--De Lizundia no te digo nada porque me cae bien... pero el otro, ¿qué pasa con él? ¿se le escapan las eses? --dijo Chani a José Rivero Vivas, cuando salimos él, Marcelino y yo de la casa maldita a la calle San José, después de haber cantado "blanca y radiante va la novia", canción que interpretaron un par de actores (él de novio y ella de novia) en un circo ambulante aquí mismo, en la plazoleta, in illo tempore, cuando yo era niño y este era mi pueblo y esta era mi casa.
Los dejé a los tres. A mi padre le sentó bien la sardina, de las que le compré al Pollo esta mañana en la plaza de la iglesia.
Y mañana, me entero, a las seis de la tarde, en el programa de Anghel, Lizundia y Pepe. Eso no me lo pierdo, mientras Ramón navega por las líneas de sombra.
--Menos mal que Ramón defendió a los pibes --dijo Chani.
--El martes que lleven la guitarra, mejor en vivo --dije.
--Qué buena está esta sardina --dijo mi padre.
El moribundo goza de buena salud. No puedo decir que lo siento por mi hermana and cuñado. Que les den.
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