jueves, 12 de agosto de 2021

crítica macabea a Panza de Burro

 Hoy me dieron ganas de hacer un comentario en un muro que reproduce el artículo de una filóloga (supongo que lo es) cuyo titular es MUCHA PANZA Y POCAS NUECES. Mucha panza y pocas nueces la autora del artículo. Pone un par de ejemplos para rebajar, rebajar con timidez, la novela de Andrea Abreu pero no lo logra. Un quiero y no puedo. Y no puede porque, además de la novedad de que una muchacha con su primera novela haya tenido un éxito importante, a la crítica le sale el tiro por la culata. Las citas que pone incitan más a leer la novela, si no se ha leído, que a no leerla. Lo de pocas nueces, aparte del titular, se puede decir de la filóloga. Igual pasa con el director de la Academia Canaria de la Lengua. Una entrevista que prefiero no recordar. Ese hombre no sabe lo que es amasar el gofio. También intenta rebajar la novela de Andrea. Dice que no se puede poner como ejemplo del habla canaria. Entonces, señor director, ¿qué se puede poner como ejemplo del habla canaria si no es Panza de Burro o los cuentos de Pepe Monagas e incluso la narrativa de Ignacio Gaspar? Dice, más o menos, que habla canaria es poner gaveta en vez de cajón. Manda cojones. Gaveta es un arcaísmo del castellano. De canario solo tiene que se quedó a vivir aquí mientras en la península, su cuna, quedó en el olvido. Además llama dialecto del español al canario. Dialecto no. Variante si no le importa, señor director de la lengua. Dialecto es, por ejemplo, el español en relación con el latín. E igual que el español en general no es homogéneo, el español de Canarias tampoco. Hay variaciones fónicas y léxicas entre distintas zonas, e incluso dentro de la misma isla o en diferentes barrios de la misma ciudad. Fuerte doctor tenemos en esa iglesia académica. Y encima reciben dinero y piensan darle poder de decisión como juzgadores y seleccionadores de obras a publicar el día de mañana. Que me guarden un cachorro.

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