Al margen de la diarreica trapería encarniamarillenta, con cadenas robadas al moro incluidas, Spain, con las estrellas verdes, mereció ayer que uno se quite todos los sombreros, aunque el venerado Pedrito, como buen sureño, se quiso al final comer el balón pa él sólo, pero inevitable perdonarlo. Mi abuelo materno también era del Sur, así que me callo la boca.
Vi el partido con Chani en el Castillo, en el Monterrey y en el Salazar, donde todos celebramos el gol de Puyol.
--Los políticos debían aprender de estos futbolistas --dijo uno.
Y cara de paisano Del Bosque, a quien el Florentino, Dios lo haya perdonado, lo echó porque no daba imagen de glamour.
Así es el destino.
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