sábado, 31 de julio de 2010

la divinidad

Maldito diario, ayer me despertó el móvil. Llamada de Javier Hernández, que estaba en San Andrés, para quedar en el Monterrey. Allí con el negro criminal suelo hablar de literatura y política. Esta vez me dijo que él no solía escribir sobre sí mismo, porque eso era endogamia. Me acordé de tí, maldito diario, porque contigo hablo de mi mismo, y creo que no soy el primero. Me acordé de Walt Witman, citado de pasada el otro día en Tijuana, y de Unamuno, a quien le reprochaban que hablase de sí mismo y él contestó que su motivo era porque el ejemplo de hombre que más conocía era a sí mismo, y me acordé de Chejov, concretamente la novelita Historia de mi vida, y me acordé también de la autobiografía de Anghel Morales en Lunula. En fin, referentes con autoridad en los que él sí mismo es la fuente de la escritura me confortaron frente al no sí mismo narrativo de mi amigo Javier, de quien mi hermana dijo una tarde del tiempo que él no era un tarambana que escribía sino un señor abogado. ("Leguleyo", hubiera dicho el independentista del Parra and Lizundia, defensor de lo que yo ataco.) De todos modos no discutí con Javier. Mi cabeza estaba todavía en los episodios de la noche anterior. Fabiola y el forastero tirándose los trastos, con una gramática parda canaria la mar de pintoresca. Ch en la ventana del Castillo, tocando para pedir a Jose dos garimbas y diciéndole a C con gestos de kung fu que mira por dónde iba a tener razón, tener que pelearse con el forastero, y luego C diciéndole al forastero que eh, cuidado con la piba, y el forastero abalanzándose contra C, ¿tú me conoces a mí de algo, machango?, y C recogiéndose sobre sí mismo, eh eh, tranquilo pibe tranquilo, y Fabiola calentando el ambiente, qué te crees tú, hijoputa, que ya me las armaste una vez en la carretera de Taganana...

Cuando salí de mí mismo, Javier ya había pasado por la política, el puerto de Granadilla, y abordaba una novedosa teoría que podría solucionar la crisis del matrimonio posmoderno. Por la tarde tenía una boda. Me prometió traerme el puro. Él no es un viejo atorrante que fuma, sino un apuesto joven no fumador.

Por la tarde el viento en el pueblo parecía avisar de algo a los espíritus sensibles. Me refugié en el patio de la casa a leer la filosofía de Zenón. Su opinión sobre la poesía está de acuerdo con que la metáfora y la poesía son dos cosas aleatorias. El otro día en Tijuana discutimos sobre qué es poesía, sin acordarnos de Gustavo Adolfo el romántico. Más interesante sus aseveraciones sobre la razón y la lógica, o la política, y en eso estaba cuando Thor se puso a resoplar y mover el cuello de un modo nervioso.

--Mira cómo se hace el Thor, porque tiene picazón en el cogote. Mañana lo primero de nada le largas un baño... Como ahí no se puede rascar... a ver si se echa en el suelo y hace como los burros... Chito, el tiempo cambió; hay nubarrones en el cielo...

Dejé la lectura, fui con el perro a dar un paseo y luego cenamos mi padre y yo. Me acosté temprano. El furor del viento en las hojas del patio de afuera, paradojicamente, me adormece. Últimamente, si me acuesto temprano, me despierto de madrugada. "Me despertó la sed de madrugada", cuenta un poema medieval, seguramente una metáfora de algo que no es sed ni madrugada. En mi caso no es una metáfora. Las metáforas estan en el sueño, pero el despertar es real, tangible, literal.

El viento seguía cantando sus metáforas pitagóricas y salí a refrescar los ojos con el no reflejo de la luna menguante en el mar del muelle. Mar movida. Hoy tampoco llegarán esperadas potas. No han cogido ninguna. O desviaron su rumbo o la mar no lo ha permitido. Quizá la noche del oscuro.

Aún eran las tres pero en el Castillo por dentro había luz y toqué la puerta, fui por allí, y ya dentro del bar había una chica de buen ver, digna aspirante a protagonísta de una novela de Javier Hernández. Su habla delataba su procedencia. Cuba. Sin mediar palabra por mi parte, se dirigió a mí y me dijo que mi parte femenina era muy fuerte. Sí, ya lo sé.

--Estás completamente oprimido por la ... . Siempre pretende bajarte los pantalones, vas a tener que ser más cauto y apretarte el cinturón si no quieres que tu ... te baje los pantalones. Porque con tu ... pierdes los pantalones en vez de llevarlos. Tienes que raspar tu lado femenino y ser más hombre.

Ya le iba a decir que coño confianzas eran esas, cuando me habló de que yo tenía dos hijas, motivo de mis preocupaciones, y de una mujer en España (ella dijo "la península").

--Esa mujer te ama, pero tú ya eres incapaz de amar. Sólo de verdad has querido a una mujer en tu vida... Tú eres un solitario... Es una mujer guapa, alegre y juvenil, con encanto, y los hombres se vuelven para mirarla.

Miré un segundo a José, que no perdía detalle, y del cansancio había pasado al acecho auditivo y al asombro.

--Y te gusta bailar tu macarena.

Le pregunté qué era eso de bailar la macarena

--Ven conmigo.

Salimos del Castillo y yo aún no había leído el periódico. Jose sonrió como un cómplice, nos miraba asombrado. Había oído toda la conversación.

Me llevó a un lugar de la playa, que guardaré en secreto, a resguardo del viento. Luego la acompañé a la parada de la guagua. Me dio su número de móvil. Seguramente una bruja cubana. Mis temores tengo, pero creo que un día venidero...

La finalidad de la vida es el asemejarse a la divinidad, según Platón.

(No digo el ente que debe estar en lugar de los ..., no vaya a ser que en lugar de bruja sea del servicio secreto y ande buscándome la ruina. Nunca se sabe. Tal vez me haya estado rastreando, como yo al antiguo y fingido amigo D. G., que vi hace una semana en la red y entré tras él en una página de nombre The End. Nunca lo hubiera hecho, pero ese es otro cuento.)

viernes, 30 de julio de 2010

La posesión (Isaac de Vega)

"Camino solo por este campo mío, sin nadie. El único hombre en esta tierra de cobardes".

Este no es mi pueblo, esta no es mi posesión, ni esta es mi casa. Fue mi casa en la infancia, hace milenios, pero ya no lo es. Lo que tengo que hacer aquí es cosa mía, y me inoportuna que un ignorante se haga demiurgo de los hechos. El significado de los hechos los conozco yo, y me los guardo para mí.
Bastante trabajo es borrar la historia personal, como para que un cagatintas venga a escribir en el aire tu historia personal. Allá él.
Me acosté antes de las doce de la noche. La luna baja y el viento sopla. Desperté a la una y veinte de la madrugada. Del sueño no me acuerdo. Sólo sé que alguien hay allí que se empeña en enseñarme a narrar. Y no me cobra.
Salí de casa y me fui al Castillo. La cosa estaba animada. Bromas de peleas. Cristo, Chani, Alberto como una estatua de hielo, mi primo David, que se ha convertido en otra estatua en el Castillo. Iván el gordo a la máquina Tijuana. Sacando dinero. Uno que trabaja en el bar de la cofradía, vacilando con Cristo. Amagos de pelea, en broma. Dieron las dos y media. Jose el barman se puso serio con todo el mundo. Cristo se le enfrentó, pero Jose sabe latín. Cuando cerró puerta y ventanas, llegaron Chani y Fabiola. Y luego Fili.
La aútentica pelea se armó fuera. Uno se metió con Fabiola. Cristo quiso defenderla, pero el otro se enfrentó a Cristo y se Cristo acobardó. Chani, que presumía de palabra, tampoco dijo nada a la hora de la verdad. Fue Fili, quien sin palabras, se puso entre medio de Fabiola y el otro, a punto de arráncarle al cabeza a la paisana del pueblo.
Cuando se fueron los bronquistas, Cristo se metió con Fili por no haber defendido a Fabiola.
--Fue el úncico aquí que la defendió --dije.
--¿Tú que dices, maricona, machango?
--Digo que fue aquí el único que la defendió, el único que se portó como un hombre en esta muralla.
Cristo se fue.
Fili encargó a Chani una oración con Dios. Fue a buscarla. Regresó. Regresó. "Me darás un versículo por lo menos". Me fui. Diego seguía en el banco del humo. Antes me había invitado. Volvió a invitarme.
San Andrés... mereces morir.

día de bochorno

Con un ojo leo Vidas de los filósofos ilustres y con el otro Tristram Shandy. En el primero, donde el autor habla de Diógenes el perro: "Regresaba de Esparta a Atenas, y uno le preguntó: De dónde y adónde?. Respondió: De la habitación de los hombres a la de las mujeres". En el otro libro, en el capítulo 31 cuenta que, según Hipócrates, "el buen funcionamiento tanto de las glándulas excretorias de la piel como del aparato digestivo dependen en gran medida de la ayuda que les prestan los vivos destellos de genio que dan pie a la mordacidad". Por su lado, en su El asesino dentro de mí, Jim Thompson escribió: "De repente, una rata soltó un chillido agudo". Y Jorge Luis Borges, en uno de sus tantos libros, dice: "Esta página empezará a ponerse erudita después de muchos días". En tanto que Murakami confiesa que "hoy es viernes y esta mañana no me he dado cuerda".
Del párrafo anterior es culpable nuestro Laureano de Lorenzo, cuando el otro día me habló del teatro escrito con la técnica surrealista del muerto exquisito. Sí, a veces esa técnica da lugar a un muerto, aunque no sé si exquisito.
Ramón regresó de Inglaterra. Su crónica esperamos los lectores esclavos de su bosque quemado.
Mientras tanto, Chani relee el Marlou Diésel, de Marcelino Marichal, un libro en la cumbre de la escritura en estas islas, donde desde que prohibieron los toros, también parecen haber prohibido la difusión de los libros con valor.
"Alabe quien quiera la vida del hombre casado, que yo, en puridad, no encuentro en tal vida sino gastos, cuidados y atenciones y ninguna felicidad". (Cuentos de Canterbury).
Estoy en una temporada que no puedo escribir ni una carta. Cosas que pasan. Pido disculpas y ruego paciencia.

domingo, 25 de julio de 2010

cría cuervos

--Estás copiandome los poemas para hacerte rico --me dice el poeta que, cuando está colocado, escribe en las servilletas de los bares y luego me las da.


Ya me lo decía José Rivero Vivas, no le des tanta cancha a tus amigos. Si hay cosa peor que no tener un gesto, es tenerlo con alguien que lo interpreta como no es. Al carajo el poeta que piensa más en la fama que en el trabajo de recopilar él mismo sus versos. Es estúpido desconocer que casi nadie es imprescindible. Lo que sobra ahora en este mundo son poetas y literatos, y lo que cada vez anda más escaso son hombres (en el sentido masculino y femenino), gente entera, personas que han cerrado las brechas por donde fluyen las boberías humanas.


Así y todo, es una alegría comprobar como el personaje gira en la rueda narrativa y sale de su exasperante planitud.


Otro personaje es el amigo que se hace eco de los calumniadores, de los envisiosos que les molesta la falta de atención y admiración que sientes por ellos y sus menesteres. O los que te calumnian no por envidia sino porque interés tienen y su débil conciencia los obliga a que te pinten así o asá, para justificarse a sí mismo de su mala acción. O los que simplemente se creen más listos y se hacen eco de las lenguas de trapo. La imagen que dan de ti es de lo más grotesca. Sacan a relucir tus presuntos calzoncillos cagados pero no se miran su propio culo. También eso es una suerte. La imagen grotesca que los otros fabrican de ti mismo, te saca de la autocomplacencia en que has caído. Bienvenido el amigo que se hace eco de la palabra del calumniador. Otro giro en la rueda.

Si tu acción no puedes hacerla porque alguien te la reprocha, corta con ese alguien. Otros dicen: "Cuida aquello que te critiquen, pues eso eres tú".

No soy historiador, pero algunos datos de la Historia sí conozco. Me sorprende que alguien que apoya sus argumentos en premisas de la Historia, ignore totalmente tales premisas. En cuanto a la historia literaria, el arte de la escritura española en Canarias comenzó con una maldición a la isla de La Palma. Hoy aquel rastro continúa con la isla de Las Palmas. Pero lo primero fue parte de un poema maravilloso, impecable; lo de ahora es un sainete, pero no por eso politicamente menos peligroso. Y no pienso repetirlo más. De haber sido sensato, no lo hubiera dicho nunca, y menos en el prólogo de El credo guanche, de mi amigo Anghel Morales, que presentamos ayer en la antigua Casa Elder.

Otro episodio histórico es la quema que hizo un descendiente de conquistador de la primera narración sobre los guanches, y el posterior contrato de tal descendiente con el poeta Viana, para limpiar honor de familia. En fin, un hecho y otro ya está bien de decirlos, ahora hay que limpiar la mente y olvidarlos.

En fin, que ya descansado de padeceres, vuelve este mundo de ficción que gotea la realidad. La Luna está bajando. Que los cuervos nos perdonen, y también los burros.



martes, 20 de julio de 2010

descanso bloguero del zorrocloco iracundo

Aquí el menda, imitando a Ramón, también me tomo unas vacaciones. No porque vaya a hacer un viaje a la China o a la India, sino porque
a) ya estoy repitiéndome en este esbozo de novela que aquí he intentando fabricar, y mi ingenio, si no se detiene a no pensar durante un tiempo, no da para dar la célebre tuerca y su vuelta dichosa. Aquí, aparte de la acción, lo que ha habido son personajes. O sea, no personas, aunque tenga que ver con gente real, que ha inspirado a los dichos personajes. Como es propio de este arte, reduciendo sus rasgos al número áureo novelístico. Donde yo he visto complejo de edipo, genialidad o inteligencia, puede que haya etapa anal, fuego fatuo o simple bobería de cacatúa dodecafónica. Esto en cuanto a los personajes. En cuanto a los escenarios y la acción, un tanto de lo mismo.
b) Múltiples fobias estoy sufriendo, no sé si víricas o resultados de una defectuosa alquimia mental. Xenofobia generalizada: casi todos mis semejantes me producen rechazo, náuseas. Y computadorofobia: encender este aparato es como un trabajo de Hércules realizado por una hormiga.
c) Logofobia: el mismo quehacer de la escritura me está produciendo un estado nervioso adverso. y además
d) Me está tocando adquirir la gripe. Así que volveré cuando se me curen la fobias, con un beso y una flor...

Pd. Juan me acompañó a San Andrés después de una tasca en S/C. Conoció El Castillo y el Monterrey. Cuando se fue, vino Chani.
--Ese era el de El fulgor del barranco, ¿cómo no me lo presentaste?
Ni se me ocurrió, la verdad. Fobia a las presentaciones, seguramente.

domingo, 18 de julio de 2010

Orfeo, Freud, Tarot y anuncio.

--Chito, ¿no vas esta tarde a S/C, a buscar hembras?... Ahora no te llama ninguna. Claro, como a todas las has dado de varas --interrumpe mi padre la lectura de El Doble, de Dostoievski, pensando como buen ladrón que todos... En fin, dejo al señor Goliadkin angustiadísimo en una noche de tormenta en su San Petersburgo enemigo y fantamal, horrorosamente encontrándose consigo mismo, y pienso que no, que hoy nada se me ha perdido en S/C, y en cuanto a hembras, quien quiera perturbaciones que se embarque en el Pequod. Recuerdo el célebre libro de Melville, la predicación moralista del contramaestre S*** a los tiburones, para leerla en el Bosque, pero ese es otro de los valiosos libros que los ratrones hicieron desaparecer de la casa de Icod. Los dioses los confundan.


A quien no confunden es al viejo Thor, que cuando no me reclama mi padre, para hacer la comida esta vez, mejillones sin cáscaras, me reclama el perro mestizo, para que le ponga el collar, a pesar del día de calor, un calor de brasas.


El comentario de mi padre, sin embargo, me hace pensar en un relato que es una variación del cuento clásico de Orfeo, principalmente la parte más conocida. En el imaginado relato, no es el amor lo que induce a Orfeo a buscar a Euridice, sino el agobio, el agobio al que lo tienen sometido su amantes en la superficie de la tierra, devocionadas del músico y su ahora maldita música. Pero cuando consigue por fin rescatar a Euridice, esta no es menos coñazo. Todo el camino, detrás de él bla bla bla, hartándolo con preguntas, reproches y boberías. Así que el que acalló a las sirenas, decide mirar atrás, no por curiosidad sino para hacerla desaparecer. (Un crimen sutil, digno de una novela de Jim Thompson que ahora recuerdo, el de un pobre chico recepcionista nocturno en un hotel.) De lo que sucede arriba, cuando Orfeo sale por fin de nuevo a la luz del día y al aire fresco, poco hay que cambiar de lo que ya dicen los Libros, aún a riesgo de que Víctor se tire de los pelos para denunciar la falta de originalidad.



Mejillones comidos, Thor sacado, sonnolencia de la hora de la siesta. Me voy pal cuarto. Pienso qué clase de crimen es matar a un muerto. Recuerdo uno al revés, el cuento gomero que un día contó Pedro el carpintero allá abajo en la avenida: "esta es la cruz, señores, donde el muerto mató al vivo". Y tropiezo con un libro, milagrosamente salvado de la mezquindad de los roedores: Relatos clínicos, de Sigmund Freud. No suelo leer en la cama, pero la discusión del otro día entre los hermanos en el Bosque, sobre Eros y Thanatos, me despierta la curiosidad. El doctor vienense psicoanaliza, ya el paciente desaparecido del mapa de la vida, el caso del pintor Cristobal Haitzmann, quien al parecer hizo un pacto con el Diablo. Me sorprende que el doctor se sorprenda de que el Diablo se la haya aparecido al pintor con pechos de mujer. Una imagen novedosa, según Freud. Se ve --o quizá lo oculta su picardía de cocainómano-- que no conocía el Tarot de Marsella (arcano XV: Le Diable). Si lo hubiese conocido, hubiese visto que el psicoanalisis, con una precisión matemática, ya está escrito en ese libro interminable que es el Tarot de Marsella. Lo que sí conocía es la cábala judía, a juzgar por cómo habla del número 9, reiterativo en la neurosis de Cristobal Haitzmann... En fin, me duermo y sueño que una doctora me observa.

--Mucho cuento tiene usted en la cabeza. Hay que ponerle remedio a ese mal... Son cien euros --concluye la galena.

--No se preocupe. Mañana voy a buscarlos a La Laguna, si me levanto temprano --digo, no sé por qué.

Me levanto y por fin decido atravesar la frontera e ir a la playa. Medicina de verano.


el martes La Puerta. Radio Unión Tenerife. Si hay ganas, retomamos la discusión Eros-Thanatos, y si no, bogamos por asuntos menos complicados. Ya acaba julio y pronto las vacaciones merecidas. Yo, en Puerto Marte sin Hilda.
El día 28, presentación doble: El credo guanche, de Anghel Morales, y el último número de la revista Lunula. A las seis de la tarde en la Casa Elder.
Suerte, salud y amor.

sábado, 17 de julio de 2010

lendakari del pueblo

Gente en la puerta de la calle de Monterrey bar. La zona de fumadores.
--Esta noche pescueza...
Carmita pone sus ojos de calandria de que no entiende.
--"Pescueza"... busca en el diccionario (de canarismos) que tiene tu hermano ahí... ¡Me voy a presentar a lendakari del pueblo.
Ajolá, seguro que Urko sería un buen lendakari que necesita este pueblo, como agua el sediento, como sobriedad el poeta, como...
--Aliado con este --continúa Urko, señalando a Dani, el novio de Carmita.
Eso me convence menos.
--Lo que hace falta aquí son huevos, que es lo que yo tengo, y tecnología, que es lo que tiene Dani... y contratamos a mi amigo el rumano --señala al supuesto rumano--... rumano no, húngaro.

n bar Castillo no está la cosa menos animada. Allí me fui cuando llegan Urko y otro amigo, uno con una moto Harley (¿se escribe así?) y la poli estrena una furgoneta rondando por el castillo ruinas, pero no se acerca al bar, y el Fati se hace un petardo y...

--Sonado como un boxeador perdido
no siento. Estoy acabado.
Creo que esto del ring
no supone nada. No siento
los golpes.
Directamente desde la calle La Cruz.
¡Soy yo? ¡¿o no soy yo!?
El hijo del Diablo. Vengo...
¿de dónde vengo?... --recita Chani--.
¿No hay nada pa los pulmones?

Después de Bukowski, el mejor poeta es Chani. Pero no le digo nada. Luego se consiente. Es de los presumidos. Me pone sus gafas.
--Te las regalo.
Lo cojo por la palabra. Mañana se arrepentirá, pero entonces que ponga una instancia.
Con las gafas parezco otro, me dice la chica rubia, la novia de Iván. Me trata con un afecto que me conmueve. Procuro guardar las apariencias de hombre curtido. Eso me mantiene a salvo. Todo el truco es la forma de mirar. La mirada es más poderosa que los músculos.
--Mírate al espejo --me dice Jose el barman.
Me miro. Parezco un extraterreste. Me voy a pelar al cero y a ponerme esas gafas, a ver quién se mete conmigo. Urko me invita a un brugal. Buen comienzo en su historia de lendakari del pueblo.

Solución a la adivinanza: el barco de remos.

Adivinanza en bar Castillo

"Quién es aquel que va andando
que no es dueño de sus pies,
lleva el cuerpo al revés
y el espinazo arrastrando?
Los pasos que él va dando
no hay quién se los cuente
y cuando quiere descansar
mete los pies en su vientre."

Solución, en próxima entrada

viernes, 16 de julio de 2010

el libro de los cuentos

Calle de La Cruz. Ventana de la casa de Chani. Resplandor de la tele. Mis pasos bajan y la calle no cría hierbas. Aparto la cortina. Chani en el sillón, como un tamboril. Ya no hay tamboriles en el muelle, ya no hay medusas en el muelle, ¿ya no hay sirenas en San Andrés?
--Te llevaste el libro de los cuentos --me dice, apoltronado en el sillón, esnifando por los ojos los rayos catódicos, luz del techo apagada, sólo la pantalla del televisor ilumina--, que estaba leyendo, y no me lo has traído.
Habla del libro de cuentos del gofio estelar. esa nueva bien cosida edición de Idea&Aguere, a las órdenes implacables del general Morales, un ángel en el mundo de la edición canario, y no es cova, la cova no se la doy ni a mi sombra. Anghel es un bimbache en estado puro, por lo tanto es un jazzista, un bailarín de la revolución, un... bueno, era del libro de los cuentos de lo que estaba hablando.
Hasta el momento, ahí está, la ciencia ficción canaria sostenida con vigor. La ciencia ficción es un género que nos llega tarde, pero ahí está. Quizá la próxima antología de Juan el de Tijuana Bosque sea del oeste. Debrigode escribió historias de piratas y aventureros, pero no del oeste, que yo sepa. Pero esta es de ciencia ficción, con los tópicos clásicos de la ciencia ficción, con esos caminos trillados que aconsejaba Maquiavelo, y eso está bien. Lo que no es tradicción es plagio. Nunca comprendí esta frase, pero seguro que Víctor el bosquero sabrá descubrir su real signifcado, algún día, algún martes.
A Chani le está gustando el libro de los cuentos. A mí también. El último que he leído es el de Agustín el de la cota 600. Impecable. Quizá el más original de todos. Los que llevo leídos. Me hace recordar la novela de Javier el de Factotum que estoy leyendo. Dos versiones de una misma escultura, dos nombres en una misma rambla, la falsedad y la exactitud, el original y el plagio, el conocimiento y el mundo de las ideas... Nada que ver con el cuento que publicó en Lunula décadas atrás. "13 habitaciones", creo que se titulaba. La única coincidencia con el actual suyo en el libro de los cuentos es que éste comienza su título con el número 13, y que lo llevó Anghel de regalo al Bosque de Tijuana el pasado martes 13. Donde también hubo el regalo de un ron cubano y un vino palmero elaborado con el número Pi.

Me despido de Chani, que esta noche está monástico televisivo, y abajo en el Monterrey, veo a Urko, en el rincón de los poetas.
--Yo soy el primer vasco que se hace español --clama.
Pienso que no, tengo idea de que no, que hay otro que también se hizo español, propio de vascos, pero aquel tomó en serio su locura, y Urko en cambio parece bromear, pero nunca se sabe.
--Ay, estábamos hablando de ti --me llama Beba, junto a Fabiola--, pero bien. Le estaba contando que anoche me llevaste a mi casa...

Sí, parece que bien. Fabiola anoche en bar Castillo, con pamela y vestido de rasos, me daba una de cal y otra de arena, y muchas flores al viejo y curtido Kiko el marino, que me dijo una adivinanza que merece que la leas. Mañana si la veo, la pongo aquí, incauto diario.

recuerdos de Venecia en invierno

ENERO 1990

... VIETATO FUMARE... VIETATO FUMARE... Un loco viejo y borracho platica con los pájaros que se refugian del frío en el patio de la ferrovía de Venecia. Una señora gordísima vestida con plásticos azules y verdes deja con descudido caer una miga de dulce, y siete pájaros se lanzan sobre ella, pugnando a picotazos mientras baten alocadamente las alas...
El vaporeto cruza el Canal Grande hasta la parada de La Academia... ¿La Tempestad?... ¿dónde está La tempestad... "Hoy cierran a la una, dice mi mujer exhalando por la boca un vaho de misteriosa luz... AA, amigo de Gijón, devoto del cuadro... no podré decirle que vi La Tempestad...
¡Salimos de La Academia hacia un frío enemigo!
Mi mujer me llevó a la piazza di Santa Lucia. Entramos en una hamburguesería... spaghetti, hamburguesa, birra... 21 mil liras... no 68 mil que nos clavó un listillo de un restaurante de plástico rojo cerca de... por un primer plato, ¡solamente por un primer plato!, una birra, un machiato y una camomila...
Mi mujer me lleva a San Marcos... ¿el plano?... ¿dónde está el plano?... Merde, qué frío... tenía frío hasta en los huesos... ¿dónde diablos podrá uno calentarse los huesos en esta delicada ciudad?... ¡Con qué esplendor se mueve mi mujer delante de mí, como si de pronto hubiese olvidado que estamos aquí como último recurso a su enfermedad... Ella no me deja quieto, me lleva a que vea todas las maravillas de arte arquitectónico, pictórico... entre la pestilencia de los canales... ¡No hay semáforos!... ¡no hay coches... "Miren --perecen decirnos--, aquí bebió su café el muñeco Proust"... "Mirad, aquí bebió su cerveza el muñeco Heminguay" ¡Como para sentirse contento!
¡Y el servizio postale? Una postal para Gordon y otra para AA... y ya estaba bien de cartolini... pero como no encontré un servizio postale se arrugaron las cortolini en los bolsillos y las tiré al Canal Grande...
¡Venezia, Venezia!, la ciudad se pudría cercada por aguas cenagosas, despidiendo olores que me recordaron tardes de calor junto al colector del Natahoyo (barrio obrero de Gijón)... No, no prestaba subir en la góndola con su gongolino... VIETATO FUMARE.
VIETATO FUMARE... MINISTERO PER I BENI CULTURALI E AMBIENTALI...
Fumé finalmente... me acuclillé como una zorra enjaulada sobre un chal raído que me ofreció una vieja mendiga y encendí el mechero sin que le diera el viento... qué frío... me pregunté cómo la pobre vieja podía aguantar el frío...
Mi mujer estaba frente a una cruz que sostiene un monje templario en la Sala I de La Academia... Yo también miré la cruz, y cerré los ojos... y no fue la cruz la imagen que quedó grabada en la oscuridad, sino un escorpión erguido sobre el suelo irreal de un sueño, deteniéndome, sin dejarme entrar, ante la puerta de la habitación donde dormíamos... y la cruz escorpión se convertía en la Mujer degollada de la Fundación Guggenheim o, por lo menos, en la Lloca del Rinconín (Gijón), en una zona donde siete días antes Gordon, en uno de nuestros locos paseos por el deseo y la muerte, me había pasado siete gramos de puntos suspensivos made in Celine...
Soñé, en aquel hotel de Venecia, con Celine, que se encontraba con el Cónsul del Volcán en Venecia, en el paradisiaco café Fabián, y luego llegaron allí Felix de Asúa, Agustín García Calvo...
Oí murmurar al Cónsul: "... la verdadera razón de este castigo, es decir, verse forzado a seguir viviendo en el Paraíso, puede haber sido que el pobre diablo, ¿quién sabe?, aborreciera en secreto este lugar... ¿y que el viejo Dios lo descubriera"... "Viejo, del paraíso de Venecia puedes salir --respondió Celine--, pero no de otro paraísos"...
--¿De qué paraísos habláis? --interrumpió Felix de Asúa--. Vivimos en las epifanías de la Bestia emergiendo de los fondos del Pantano!
--No --interrumpió García Calvo--, no hay monstruos, no hay fieras, no hay impulsos primitivos ni instintos básicos ni lobos rabiosos entre los humanos. Por el contrario, esos monstruos son la flor y nata del Desarrollo, la Democracia y la Cultura, que son los que necesitan que se produzcan plagas de hambre y de miseria como nunca se conocieron, y necesitan también a esos descuartizadores de niñas y chupadores de sangre inocente. Los criminales no salen de la jungla ni suben de las cloacas, sino que son productos de la Administración.

Me importan un carajo lo que hablan. Mi mujer se muere y todo el mundo está en la inopia y yo miro hacia otra parte. Ahora no, ahora no puedo mirar hacia otra parte, hoy, aquí, en el no paraíso, mientras Thor me mira, pidiéndome que le ponga la correa. Esa correa es la señal de un rato de libertad y de vida fuera de la casa. Pobre perro.

jueves, 15 de julio de 2010

Cajonera City

--Chito, pica la zanahoria... pero antes enciéndele una vela a tu madre, coge una caja fósforo.
Cojo la caja fósforo, enciendo la vela, pico la zanahoria, corto la calabaza, pelo las papas chineguas... luego la farmacia, luego el súper de la plazoleta, después la calle del cine, etc. etc. --. ¿Quién te llamó?
--Anghel, que me invita a una cerveza.
--Parece que se lo olió, te llama nada más terminar la ayundantía de la cocina.
Un rato con Anghel y con Pepe en El Diamante. Cajonera City, llama Ánghel al pueblo. No le falta razón. Como para hacer una antología de cuentos crepusculares del oeste. Recuerdo a mi tío Felipe, vagamente. Cuando me querían denigrar, yo era la estampa de mi tío Felipe, que marchó a Venezuela y allí murió. Cuando mi familia trabajaba sacando arena en Los Trabucos, él se escabullía para una curva de la vieja carretera, a leer una novela de Silver Kane, y cuando se aproximaba la guagua, enfundando la novela como una pistola, mandaba detener la diligencia. En Venezuela tuvo pistola de verdad, y hacienda. Allí los canarios se hicieron con el control del negocio de la agricultura. Mi tío Felipe, cuando zarpó el barco del puerto de S/C, abanó el vello púbico de su novia en el pueblo, a la que engañaba con hetaíras de la calle Miraflores, más con el potage que hacían en la cocina del burdel que en el cubil habitacional. Historias.
--¿Qué tal la secta de destrucción masiva la otra noche en el Faro? --pregunta Ánghel.

Regreso a la plazoleta. La venta de Francisca aún abierta. Le cojo una cerveza de la nevera.
--... un dolor de cabeza que no podía levantarme --dice Julita, la hermana-- y cuando me levanté y me lavé los ojos, me empezaron a escocer.
--Eso es el cloro --dije, yo que últimamente me he vuelto moralista.
La policía entra y merodea el kiosco de la plaza. Me acuerdo del gran inpsector, del gran interpretador, del hombre que ve una colilla y deduce "aquí alguien ha estado fumando", y no es broma, yo mismo, in illo tempore, descubrí a un asesino porque dejó detrás de sí una colilla de cigarro inglés. Era la única persona que fumabba aquel infumable cigarrillo. Historias. Como la de la ninfómana --contó Anghel-- que se tiró a todos sus secuestradores y... Historia. Infrahistoria.
La tarde cae en Cajonera City y la Unipol acecha el castillo. Algo andan buscando. ¿Qué será?

miércoles, 14 de julio de 2010

Cables cruzados

Ya que me han puesto electrodos en las gónadas, voy a confesar, no toda la verdad. Pero haré parecer que es toda la verdad. La vida en el pueblo era hermosa porque había guerra. Te exponías a una pedrada en el barranco, a un palo en la montaña, a un puñetazo en la plaza, a una ahogadura en el mar del muelle, a una patada holandesa en el partido de fútbol o a una paliza de tus progenitores al regreso a casa, si te habían llamdo a comer y tú estabas lejos y olvidado de tu casa y de la comida. Y en la noche, cuando más a gusto estabas bajo la colcha, sin garbanzo debajo del colchón, la voz del padre a las 5.30 de la madrugada te sacaba del sueño. Ayudabas a tu padre a cortar la alfalfa para los conejos y bajabas a la parada, y por la carretera vieja llegabas a S/C, ciudad alegre entonces, y luego en otra guagua hasta el barrio de Garcías Escámez, al colegio público, donde la guerra continuaba, y hasta cantabas con gusto, por el gusto de cantar, el Cara al Sol y el Prieta las filas. El comunismo y las ideas comunistoides llegaron mucho más tarde. Y ahora he vuelto, a un pueblo que muere. Un pueblo que es una agonía, aunque eso no lo he narrado aún. Todo se andará. Y el primer recuerdo que tengo de mi madre, es que soñó con un gato, que el felino le arañaba la cara, y lo botó contra el suelo. Debo de tener siete vidas. Seguí en pie. Y luego huí del útero materno. Y luego, mi madre, vengativa, me expulsó como hijo. Útero, y una mierda. Y no cuento más, señor inpector de policía. Ya lo descubrirá, el resto de la historia, Santa Cruz, barrio de Salamanca, a su debido tiempo. Y ah, amigo Charlín, si quieres publicar tu artículo en La Gatera, borra mi nombre. Te será más facil. Y ahora, sil vous plait, quítame los cables de los huevos. ¿Vale?

Útero Village

A partir de ahora, cuando me descuide, lo llamaré Útero Village, al thanatento pueblo que me vio nacer y me crío hasta los once años de edad escolar. A partir de los tres años de edad preescolástica, pues antes viví más allá de sus fronteras, justo al lado, en la thánata playa de Los Trabucos, extinta hoy bajo el manto lúgubre del progreso. Aquello sí lo recuerdo como un útero, las cuevitas. Quien vivió en una cueva ya no sabrá vivir en ningún otro lugar. Al principio, cuando regresé a la isla, intenté limpiar las cuevas, pero no duró mucho. Estaba dando demasiado la nota, haciéndome notar demasiado, incomprendido en una labor que intuían de locura, y tal vez lo fuera. Recuerdo que el primer día que regresé a Útero Village, por la parte alante de la iglesia había una boda, y por la parte atrás un velatorio. Imagen vulgar pero válida de la correspondencia entre eros y tanathos, ser de la vida y ser de la muerte, dos orillas de un mismo río. Recuerdo que un chico que iba por el bar Castillo, un día se despidió de Chani y de mi y subió a su casa. A los diez minutos lo vieron por la ventana, con una cuerda al cuello. Sufría porque lo abandonó su novia. Algo parecido creo que le pasó a Essenin. El ruso, como era poeta, escribió los célebres versos que recordé el otro día en Tijuana Bosque.

Adiós, querida, adiós.
No llores por mí.
Vivir no es nada nuevo
ni morir tampoco.

La carta sin nombre se alegra de la muerte, de la muerte de lo que está cáduco, de lo que se quema en la hoguera de San Juan. Vivimos con las dos pulsiones, los dos impulsos, el de vivir y el de morir, creo. En Útero Village hay días en que un tenebroso pitido, casi de ciencia ficción, tortura china, desvía el buen oír, y los uterinos no logramos saber lo que dice el cernícalo, que es quien sabe. Tal vez el cernícalo no esté diciendo nada hoy. Hoy el cernícalo acecha al ratón, que sube por el tallo de la planta y se está comiendo la mazorca.

martes, 13 de julio de 2010

mora moral de roma

Hoy me levanté con amor a la moral, bajo el signo de la carta sin nombre, del Tarot, moral kantiana, moral de Juan Royo, que le lleva una botella de ron cubano al amigo, moral biológica de Ramón, que superando la inmoralidad cultural, le regala una botella de vino de La Palma al amigo. Moral del guerrero frente a la inmoralidad de la víctima. Moral que me enseñó Mezcalito cuando estuve con él conociendo a los vientos de la tierra. El comediante viento del sur y el trágico viento del norte. El maternal viento del este y el tiránico viento del oeste. Carta sin nombre. Carta Del Bosque. Del Bosque de Tijuana salió Victor desolado, todo por nombrar a Freud, ese falso brujo de Viena, según Navokov, que le tenía una manía que no lo podía ni ver. Después del posprograma, Ramón me trajo a San Andrés, y lo dejé con Orlando y su portatil blanco y radiante en el Monterrey, con Fernin celebrando su cumpleaños. Me fui a acostar. Desperté a las dos de la mañana. El viento furioso formaba apacibles alfombras de hojas de laureles de india. Celebraba el regreso a la poesía de Anghel el bimbache. Un guerrero. Salud, pero recuerda que eres mortal. Todos somos mortales, y morales.

lunes, 12 de julio de 2010

Vuelve, poeta bimbache

Aquí ya se acabó la fiesta de anoche y ya nadie celebra nada. El calor se impone y la tele es un coñazo. Lo mejor de la tele es apagarla. Tanta famfarria aburre, y si Bisbal y Antonio Escobar son los cantantes, ay mi madre.
El día empezó con una pregunta crucial del poeta del pueblo en el Monterrey.
--Jesús, dime una sola razón para vivir... sólo una.
"Tener coraje para comprarte una pistola y jugártela a la ruleta rusa", no le dije. Bien dicen, uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Luego el poeta arremete contra Deivi.
--Ya sé que ya no quieres ser mi amigo, pero yo te querré hasta el último día de mi vida. Según Deivi, había estado antes armándola en La Tasca, descamisado, metiéndose con todo el mundo.
--San andrés es una isla en una isla --me dijo Deivi cuando el poeta se fue pero no a buscar versos a la mar, ni mejillones, ni lapas, ni pulpos...-- A mí me gusta este pueblo, por eso estoy aquí, pero O es un niño mimado, aquí las mujeres miman a sus niños y los echan a perder...

Sí, en parte sí. Aquí había tres clases de mujeres. La que llegaba el chiquillo a casa porque le habían pegado y le curaba las heridas llorando quimeras. La que salían a poner verde a la familia del otro chiquillo o al propio guaje. Y la que te preguntaban, cuántos piñazos te dio, y te daba a ti el doble o el triple, y luego te decía: y ahora sal a la calle, vete a buscar a Pedrito y como yo no me entere que le diste más de lo que él te dio a ti, no vuelvas por esta casa.

Así se hicieron los héroes del pueblo, lo siento por los derechos humanos contra el menor. Toda religión siembra los pecados que crítica. Bueno, tendré que preguntar a José Rivero Vivas lo qué opina él de las madres de este pueblo.
En el caso de Fernin, lo crió el padre, así que con la madre sólo tiene discusiones o nada, casi nada, que yo sepa. No estoy en su intimidad.
--¡navega por áhi! --riñe a su madre--. ¡Me cago en la mar! Cuando no me pasa algo, tengo algo. Como coja a Benjamín, le voy a dar por el tronco de la oreja que lo voy a dejar loco.

Y encima está majareta porque no comprende que ahora yo pida otras marcas.
--No vayas ahora a dejar el Aldea, que compré dos cajas por ti.
No le hablo de que la rutina es mala consejera, y que estoy rompiendo la rutina.
--Ponme un Matusasalén --pido, a la salud del publicista.

Entra Jose, el barman del Castillo. Me inspiré en él para el personaje de David en El Pintor. Me cae bien. Guerrero y afable.
--Estoy loco porque me quiten la vida, Jesús. Que me peguen una puñalada y me quiten del medio. ¿Qué hago yo aquí?...

Con razón Chani está hoy de UVI, como dijo su abuela, encerrado en la casa, viendo el soporífero desfile. Sí, Anghel, sí, mucha bobería. Así que ajo y agua. Pero España jugó bien, y Del Bosque es un paisano. Anda, reconócelo, no seas ahora un don pepito carcamal que no sé si cree en lo que predica o sólo es una farsa... Eso lo discutí con José Rivero esta noche sin banderitas ni vuvuselas. Me preguntó por tí.
--¿Qué es de Anghel?
--Desde que se metió a editor, hemos perdido al poeta bimbache, el del verso de hierro...

Mi padre volvió de La Palma, y Thor se alegró serenamente. Ya esta viejo. Mañana por la mañana a Icod, a la cosecha del millo, y por la tarde Bosque de músicos. Inicia Victor Roncero, si hay suerte.

domingo, 11 de julio de 2010

No se equivocó el pulpo

Me hubiera gustado cantar

Se equivocó el pulpo,
en vez de ir al mejillón
del norte
fue al sur...

Pero no, no se equivocó el pensador pulpo, le salieron bien las ecuaciones y los logaritmos, cabeza pensante, rejos rojos anclados en el mundo de las ideas... me como el mejillón, luego existo.

--Si quita a Pedro, yo me voy de España.

--El entrenador es un paquete. Tiene equipo porque lo hizo Luis... Quitar al único jugador que está estorbando... España no gana, España pierde... el cambio que hizo ahí es desastroso...

--Que ponga a Llorente pa que tú veas...

--Si quita a Villa es un tronco...

--Un Bola es lo que está haciendo falta ahí, un Bola que meta ese balón...

--Viva Canarias... Italia a tomar por culo --grita el italiano del pueblo.

--¡Vivan los españoles! ¡Vivan los godos! ¡Los godos! --grita Imeldo al final del partido.

--¡Viva la Reina!

--¡Viva la reina que nos roba el dinero!

--Tulipán, Tulipán, a llorar al barranco...

--Cuando un vasco deja que le pongan una bandera española entre las cejas... --dice Urko, el bilbaíno.

Pues sí. Ganó España.

--Mi minuta son quinientos euros --le dije al publicista--, pero valen ahora los cien euros. Cuando triunfes, me pagas lo demás.

Dinero negro, mi querida dama negra. Me acuerdo el principio del curso de creación literaria. Un pupilo me preguntó.

--¿Cómo se puede hacer de una tragedia una comedia?

--Escribes la tragedia --le dije-- encima de la mesa, y luego --me puse debajo de la mesa-- la escribe aquí, debajo de la mesa, y entonces te saldrá la comedia.

El curso fue un éxito, mal pagado, eso sí, y ancima doña Eleña Salgado...

Y en el pueblo, el único que no se alegró del triunfo de España fue el poeta Orlando Cova. El libro de Lizundia lo ha vuelto independentista.

Leo el vecino "jardín que es suyo". Mi hija Sibisse se muestra española hasta los tuétanos. ¿Y qué? Se lo merece.

sábado, 10 de julio de 2010

Viaje al Sur

Sueño reparador, con una hazaña incluida: de un macanazo acabé con una rata que le saltó al cuello a mi padre por detrás; y fiesta nocturna con una mujer que tenía hiodromiel en la boca. Remitió el malestar y cuando llamó Orlando, para viajar al Sur, quedé con él a las seis de la tarde en el Monterrey. La cosa era más allá de Factotum, es decir, del Sexo, el Crimen y la Corrupción política. Tres hechos diversos y una sola realidad verdadera.
Ya desde por la mañana, las señales invitaron al viaje. Chani me despertó con una serenata que entró por la ventana del cuarto desde el patio de afuera y me invitó a sardinas asadas en el bar de Fernin. Allí encontré al brujo, que me ilustró sobre la historia del timón del barco. Mi amigo el brujo ha construido maquetas de barcos que son una maravilla, todo hecho por él. Lástima que no tenga un padrino, su sueño es poner a navegar uno desde Tenerife a La Palma y entrar en el Libro Guinnes de los récords.
Antes de arrancar el coche para viajar hacia el marco incomparable donde va a tener lugar la celebración, el poeta Orlando se mete tres tequilas en el cuerpo. Las señales son favorables, la mar está en calma y la luna no me fijé, y no me preocupa.
--¿De qué va el libro? --pregunta, a la altura de Abades.
Se lo cuento.
--Ah, entonces no es lo que decía el hermano... --sigue hablando del autor del libro, su admiración por Lizundia es mayor que el calor sobre la autopista que bordea las tierras secas, amenzadas por el colonialismo de la Ley de Costas del Estado español, después de haber sido arrasada por la ley de la voracidad del país canario.
Me encogo de hombros. Todos somos culpables.
Gracias a la información telefónica de Ramón, doy con el sitio sin desvíar ni un milímetro el rodar del clío, del pobre coche maltratado...
Somos los primeros en llegar. A continuación Víctor, Lizundia y su mujer, a quien el amigo le ha puesto el título de cantante Provence. Luego gotean sobre el Faro gente apreciada, Laureano de Lorenzo, Antonio Núñez, Quico y Kimi, Ramón, Charlín (como un chino contra la decisión de Soñia Muñoz de no publicar un encargado artículo suyo en La Gatera)... y especialemente me alegra la visita de Juan Ignacio Royo, y más aún su promesa de que este martes se incorpora al Bosque de Tijuana. Su sobriedad y sabiduría son grados y contrapesos que evitan que la nave se escore a babor o a estribor.
Provence me tira de las orejas por cómo traté a su Charlín en su última visita a Radio Unión Tenerife. Me lo perdona pero me advierte que no le vuelva a hacer eso nunca más. Menos mal que no pudo oír el último programa, pues si se entera del contariado affaire con Ramón, no sé yo.
El que está encantado es Orlando. Le sienta como una medicina el trato de una mujer como ella.
Después de la música, el grupo Linares & Colaterales, Antonio presenta al autor y al presentador. Tiene tablas Antonio, y saber hacer. Y por fin, Víctor se acerca al micrófono.
--... el concepto de nación tiene relación con un repertorio limitado, ideas embrionarias ... es como falsificar la propìa existencia, suicidarse en blanco ... mi hermano es un intelectual, una persona que hace una reflexión crítica de las ideas; no es un erudito, es un pensador...
--No lo soporto --clama Orlando, y se retira al fondo de la barra, buscando guarecerse junto a Juan... Sus comentarios críticos suenan como pedradas-- ¡España es una puta mierda! --y la organización quiere echarlo, pero su protectora lo impide. Sólo calla cuando Víctor da una explicación de las mitocondrias, con origen africano universal.
Después nos acercamos a Los Cristianos. Un altercado en un sitio público con dos godos malcriados (no llegaban a la categoría de hediondos) que resolvimos con elegancia. Y luego comida y charla en una terraza a la luz de la luna.
Regreso con Víctor, y Orlando detrás, como un saco papas sobre el asiento, con los zapatos quitados y... viaje perfumado de regreso. Dejo a Victor en el barrio de Debrigode y sigo para San Andrés. Sacudo a Orlando para que despierte. No sé si depierto o sonámbulo, gruñe:
--Qué cabrones estos vascos, no hay quien pueda con ellos... les das un piedra redonda de quinientos kilos y se ponen a jugar al baloncesto...
A la mañana siguiente, cuando viene con complejos de culpa a dar la tabarra. le digo que la organización creyó que todo era un montaje.
Sonríe feliz, y con Deivi, con Fernin y con los demás que están en el Monterrey, celebra cómo lo trato Gladys y se derrite en elogios, sensiblemente agradecido a una mujer que fue más que un bálsamo para él.
--Buca el blog de Lizundia en "favoritos", a ver lo que escribió --dice, abriendo la tapa de su blanco y pequeño portátil.

viernes, 9 de julio de 2010

--Ahora todos son españoles --dice Pedro, el barman.
Tanto se habla de lo mismo, tanto se habla lo mismo, que termina por cansar.
De pronto me da igual el partido del domingo y el resultado. Debe de ser que no me ncuentro en óptimo estado de salud. La mañana es fresca e invita al paseo, pero el mal cuerpo me empuja otra vez pal chozo.
No sé si podré ir al Sur. Me apetece ese viaje, entre otras cosas por airear la vista y salir un rato de aquí. San Andrés es grato, a pesar del ocaso de su existencia, si no dejas que te engulla. Anghel acertaba cuando hablaba de pueblo cajonera. Si no cruzas la curva de la montaña del ojo y te vas un rato, aunque sea a Santa Cruz, al pobre Santa Cruz, ya ocasado con oropeles de cartón...
En fin, más de lo mismo. Como el futbol.

jueves, 8 de julio de 2010

ese hombre

En la última novela, aún inédita, de Javier Hernández me informo de que El guerrero de Goslar no es la estatua original que estuvo en aquella exposición célebre de esculturas en la calle, de Santa Cruz. Isla falsa, donde todo lo importante es un sustituto de lo que había, y si algo vale la pena, la burguesía provinciana y que juega con balones desinflados, la burguesía de esta isla, se encarga de ningunearlo, hasta que a toro pasado lo celebra. Pasó con la exposición de Gaceta de Arte. Le dieron la espalda en su tiempo, y ahora todos los boletos con ínfulas intelectuales la nombran como el no va más. Recuerdo que, en su tiempo, la politíca protectora española mató a Lorca con publicidad exagerada. Aquí matamos a Oscar Domínguez. Ese es el juego de los políticos y de los burgueses aparentemente ilustrados. Surrealismo decadente canario, como el del periódico El Día, falso como el millo transgénico. "Soy el único hombre en esta tierra de cobardes", concluía su cuento La Posesión nuestro Isaac de Vega, un autor con mucha más altura, ni comparación, que Saramago, Armas Marcelo y demás sustitutos impostores. Me gustaría conocer a ese hombre.
Posdata: La obra El elogio del horizonte de Chillida es un plagio rectilíneo de otra de Henry Moore (¿lo sé o lo soñé?), y la escultura del Miró, exponente significativo de aquella exposición citada, está hoy, como el arpa de Bécquer, olvidada en un ricón y llenándose de polvo, como mi ordenador. Viva el TEA y la estética de Alcurnia. Y vivan las moscas verdes.

efectos somníferos

La sospecha de que algún gracioso ahogó en el café un somnéfero, esta mañana en bar Castillo, no sólo es seria sino que el mal cuerpo dura todavía. La somnolencia fue tremenda y me enredó en sueños atormentadores. Primero me cortaban un bolsillo del pantalón en la calle, para robar la cartera, y luego la casa se llenaba de gente, una detrás de otra, que me dejaban pelado de lo poco que tengo de valor; echaba a unos y entraban otros. Primero individuales, una dama y luego otra dama, y después en grupos, esta vez de hombres. Primero polacos, luego rusos y creo que también había un grupo de canarios. Las mujeres iban a por el dinero y los rusos a por los cuadros que yo había pintado. Se llevaban una caja de cuadros que cuando los vi me parecieron maravillosos. Nada que ver con los que en realidad pinté en su día, cuando quise dejar la escritura y meterme a pintor, cosa que hago mejor que escribir, tengo más talento, pero me sale más cara esa arte. Lo que no sé es cantar, sólo canciones primitivas, elementales y con palabras sin sistema lingüístico. Esa falta de oído para la música, la intenté remediar con el intento de la poesía, y ultimamente con la radio. Al margen de ideas, propias o comunes, emitidas por los tripulante de Tijuana, mi deleite es el sonido, la música de las voces. Lizundia un contrabajo, Victor un piano o un violín (depende), Juan Royo (a ver si reaperece) un clarinete y Ramón la batería. Es sorprendente comprobar cómo la música de las voces está acorde con el interés de lo que se está diciendo. Cuando hay pérdida de armonía, también el discurso tal cual se resiente. De todos modos habla alguien negado para la música y que se ha metido a director de banda sonora. En fin, rasuradas ya las protuberancias con mi amigo Ramón, mañana celebrar en aquel Faro del Sur nuevamente la pequeña gran obra ensayística de nuestro más que admirable narrador y ensayista José María Lizundia. Mis desacuerdos con algunos puntos del libro, no me impidió disfrutarlo. El amigo Lizundia es un notable escritor. Cuando narra te mete de lleno en el mundo que relatan sus páginas, y cuando escribe ensayo es tan convincente que si te descuidas te convence. El otro día el que si me convenció fue Víctor, pero dice que en el Faro va a reparar ese error.
Y hoy, en bar Castillo, discusión a cuenta de Pedrito entre Cristo y Pedro el canarión.
--Yo soy entrenador de España y ese no juega más conmigo --gritaba Cristo--. Por buchón. No está jugando para su propia gloria, sino para la gloria de una nación, de una bandera...
--¿Cuando ha jugado mejor España que con Pedrito? --intercedía Jonay.
No me enteré del desenlace de la discusión porque todavía tenía el somnifero de los ladrones metido en el cuerpo. ¿Quién sería el mamón? Tengo mis sospechas.

Salud, jugadores

Al margen de la diarreica trapería encarniamarillenta, con cadenas robadas al moro incluidas, Spain, con las estrellas verdes, mereció ayer que uno se quite todos los sombreros, aunque el venerado Pedrito, como buen sureño, se quiso al final comer el balón pa él sólo, pero inevitable perdonarlo. Mi abuelo materno también era del Sur, así que me callo la boca.
Vi el partido con Chani en el Castillo, en el Monterrey y en el Salazar, donde todos celebramos el gol de Puyol.
--Los políticos debían aprender de estos futbolistas --dijo uno.
Y cara de paisano Del Bosque, a quien el Florentino, Dios lo haya perdonado, lo echó porque no daba imagen de glamour.
Así es el destino.

miércoles, 7 de julio de 2010

Spain

España ganó, con todas las de la ley, gracias a Pedrito... y Puyol... y Casillas... Viva Canary Island.

a Ramón

En la calle todo lo amigo que tu quieras, Ramón, y toda la verborrea o sabiduría que te dé la gana. Pero la radio, mal que bien, es una pieza teatral hablada (o por lo menos un intento), y muchas veces mi único cometido es ir dando la palabra o apagándola. Parece bobería, pero el exito de la obra o el fracaso a veces sólo depende de ese gesto. Si no lo entiendes, no te quitaré la palabra nunca más porque no pienso ni hablar contigo, porque además eres un cobarde más de la cuenta, que no te atreviste a poner el traperío que tenías que poner sino un remedo comunistoide. Te debo algunos favores y algo más, pero no te me subas a la espalda, porque soy ya viejo y no aguanto pesos pesados.

martes, 6 de julio de 2010

uNA NOCHE TAL, CON cHANIN

--YO TE ENGAÑÉ A TI Y A mARCELINO, LES QUITÉ La sustancia porque ustedes estaban colocados. Y yo, Chanín, pensé, "si ellos se van a acostar y yo, Chanín, me voy a quedar aquí, me lo mando yo, con el pensamiento de que ellos también se lo están mandando.
¡Viva la felicidad! La mía y la dellos, amén, así sea --dijo Chani, el profeta de San Ándrés--. ¿te gustó lo que te estoy hablando?
Los días pasaban y la vida no dejaba de hacerse más lenta.
Pasamos de tribu en tribu. Los vestidos, los dialectos, los modos de vida cambiaban.
Abandoné Radio Tijuana, y el día que me caí en los zarzales me di cuenta que la vida está llena de espinas.
¡No me hizo falta leer a Platón!
Noche con Chani, mi hermano, en el patio de la casa de mi madre. Noche mágica.
--La polla y el tolete --dijo Chani--, sin ánimo de ofender a nadie... díle, díle, dile a Marcelino y a Ramón que se echen en lo seco.
SuculeNto era su corazón, y cogí un cuchillo en la cocina, lo escondí detrás de la camisa, salí al patio y allí estaba Chanín, sentado en la mejor silla.
Creyendo yo que estabA ensimismado, intenté agredirle con el cuchillo, pero de repente, como ave Fenix, despertó De su letargo.
No me atreví a contar, pos el miedo inundó mis arterias, mis músculos y mis órganos, cuando de repente, Chanín disparó como un relámpago, contrarrestando... ¿cómo te digo?... mi ataque. como una ráfaga de movimientos sincronizados, como...

Quico hoy en La Puerta

Quico estará hoy el Bosque de Tijuana.

lunes, 5 de julio de 2010

Alemania

Javier hernández no lo dice, pero yo se lo hago decir aquí:
--Tenemos que robar el guerrero de Goslar i acallar esa infamia de banderas espeñolas en estas islas africanas --Javier oía al Bosque de Tijuana el martes pasado, con Yaiza recordando las primeras palabras que tuvieron sabor en sus nervios: "tierra" y "África".

Incluso soportaría la caradura de ZP acudiendo a una hiptética final España-Uruguay si no fuese por esas insultadoras banderas. Sé que Ánghel me sacará la roja (como si no tuviese suficiente con la de la guapa Bibiana Aído), pero me caen bien los españoles, como a Chani, que esta mañana discutía con Deivi en el Monterrey, porque nuestro amigo el profesor inglés decía que España no tenía equipo.
--No, el que tiene equipo es Inglaterra... no me fastidies, Deivi --dijo Chani.
--España no tiene extremos --dijo Deivi.
--Si ponen a Pedrito, sí tiene equipo --dije yo.
--¿Sabes lo que le hizo Orlando a Deivi esta mañana? --dijo Carmita, la hermana de Ferni.
En fin, al margen de que Orlando merece empuñar la pistola de Essenin, aquí la única bandera que nos vale es la de las 7 estrellas verdes (aunque algunos intenten convertirlas en 7 moscas verdes), pero siento simpatía por España. ¿Por qué? Pa responder a esto tendría que rellenar bastantes folios. Estensos e inmensos son los motivos. Y que nadie ose coactar mi corazón, que también sabe que nuestro tercer mal que sufrimos es la maldición del godo, y el primer mal es el nacionalismo ideológico, que genera frutos falsos y empobrecedores, frutos de plástico. Y nuestro segundo mal es no saber que debemos aliarnos con Alemania. Y por esto también quiero que gane Alemania, pero en buena ley, si juega Pedro, que gane el mejor. Y punto.

Campanilla me dicen que no entendió por qué el otro día digo que fue memorable. Bueno, obviemos que comenzó con las dichosas banderas narradas por Ramón Herar. Continuació0n una bronca matrimonial. Mujer contra marido, hijo contra el padre, suegro contra el yerno y sin faltar el cuñado. Este episodio nadie mejor pa narrarlo que Andrés Chaves. El posterior episodio, ya lo narró Lizundia en su blog, el de la librería Alfaro, aunque aún falta el deslumbrante discurso de Víctor, que puesto aquí, sin la fonética de nuestra alma del Bosque de Tijuana. comprendería mejor el poeta Orlando, ulyses derrotador de polifemo en esta parte de la historia. Otro episodio, el de las sirenas, fue en el Ateneo. All´`i me soladaricé con el timple, gracias a Domingo corujo. Luego el episodio de Circe, en Aghapea, hablando de la novela Umibilical, de Alberto Comas, y después la noche en San Andrés. Esa es inenarrable. Hay un autor brasileño que se la podría narrar, pero el hombre ya murió. Como muere la tarde, entre un pitido cotidiano, todos los días ese continuo y arrítmico pitido que procede de una obra aquí arriba cerca del puente.

Vi a Pepe. Me preguntó si iba a ir a lo de Yaiza (la presentación de su diario en la Casa Elder.
--Yo tengo que pasar por el Cíber, a ver si veo a Cándido, y luego bajo.
--Allí nos vemos. José Rivero venía de la playa, con bañador y camiseta. Yo tambhi`´en tengo que ir a la playa, me aconsejó Chani. Ya iremos. Por lo pronto, hay que ir a buscar agua a la fuente de La Vicariña, y comprar comida pa la tortuga, y...

¡Alemania!

domingo, 4 de julio de 2010

La Roja fue una p... m... hasta que salió Pedrito, y con la colaboración de Casillas. A mí también me toca las gónadas las banderitas españolas. Si ganan a Alemania, el mundo no tiene sentido. Viva Alemania, y como dice el cuento, yo sé con la bandera con la que me limpio el noble nombre. A mamarla, españoles. Y El retrato de Dorian, otro cosa de lo mismo. P... M...

pensamiento narrativo blando

La paradoja de no creer en la fidelidad es que no aparecen ocasiones para ser infiel.

Es de egoista mameluco querer a una mujer hermosa sólo bajo tu tutela, en caso de que aguantes la mecha explosiva. La dama siempre se les arregla para ser ... (aquí la palabra preferida de Maradona) apareciendo siempre, no lo dudes, como una santa.

Era lizundianamente razonable el calor del ambulatorio de Tomé Cano a la cuatro de la tarde, para pedir número. Primero hay que coger número para pedir día y hora pal especialista. Tengo el 58 y va por el 19. La multitud que espera es casi todo mujeres. Por lo menos son las que hablan. Los hombres, calladitos la boca. Las mujeres hablan, los hombres piensan, salvo excepciones. Como nuestro Charlín, que habla a lo divino cuando no piensa. Si piensa, se vuelve repetitivo y tópico. El arte narrativo es eminentemente femenino. , o propio de hombres que se han criado entre mujeres. La narrativa, el cuento, la novela, abarca todos los mundos; es más que el pensamiento, que no es inabardcable sino limitado. Los autores realmente grandes, sin embargo, fusionan en simbiosis alentadora pensamiento y narratividad.

Horas bajas se llama, amigo, lo que me está ocurriendo. Esta tarde dejé a mi padre con mi sobrina en Los Rodeos. Estará en La Palma una semana.
--Ahora Chito, vas a descansar de mí, de todos los mandados que te encargo todos los días --dice, después de decirme la lista de mandados para toda la semana. Y a Thor no le dejó ninguno. Suerte que tienen los perros.

sábado, 3 de julio de 2010

pueblo (2)

Y Alemania ganó y Mercadona se quedó labios pegados, mudo como la muerte. Ganó la sobriedad de la inteligencia y se fueron a mamarla los payasos bocazas. Holanda y Alemania, dos ejemplos para el independentismo canario. A ver si dejamos de ser zoquetes y sabemos con quién tenemos que aliarnos.
--Los dos gallitos ya se fueron del Mundial --dice mi padre a Salvador, el novio de mi sobrina Famara, por teléfono.
Parte del partido lo vi en el bar de Manolo, en la plaza. Antes pasé por la tasca pero allí no había canal Plus. Lo que había era la dueña todavía enfadada con un tal Pedro.
--Esto no es ni un psicólogo, ni un hospital, ni una casa de putas, sino una tasca, y aquí no tiene por qué venir tu primo, como anoche, a bajarse los pantalones y enseñar sus partes a todos los clientes.
--Primero tengo que aguantar a mi primo y ahora tengo que aguantarle la candela a esta mujer --gruñe Pedro.
--Tu imagina que vaya a tu casa y le eseñe sus partes a tu mujer.
--Eso significaría que mi mujer le gusta, pero no lo creo... esa ya no le gusta a nadie.
Dejo la discusión en la tasca, y en el bar Plaza veo el cuarto gol de Alemania. A mamarla por ahí, argentinos. Y eso que soy devoto de Sábato y medio devoto de Borges, pero conozco a unos cuantos y sé lo que me digo.

Mientras comiamos en casa de mi hermana, antes de llevarla a la cura de la pierna en Urgecias de la clínica La Colina, pensaba en la noche pasada. Noche que vale los 50 euros que le robé en el Ateneo lagunense al novelista Javier Hernández y que escondí en un vaso on the rocker (según Lorenzo), más los 100 euros que Marcelino ganó en la depesca frente a Igueste, todo ese dinero bien vale la noche del viernes pal sábado en San Andrés city. Ni el día que narró Joyce en su Ulises, donde un pobre marido se retira una mañana de su casa para no importunar la fornicación de su mujer con otro, y se da una vuelta por Dublín, sólo para demostrar que Chéspir estaba edipiado por su madre y que Dios es un homosexual pederasta, como, al parecer, un tal JC, educador sindical de la Casa Cuna de Santa Cruz de Santiago de Tenerife. Esta Casa Cuna aparece en en mi novela El negro y en la que estoy trabajando ahora. En ambas, el protagonista narrador pasa los primeros años de su vida en la Casa Cuna. Yo no estuve allí, a pesar de que la maltratadita de mi destino pensara que a mí mi madre no me parió sino que me encontró en un barranco. Conozco la Casa Cuna por una mujer que se llamaba Carmen, con la que yo dormía cuando tenía la edad de doce años. Era una palmera hermosísima y bellísima que vivía en una cueva de Las Llavitas, contiguo barrio al barrio de Barrio Nuevo, por encima de los chalés de los alemanes. Tenía un hijo (Policarpo) en la Casa Cuna e iba a verlo todas las tardes, y yo la acompañaba. Conozco aquello, junto al instituto donde, con el paso del tiempo, conocí a mi primera novia, nunca olvidada, y donde el independentista H odió a una españolista profesora que, según él, hizo cometer pecado de fornicación a casi todos sus alumnos, menos a él y a su amigo Mundo, primo de mi ex amigo Roberto Cabrera, que no quisieron entrar por la ternura de aquella profesora y pagaron su rebeldía juvenil con sendas expulsiones. La dama era de izquierdas.

Ajeno al robo de sus 50 euros, Javier me pasó anoche, para que la leyera, una novela envuelta en plástico. El asqueroso plástico dan ganas de tirarla a la basura, pero comienzo a leerla, y nada de basura. Es una novela que merece el cuidado de Anghel Morales. Javier Hernández es un autor que ha demostrado estar entre los que importan. Sus novelas Factotum y La identidad fragmentada, junto con un impecable libro de cuentos (próximo a salir en la colección Idea-Aguere) muestran a un autor de respeto.

Partido España-Paraguay. Mi padre a favor de España. Yo en contra.
--Se lo pedí a la Virgen de Candelaria --dice mi padre cuando Casillas paró el penalti. Y luego pitaron otro a favor de España...--. Fuerte cabrón el árbitro. ¿No sé por qué coño repitió el penalti. Ese cabrón está contra España.
Y yo también estaba. Hasta que salió nuestro Pedrito. Y aquello ya fue otro equipo. Una España dinámica, colonizada por un canario.
Bajé luego al bar Castillo.
Apareció Orlando.
--Oye, por favor, dile a Lizundia que me perdone, que fue culpa de la borrachera, que su libro seguro que es una maravilla, pero ningún godo tiene que venir a decirnos cómo tenemos que independizarnos.
Le digo que Víctor no es godo. Pero no lo asimila. En fin, noche y día para un Ulises. Y Ramón ausente.

pueblo

Puto pueblo este de ladrones y listillos, y espero que el nahualt de Tijuana no me siga diciendo que si yo me creo representante del pueblo o de la ciudadanía. ¿Cómo voy a ser representante de algo a lo que, a veces, me dan ganas de darle patadas por el culo? Lo mismo te la cuelan doblada, cuando te descuidas, pueblerino que ciudadano. Este vez el ciudadano Chani. Pero hubiese podido ser el pueblerino cuerpo de la Guardia Civil de Tráfico, cuando volvía de La Laguna después de sendas presentaciones de libros. Actos memorables ambos. El del libro Canarias, diversos nacionalismos, en la librería Al Faro, con el poeta Orlando diciéndole a Víctor: "¿Quién te crees tú para decir lo que nosotros tenemos que pensar?", sin saber que Víctor, aunque fonetice más parecido a los de Valladolid, León o al español hablado en Donostia, es canario viejo. No se quedó el poeta a oír ninguna respuesta. Dio un portazo y se mandó a mudar. Ni apareció por el Ateneo poco después. Aquí en el Ateneo, Domingo Corujo, un hombre a quien no sólo vale la pena oir su palabra sino también cuando toca la guitarra de su invención o el timplillo. Genial. Entre el ron de Al Faro y el vino del Ateneo cogí el coche, con José Rivero y Lorenzo de pasajeros. A Lorenzo lo botamos en la terminal de guaguas en Santa Cruz, y Pepe y yo seguimos pal pueblo donde aún los poderes fácticos no han bloqueado el acceso al mar. Hijos de puta. Lo que se merece el puto pueblo. Con Chani haciendo de las suyas, y Marcelino el oyente, en lugar de ponerse airado, en la tasca El Asunto, contra el hombre que in illo tempore le tocó la oreja izquierda en el bar Castillo, perdió vigilancia contra los manejos de Chani, a quien dio dinero para hablar con Dios y el poeta del pueblo se quedó con la oración. Adiós, viejo marino, a los cien euros que ganaste yendo a depescar lubinas a las jaulas frente a Igueste.
¿Representante del pueblo ciudadano? Y una mierda. El pueblo, si te descuidas, o te roba la cartera o la novia (o el novio) o te da por saco a ritmo de tango norteño o de tajaraste. Un día una Asociación del pueblo convocó a las masas a la puerta de la iglesia y el del altavoz dijo que a la izquierda se pusiesen los que estaban a favor de quitar la escalinata histórica (de 1927) para sustituirla por la actual, gris como la muerte. La izquierda se llenó de multitud de amantes de la modernidad gris, y a la derecha dos idiotas, yo y otro carcamal enamorados de la vieja escalinata. ¿El pueblo?, al carajo el pueblo. Que le den. Salvo a los poco con los que puedes andar sin andar vigilando la cartera o el ojo negro, caso de José Rivero Vivas. De su hilvanado San Andrés espero hablar en breve. Pero antes...
--No estarás escribiendo de mí en el blog --me pregunta mi sobrino.
Estoy en casa de mi hermana. Mi cuñado sé qué salió antes con dos cajas de libros. No sé qué libros serían esos.
--No, no estoy hablando de ti, pero a lo mejor escribo un capítulo titulado El fantasmal dueño de Thor.
--Chito --llama mi padre, vete acercándote.
La mesa esta puesta. El pueblo se reúne, la familia se reúne. Menos mi cuñado, que se fue con los libros. Viva Alemania.