sábado, 5 de julio de 2025

 Hay que bajar de las nubes, coloreadas con tonos fantásticos y brillos sublimes. La realidad que vivimos y percibimos es más rutinarias, esta calle donde hace tiempo no vienen abejorros de culo negro ni de culo blanco. No hay fuegos celestiales más allá del calor del insistente verano, a mí negándome las fiestas y el jolgorio, incluso la conversación entretenida, y tampoco hay llamas hirientes del infierno. Salir al mundo, al mundo insistente y conocido, una casa de comidas o la orilla del mar, se me ha convertido en la tediosa y fatigosa hazaña de Sísifo subiendo la piedra por la ingrata montaña.  

jueves, 3 de julio de 2025

 Retiro todo lo dicho. Retiro todas las promesas e intenciones. Ya no hay camino que andar ni nada que encontrar, ni que comer, que merezca un paso. No he subido a la montaña y tampoco puedo bajar. Imposible subir o descender. Apago la vela del diablo y la vela de dios. Adiós los viernes prometidos. Sigo llorando el drama pero la comedia ya no me hace reír. 

miércoles, 2 de julio de 2025

notas variadas

 A un poeta muy salido

critica una bella dama,

 el poeta no ha sabido

llevarla aún a la cama.


Mi amiga del Sur escribió en su fb. sobre un poeta salido. Merece un poema más sutil que la anterior copla. Hay que ver la danza y el canto de las olas del mar. También habla esa mujer del miedo, por una parte, y del amor, por otra. El miedo es más delicado de tratar. El amor, que tiene algo de oficio, tecnología amorosa, es más sencillo de abordar. Por aquí, en pantalla, hay varios comentaristas de la seducción. Unos dicen que es preferible no hacer caso a la persona que deseas, es decir, provocar su curiosidad y que sea ella quien te aborde, y otros predican el acercamiento pero con inteligencia, saber mirar, respirar y decir. Hay seducciones que además del deseo sexual, añade la simpatía amorosa. Cuando es solo deseo, una vez satisfecho pones tierra por medio. Si hay amor, hay agrado comunicativo incluso una vez cumplido el deseo. Se pueden hablar más cosas, pero por hoy es suficiente.

*

Dos llamadas agradables. Una de Dani y otra de Berto. También las ha habido de Marcelino, pero estas son más usuales, más cotidianas. También hubo visita del analista de sangre y de la doctora de cabecera. Nada especial que contar.  Y hoy comida con mi hija menor en San Andrés, en El Túnel, celebrando que ya está en el BOE como funcionaria de carrera. No estuvo mal. Pero si tengo que elegir un sitio cumbre en esto de la buena comida es la guarida de Zoroastro. Le prometí una invitación a Juan en El Petón. Hoy cerrado por defunción. Pero si el amigo accede, mejor iremos a Santa Úrsula, y de camino, si le es posible, invito también a Pepe Ramallo. Ayer lo nombró Jordi como un genio que había escrito dos libros de los más importantes en la literatura editada en estas islas. Cierto.

Y ahora a esperar el viernes, si Dios quiere. Día de Venus. Danza de viejo poeta salido que aún cojo y destartalado no deja de soplar gaitas.

En el tema, raro en la literatura, del hijo que folla con la madre, leí el otro día un cuento de Cristina Peri Rossi. Extraordinario. Lo sumo a la leyenda yoruba de Oshum y Yemayá y al primer amor del príncipe Genji, de una novelista japonesa del siglo XI. La primera historia la conozco. La segunda todavía no la he leído.  

 

martes, 24 de junio de 2025

 No tenía todos los ingredientes y salté algún paso, pero hice las habichuelas y me salieron buenas. Es buen discípulo quien tiene buena maestra. A Pamela le debo el buen hacer. Y Mañana, diosmediante, con Juan en la guarida de Zoroastro. El persa. 

jueves, 12 de junio de 2025

visiones

 Hasta los cuentos infantiles se están volviendo terroríficos. Video algunos que están, youtube, en Testigos del Horror. Espeluznante el de Hansel y Gretel. El de Caperucita no parece menos agobiante. Y ya casi prefiero no ver el de la Bella y la Bestia. Estética expresionista muy bien dibujadas y bien contadas. Busco en otros sitios versiones eróticas, explícitas, que se hicieron famosas en las revistas satíricas de los finales de los 70, versiones picaras y amables que eliminaban los símbolos y desnudaban la realidad. Las que he visto ahora son tan chabacanas que dan vergüenza ajena. Paso de ellas. 

El de Caperucita de Perrault es, de los que conozco, el más cercanos a esos terroríficos. La niña se come carne de la abuelita y bebe su sangre que el lobo le dice que es vino. El lobo la manda desnudarse y que se acueste con él, y se la come. El comerse a la niña, en cierta semántica, es follarla. Ahí se acaba el cuento de Perrault.

Lo que me interesa a mí, es el de madre e hijo que se comen. El primer amor de Genjis, de la antigua novela japonesa, es con la madre. Amor consentido. No consentido, en la religión yoruba, el de Oggún, orisha que abre los caminos, con su machete, cuando viola a Yemayá, su madre. Aquí en pantalla no he localizado contenido amplio de esos relatos.

Me manda Ramón, variando de tema, una intervención de Sánchez aplicando el discurso del espejo, el que contesta a otro que lo que le está diciendo, en realidad se lo esté diciendo a sí mismo. Un ejemplo, el que te insulta se está descubriendo a sí mismo, desnudándose. Ese espejo no sé si es el de la madre de Blancanieves o el del callejón del Gato. En el caso de Sánchez, cuando se decía limpio, el primero. Cuando se refiere a su partido, el segundo.  

lunes, 9 de junio de 2025

día soleado

 La necesidad del débil lo lanza al precipicio. Una vez en el vacío, o vuela o se estrella contra el fondo. 

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No hay nadie que sea un fin. El fin de todo es la negación de lo que hemos sido.

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Rechaza el elogio y elogia el rechazo. Llevar esta consigna a la práctica es de pollaboba. Digo en el mapa social, ya sea que quien te concede el elogio sea un zorro interesado por el queso que picoteas o sea un amigo sincero. Rechazar a uno o al otro es condenarte a ti mismo. Con el primero, como se dice, tienes que ser listo para saber hacerte pasar por tonto, y al segundo agradecerle sin más el cumplido. Con el rechazador, la estrategia es más sencilla. Al zorro responderle que él canta mejor y al amigo agradecerle que te baje de las nubes. Es del elogio o del rechazo que uno se hace a sí mismo de lo que quisiera hablar, pero en este momento no me aclaro a mí mismo del todo como es menester.

Tengo la superstición o la revelación (seguramente lo primero) de que cuando le paso una obra a un amigo, luego cuando la sigo trabajando no lo hago con la conciencia propia sino con la mirada del otro. Eso hice con Injertos, y que Pepe me perdone, me perdone esto y muchas cosas más --hay amigos que uno no quisiera nunca perder, los más inteligentes y los más acertados. En la revisión de ese Injertos aplico también la preceptiva del prólogo que le hizo Cervantes a su primer Quijote. Si Dios quiere, ya se verán los resultados. Por lo demás escribo desde hace un tiempo sin ninguna emoción, tolerancia cero a la emoción. Incluso me molesta tanta emocionalidad de sonajero que hace Jordi con su arte abandonado, labor que, por otra parte, sin tanta crítica o reseña emocionativa, tiene un valor nada despreciable.

Buen día de sol. Le pregunto a Nicolás cómo se hacen las habichuelas. No lo sabe, él las come tal como las prepara su suegra pero no conoce la receta. Pienso en Pamela, seguro que las hace muy ricas.