Mientras el demiurgo Garzón rueda por las preocupaciones no sahariana de Lizundia, no podía dormir, no por Lizundia, que según XXX es un facista que me tiene embrujado como en juego de rol. Sí, embrujado, sobre todo con el prólogo a obra del cuervo (no Ramón sino la novela hoy en las piadosas manos de Anghel, que en esta semana santa, donde el cielo se cubre de sombras y el mar se aprieta y se encrespa, dijo la iba a maquetar, esta semana tan señalada).
Parece como si volviera el medievo. Esa época de esplendor frente a las oscuridades posteriores. De esta tesis parte mi visión de la Edad Media. La guerra y el amor, la vida y la muerte, Dios y el Diablo, el trovador y el juglar, la juglaría y la clerecía, la virgen y la dama... Socialmente una época de empuje, de expansión, de miras hacia lo lejano, de gremios, de ausencia del yo, la seguridad, la sabiduría y la fuerza de la especie humana. El mundo debió haberse quedado allí. Donde los poetas auténticos hubieran callado a Federico Niche, al Trasturaza (lease Tras-tu-raza)cuando habla:
--"¡Ay, qué cansado estoy de todo lo que es insuficiente y que a toda costa quiere ser acontecimiento! ¡Ay, qué cansado estoy de los poetas! Estoy hastiado de los poetas, de los antiguos y de los modernos. No han pensado con suficiente profundidad, por eso no ha descendido su sentimiento hasta la raiz".
--Sí, unos batatas los poetas --le digo--, como tú y como yo.
--"En verdad, su espíritu es el pavo real más vanidoso entre todos los pavos reales. El espíritu del poeta quiere espectadores. --Que se lo diga a Orlando, pienso--. He visto a los penitentes del espíritu: han nacido entre los poetas" --así habló Zaratustra.
(Pensé esta cita de Nietzche en "El fondo de los charcos", novela por venir, de Javier Hernández, y se me estremecieron los huesos. Ni el Diablo hubiera pensado tal escarnio. El poeta de esa novela es Domingo López Torres.)
Dejé a Zaratustra de lado con su perorata, me levanté de la cama,me vestí, le dije al espíritu de mi madre que mi padre no se despertara en dos horas y fui al barrio de La Maldad, vi nuevos delitos, y volví a San Andrés. Cuatro de la madrugada. El cajero del Banco, ese demiurgo, tuvo piedad. Paré en La Ducal (gasolinera de Valleseco) a tomar un café. Prendí La Opinión de Tenerife, sobre la barra. Suplemento cultural del periódico asturiano La Nueva España. Mejor. Leer a José Luis García Martín es delicioso como una habitación de hotel con jacuzzi. Y además esta vez habla de cosa que uno también reflexiona. Los blogs. Cada día con más auge de lectores frente al libro, ese icono del que han abusado no pocos poetas pavos reales y editores de pan-pa-hoy y hambre pa mañana.
--Este homre --dice Martín, de uno de los autores con su blog convertido en libro-- se inventa un progre de caricatura para poder refutarle y burlarse a gusto. No, amigo, un progre no se entristece en una boda y se alegra en un divorcio: se alegra de que cuando un matrimonio no funciona, exista la posibilidad de divorciarse.
Qué bonito lo ve mi antiguo amigo asturiano, qué profundidad... En fin, en ese suplemento me entero también de que un artista llamado Bill Viola está exponiendo ("Liber insularum") en el Museo de Bella Artes de S/C.
Otro artículo habla de A la caza de la mujer. Mondadori. James Elrroy. El autor cuenta la novela, no tanto lo que piensa sobre ella. Se le agradece. Su sentir emana de los hechos. Deja ganas de leer la novela. (Creo recordar que El Escobillón-blog la puso como deshecho, traición del autor, venta al morbo fácil... si no recuerdo mal.)Pero primero Adiós, si hay suerte y llega el martes.
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