Ah, al parecer me quité de encima
sin tirarlo al goro de los cochinos
a esa mosca cojonera, ladino,
falsa moneda, pañal que se arriva
y llega a su cabeza, proxeneta
sin méndigo niño que se le arrime.
Valió cuatro veces dites y dimes
pero a la quinta fue una cereta
y por no largarle un puñetazo
en su estupidante blanca jeta
tuve que pasar por santo. Presteza
de esa cucaracha gris y coñazo.
Aguanté como palo el huracán.
Ya se fue. Que le den al vil fatal.
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