Vi el partido en casa de mi hermana, o de mi cuñado, depende cómo lo mires. Y debo confesar que mis ánimos estaban con Suiza. Ni siquiera cuando salió nuestro Pedrito, quise que marcase España. Mi padre, ya fuera de la morgue hospitalaria, tendido en un sillón de la sala con alfombra persa, quería regresar a San Andrés, a la plaza de Las Adelfas 19, frente a la venta de Francisca, en el descanso. Ya le habían dado de comer en La Candelaria. Menos mal que se quedó dormido. Mi hermana es buena cocinera y la comida no estaba sino para el segundo tiempo, y mi cuñado cosecha buen vino. La Aldea Perdida, de La Orotava. Pues lo dicho, quería que ganara Suiza, y eso que Del Bosque me cae muy bien, y Puyol e Iniesta, etc. La culpa es de Zapatero. Tanto confía el hombre presidente en el milagro del fútbol, que me puse contra España por no estar al lado de Zapatero, manías que le entran a uno. Si hoy dimitiera ese agarrado al poder, el lunes cambiaré de vibración ontológica.
En San Andrés me esperaban unos mangos suculentos. Me entran malas ideas, cometer la villanía de ir al sur y robar en la huerta de míster Herar. Los sabrosos mangos merecen el delito. Y pronto llegará Marcelino de La Gomera. Mangos del Sur y plátanos de La Gomera. La vida adquiere otro color. Color más desvaído la lectura en el patio. Egos revueltos lo leo casi por obligación. No está mal escrito pero no me atrae la música de la prosa de Juan Cruz. Demasiado ego para tan poca sustancia. Y los autores de los que habla, hasta el momento, salvo Onetti, del que habla poco, tampoco fueron santos de mi devoción. Ni Cela, ni Cortázar, ni Cabrera Infante... autores que leí con gusto pero olvidé sin disgustos. Pero el libro hay que leerlo, y después discutirlo con Charlín.
Este jueves a las 8 de la tarde, continúa el ciclo de Anghel Morales en la librería del Cabildo. Esta vez este buen periodista y mejor poeta tendrá a su lado a Antonio Cubillo. Buen ciclo está llevando Anghel aunque la identidad canaria me interesa muy poco, porque no me interesa ni mi propia identidad ni la de ningún sitio. Que no me mareen con la identidad. Lo que sí vale son los mangos y los plátanos. Eso sí es valioso. Lo demás, cuentos gastados.
1 comentario:
En acabando esta entrada, me llama el oyende desde La Gomera, para ponerme las peras a cuarto por la manera de tratar a Charlín en el útimo encuentro en el Bosque. Bueno, tampoco es pa tanto. Yo también digo boberías y... en fin, tendré que pedir disculpas al autor de Hay putas que tienen algo de santas...
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