sábado, 14 de agosto de 2021

Corín

 Me entero que Tenorio está en Lanzarote, y que está preparando un salto a Corfú, isla señalada del mar Jónico, entre Grecia y Albania. Fue allí la última escala de Ulises antes de llegar a Itaca. Me informan. 

Gustavo Bueno, en una entrevista, también informa. Dice que hizo un prólogo a un trabajo sobre la literatura de la escritora asturiana Corín Tellado. La editorial le decía lo que quería y ella se adaptaba. Bueno despacha la cuestión de la calidad como mera metafísica. Lo que importa es la cantidad. La cantidad de lectores que se consolaban con las novelas de Corín. Escritores mediatizados por la editorial fueron Dostoievski o Jim Thompson. Con más fortuna el americano. El ruso se veía obligado a inflar de páginas sus novelas para cumplir con la cantidad exigida. 

Reproduzco alguna consideraciones de Bueno sobre la novelística de Corín Tellado. 

Habla de las normas éticas que tienen que ver con el ejercicio del amor físico (Corín Tellado considera el beso como la expresión más característica del amor entre sus personajes) y las normas morales. Bueno distingue entre moral y ética. La moral concierne al grupo social y la ética concierne al individuo. Tanto las normas éticas como las normas morales --escribe Bueno-- son componentes de la realidad, pero no se reducen a los procesos primarios de la realidad viviente o biológica, por encima de la voluntad de los personajes, el desencadenamiento de los procesos éticos del amor, y cuyo análisis, en términos fisiológicos, queda fuera del foco de atención de la novela. La perspectiva de Corín Tellado --continúa Bueno-- no es estrictamente naturalista, pero tampoco es la perspectiva del realismo fantástico, puesto que las normas éticas y morales no son simples ilusiones, sino componentes efectivos, y aun etológicos, de la conducta de los sujetos de una especie determinada.

El prólogo ocupa unas ocho páginas. Habla de la trigonometría de las novelas de Corín Tellado. Esto me interesa más. Lo volveré a leer. El prólogo lo concluye el filósofo con una declaración de la novelista en la revista Interviú:

--Es que si explico la vida tal como es, entonces no gusta. Doy al lector lo que pide, lo que desea, lo que le gustaría. Si tú al personaje masculino le pones que es mecánico ajustador, entonces la obra no gusta, porque precisamente el novio de la lectora es mecánico ajustador, y ella sabe ya lo que da de sí su novio. Tengo, por tanto, que echarle un poco de imaginación para proporcionar un poco de fantasía a la vida de mis lectoras, que es un poco aburrida y monótona. Yo trabajo para vender. He tratado de escribir de otra manera y he fracasado. No he tenido éxito. Mis novelas son un tubo de escape de las rutinas de la realidad.

El lingüista también asturiano Alarcos Llorach ponderaba el estilo de Corín Tellado. Yo también. No soy escritor de éxito. No escribo para vender (qué más quisiera yo) pero en el tiempo en que leí varias novelas de Corín Tellado, aprendí mucho de su estilo. Con ella tengo esa deuda.   

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