, cholas, etc., no pude evitar, después de encontrar ya cerrada la agencia tributaria canaria, acercarme a Termini. Me entretuve hojeando El Día en el bar de Efraín y no llegué a tiempo. Y eso que la 901, una vez en la parada, no tardó ni un minuto. Una señora de mediana edad, enfrente de mí, leía una novela titulada Un burka por amor. Tapas duras, buena tipografía, excelente diseño. Me entraron ganas de darle mi teléfono para que me la prestara cuando terminase de leerla, y quizá luego hacer un dúo de reunión de lectores. Desistí. No tuve coraje. Me bajé en la parada del mercado. Por un minuto no encontré abierta la agencia tributaria. Caminé hacia Termini. Allí un buen rato con los amigos jurídicos (nuestro Escritor Escondido, el nahualt, su hermano Víctor, Rafa y una actractiva y estilizada Carmen (le da un aire a la juez que me condenó in illo tempore, que inspiró la novela --en borrador-- "Informe para cumplir una condena"), gusto de conocerla).
--Tienes que ir el lunes a firmar.
Se refiere a la Asociación Amigos de Israel. Los primeros papeles, mojados. No se puede ser amigo de Israel. Nos obligaron a ser amigos del pueblo de Israel. Bueno, amigos del pueblo. Eso es mucho pedir. No soy amigo de ningún pueblo; amigo de gentes y ya está. Pero la ley es la ley, y la justicia enseña que si algo es más perjudicial que la verdad, lo es sólo una mentira mal contada. Cuando mi caso con la denunciante, la mentira que me contó mi madre (en paz descanse) la noche del calabozo, fue genial, auténtica, como todo buena mentira su semilla, su meollo: la verdad. Una mentira más auténtica que la de la denunciante. Pero tuve reparos, quizá deseos renovados (basta que te rechacen para que desees con más ahínco) y decidí decir la verdad. La verdad me hundió en la condena. Fructífera. Le debo el libro "Llorad las damas" y las novelizas en cierne "Gigoló en viagras bajas" y "El informe...". No es poco si el agua es pura.
Rafa me preguntó si yo estaba implicado en algo del callejón del gato o no sé qué... ahora no me acuerdo. No, que yo sepa no estoy implicado en eso. Casualidad. Por la noche había soñado que Lizundia nos invitaba a una cerveza a Marcelino y a mí en una casa que tenía en una colina. Su gata saltó para arañarme la cara pero sólo era por jugar. La fuente de ese sueño quizá está en que el otro día estuvo en esta casa una encuestadora argentina. Tocó y le abrí. Uno de los gatos que rondan la calle, aprovechó para colarse por la puerta abierta. No invité a pasar a la argentina, la tuve todo el rato en la puerta, con un ordenador portátil en la mano, rizos rubios, escote aceptable, figura grácil, movimientos de ballet... La sala no la tenía en orden, no aceptable para visitas imprevistas. En fin, en un concurso de elegancia, en Termini hoy yo me hubiera llevado el peor castigo. No es extraño que una mosca verde rondadora, escapada de la versión de La Zurda sobre la bandera de las 7 estrellas, eligiese mi jarra de cerveza. Lo que no mata, te hace más fuerte. La salve de ahogarse y bebí.
--¿Y el cuervo? ¿qué está haciendo el cuervo? ¿dónde está metido?
Yo estaba colaborando como estratega, con la aprobación de Carmen, en el afán de Victor por abordar con éxito un cielo lindo, enfrentado a un oponente. Lo que no le dije es que el "enemigo" más temible no es el visible oponente. La mujer --oí no sé cuándo-- es como un ring. Acoge al que gana la pelea y expulsa al derrotado. Como mi favoritismo en este caso está con el estilista Víctor, no puedo narrar con objetividad. Además, creo que la excrecencia de la mosca verde me refortaleció el pensamiento ilógico.
--Está pal sur... enredado en negocios, como ahora está en el Club de Los Negocios Raros, en el fin de la ley...
--Y el toro, antes de morir, se vira la cabeza y le dice al torero: Adiós, Juan.
--Mi oponente es un surtidor de clichés, no tiene nada que hacer conmigo...
José María, antes de irse, quiso hacer gala de su bilbainismo y repartir billetes de veinte euros. Infructuoso intento. Se quedó con las ganas, por mi parte porque estando con caballeros procuro comportarme como tal si hay una señora delante. Nos desperdigamos. Carmen y el Escritor Escondido, a Los Majuelos. Víctor a Duggi. Rafa a La Laguna, Lizundia a Vistabella, y yo otra vez al bar de Efraín. O sea, que nos abrimos cada a cual hacia nuestros íntimos sufrimientos y glorias. Los hermanos esta tarde-noche: a debatir el fin de la historia en el casino, cena incluida. Hoy el brujo inaugura su local en La Laguna. No voy a ir. Ya sabes por qué. No hace falta ser pitoniso para saberlo.
La muerte de El Gadafi, o de su doble, me recordó la muerte del Chivo, el dictador dominicano Trujillo, hijo de gomero y de haitiana. No he leido La muerte del Chivo, del ilustre Vargas Llosa. Sólo recuerdo lo que oí a la gente de Republica Dominicana. Le fue bien mientras contentó a su aliado. Cuando se creyó que podía prescidir de esa alianza, le prepararon un atentado y lo acribillaron. Mientras tanto gozó de orgías y de la desesperación de no haber blanqueado su feudo. Él mismo quería blanquearse. Se llenaba la cara de polvos blancos, y la nariz supongo que también. De ese tiempo fue Rubirosa, el tíguere (versión dominicana de lo que aquí llaman consentido) que empezó su carrera de conquistas con la hija del dictador. En fin, no sé por qué hablo ahora de Trujillo y Rubirosa. La próxima vez que viaje al sur, le diré a Fernando que me pele. La cena vendrá después.
1 comentario:
Llevo un rato leyendo. Me ha encantado percatarme que leyo usted el comentario que hice al escrito de la FELICIDAD. Pelese sr, pelese
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