domingo, 31 de enero de 2021

elogios

 Dijo  alguien: Consideras que el elogio es literatura vulgar hasta que te das cuenta de la sutil venganza que esconde el elogio.

--Llámame Bestia, no me gustan los halagos --dijo Bestia a Bella.

Otras veces el elogio es el engodo para hacerte un esclavo de la voluntad del elogiador.

Otro cuento es el de Confucio y Lao Tse. Confucio tenía malas referencias de Lao Tse y fue a visitarlo para comprobar si era cierta esa mala prensa. Cuando llegó a su chozo este no le dijo que se sentara y Confucio le preguntó si no iba a invitarlo a sentarse. "Si quieres sentarte te sientas y si quieres quedarte de pie te quedas de pie; yo no soy nadie para decirle a nadie lo que tiene que hacer." Confucio se fue enfadado y dijo que realmente Lao Tse no era un caballero. 

--Crees más a los que hablan mal de ti que a los que hablan bien --me dijo un amigo y cortó la amistad.

No creo ni en uno ni en otro. No creo ni en lo mal que habla de mí mi primo Wang ni creo lo bien que él ha hablado. Me costó entender su propósito. Cuando tienes mala salud no deseas luchar contra nadie. Y además, si quiere pensar eso, pues que lo piense. 

Nos liberamos uno del otro.

Prefiero a Nicolás el vecino, que en estos momentos de estar tirado (me dio un mal aire) me trae un caldo o un plato de sopa, sin pedirme nada, ni bueno ni malo.

Por lo demás, que el camino de cada uno dé su frutos y por mi parte, yo pueda salir de este estado de mala salud. En otro momento de mala salud Wang y Siao Ling me hicieron la cama, en el sentido vulgar de esa frase. Eliminar el rencor no es fácil pero es el único camino.

Adiós. 


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