--Migo, ...
--Miga --digo, y me arrepiento inmediatamente.
Cuando la hoja se enhiesta y el pepino se pone verde, la aristocacia del verbo da por saco y la lengua lo que busca es la vulgaridad de contemplar la luna reflejada en la negritud de la nocturna mar y ver saltar el pez hacia dentro del trasmallo, así que nada de miga, nada de chocho cuando no tiene caviar. Esta bien compartir gofio y ron. Pero nada de miga, lo que quiero es corteza.
No hay nada como ser sincero para soltar las amarras de la tiranía. Como con el poeta. Azufre para los poetas.
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