--¿Qué tenía XX en la bolsa de plástico? --pregunta mi padre mientras almorzamos, papas de Taganana y charitos, sardinitas pequeñas.
--Nada, basuritas --contesto.
No le digo lo que contenía la bolsa (lo suficiente para cometer un crimen y largarse uno al otro lado del mundo) ni que la tengo ahora escondida en el armario del Cuarto Museo.
XX no es el hombre ideal para atracar un banco. Entró por la casa con la bolsa de plástico, se enteró mi padre, se enteró Francisca la de la venta, se enteró Domitila, y más tarde, cuando lo vi en El Castillo, pregunta, delante de todo el mundo, si había ghuardado bien la bolsa. No lo mato porque es mi amigo. Aunque no se me escapa el dicho de que un amigo puede meterte en la cárcel con más facilidad que un enemigo. Guárdeme Dios de XX, y que venga pronto a recoger la bosa de plástico. Ni la he tocado, por si acaso, que no estén mis huellas, supongo que esto es un atenuante, o una atenuante.
Subí a La Laguna. Desde que anuncié mi retirada de cuidador principal del moribundo (cada día más vitalista), la Tribu está la mar de amable y considerada, y no digo cariñosa porque la hipocresía la guardo en otras mundanas historias. Vinieron a sustituirme sin necesidad de que les dijera nada, incluso con una botella de Matusalem 7 años. Ay, mister Cuervo, doctor Herar, tiene usted que venir por aquí, con el amigo J Ramallo, uno de los más grandes escritores de nuestro tiempo (y no me refiero sólo a Canarias) y además, gente amiga. Sigo con mi virtud en elegir a mis amigos. Los mejores, los más auténticos. En fin, como dijo Rubem Fonseca, vamos por partes, no pongamos el carro delante de los bueyes.
Encontré por fin el saloom de grado. No me gusta la Universidad, no me gustan los saloones de la Universidad. Sí me gustaron las universitarias a las que pedí fuego e información. Sonrientes, amables, cariñosas. Sigue valiendo la pena la Universidad. Y me agradó encontrarme con Glady.
--Tienes que recuperar la direcciòn del programa.
Ordenes de una mujer bella, con emanaciones que animan, son mis deseos, sus deseos son mi voluntad. No es fácil. Víctor está mejor de tripulante que de mero jefe, pero ¿cómo lo hago sin herirlo?
Aunque se alargó hora y media larga, la charla estuvo pletórica. Al final sabes que Wagner se la hubiera meneado a Hitler. Lo mejor, para un canalla como un servidor, cuando Wagner, aliado con la mujer de su amigo, le saca los cuartos al rey esquizofrénico de Baviera.
--El amigo de Wagner era un cornudo consentido, cuya palabra en español es "cabrón".--Vaya con el amigo Víctor, difícil quitarle la silla de mando.
Cuando llego a Santa Cruz llama Ramón. Me dice que Ramallo quiere verme. De camino conozco a Santiago Gil. Buena media hora con gente que te da confianza, aunque Anghel un poco distante, mediático es así, y luego San Andrés.
Bar Castillo. Iván el gordo, Iván el flaco, Jose, mi primo David llamándome Jesús (hasta ahora me llamó Chito) por si quería una china...
Y luego Monterrey, con Pedro el carpintero.
--Mira, Carmita, lo más bonito que hay en este mundo es la dulzura, saber entender y saber ver, porque no todo el mundo sabe ver... Los insectos van a las flores más bonitas para caer atropellados... porque no saben... no saben... Carmita, no sé cómo explicarlo.
Matusalem 7 años. Exquisito.
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