sábado, 8 de julio de 2023

depravación inocente

 La mujer Tigre, con un pie al aire y otro en capilla, me mandó ayer un mensaje cabalístico:

--Hoy 7/7/7.

Un siete por el día, otro por el mes y el otro por el año, cuyos dígitos suman siete.

Y a las siete de la tarde, casualmente, llega a mi casa la mujer Gallo. Me cuenta una historia real que ahora le está sucediendo, me la cuenta en secreto y me pide que yo la aconseje. Soy de los que creen que los consejos, a cuentagotas y muy de vez en cuando. O nunca. El caso es que no sé qué consejo puedo darle. Quizá lo consabido, que tenga fe en lo que está a su favor pero que tenga prudencia. Todo lo que se sitúa en el futuro está expuesto a lo imprevisible. 

Con Agosta llego a un escollo. Hay páginas donde la narradora desvía el cuento de su vida personal a historias de los primeros pobladores de Canarias y la conquista de las islas. Son páginas que por si solas tienen su interés, pero dentro de la novela son un pegote innecesario. Hay otras que son una recopilación de poemas que Agosta encuentra escritos a mano en las páginas de un libro, que tampoco pintan gran cosa en el curso de esa novela. Además el nivel intelectual de la niña, que ahora pasó de 14 a 12 años, es demasiado alto. Hay que rebajarlo. Que sea aplicada en los estudios, a la par que en la depravación, no la autoriza a saber lo que ahí sabe. Cierta pereza arreglar todo eso. Apuros me entran.

Juan me comunica:

--Si no recuerdo mal, Josephine Mutzenbacher empieza contando las experiencias eróticas que tuvo cuando era una niña en Viena.

Dice que leyó el libro hace muchos años, publicado por La Sonrisa Vertical, pero que ya no lo tiene. No creo que tampoco lo tenga la Biblioteca de la Granja, pero si puedo bajo el lunes a preguntar. Lo que si tengo, regalo de Marcelino, es una de Restif de la Bretonne: Las noches revolucionarias. La revolución francesa. La abro y leo un rato al azar. Un episodio que va de la trata de niños, está en el lado opuesto de Agosta. Restif es un narrador que lamenta y lo pone enfermo el sucio negocio de mayores esclavizando y destruyendo niños. Agosta, en cambio, es una niña que narra cómo esclaviza y destruye a sus mayores, de todas las edades. Quizá ferviente imaginación de una niña en realidad con comportamiento cotidiano inocente. ¿No hizo con la imaginación inmensos viajes un escritor sedentario que nunca salió de su villa? Un caso en esencia parecido.                   


 

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